Revista Deportes

骨攻手 Kotsusete (Ataque al sistema óseo)

Por Cuervo

Introducción

El esqueleto humano está formado por, aproximadamente, 206 huesos que se encuentran unidos entre sí por cartílagos, tendones, ligamentos y músculos, formando una estructura sólida que proporciona estabilidad, locomoción, protección, etc...
Para cumplir estas funciones, los huesos están diseñados para soportar altos índices de presión y compresión siendo esta resistencia diferente según el tipo de hueso: Largos, con forma cilíndrica; cortos, con forma cuboide; Planos, cuya función principal es proteger los tejidos blandos; e irregulares, cuya función principal parece ser proteger el sistema nervioso central.
Debido a que los huesos están compuestos de pequeños cristales de materia ósea dura, unidos por una matriz de colágeno flexible, pueden soportar tensiones 25 veces mayores que el granito y mucho más fuerte en compresión. En general se estima que soportaría una fuerza igual a 130 veces el peso del cuerpo o lo que es lo mismo 130 N, estas magnitudes varían dependiendo del hueso, sus dimensiones y sus características, pudiendo llegar a ser necesaria una fuerza de 25000 Newtons.
Estas características, unidas al hecho de que el cuerpo humano no es rígido ni inamovible, llevan a la conclusión de que es extremadamente difícil provocar una fractura con solo un golpe salvo en determinadas circunstancias, existiendo huesos más susceptibles que otros a las fisuras y fracturas, por ejemplo las costillas y, especialmente, las flotantes.
La diferencia entre fractura y fisura es que, en los dos casos, hay una pérdida de continudidad en el téjido óseo, sin embargo en caso de fractura existe un desplazamiento de los extremos.
En el conjunto de fracturas, las más fácilmente provocadas en Artes Marciales son las llamadas "Fracturas articulares", en las que se daña el hueso con lesión o pérdida de contacto con el cartílago o ligamento que une la articulación..
Imagen

Técnicas y Formas

Las formas de Ataque al Sistema Óseo, pueden clasificarse en dos:
  • Geki Waza o Atemi Waza. Técnicas de golpeo a zonas sensibles, por ejemplo las costillas, o la zona craneal, igualmente en la rótula, con el fin de provocar lesiones tanto en el hueso como en toda la articulación o el tobilla.
  • Katame Waza. Usándo este tipo de ataque para conseguir la inmovilización del adversario por el dolor agudo que la lesión provoca, además de inutilizar la extremidad.

Atemi Waza
Golpear en zonas en las que es posible, bajo determinadas condiciones, causar una fractura ósea, necesita grandes dosis de precisión, impactando preferiblemente cerca de la zona articular y que el golpe se realice de modo percutante.
La zona articular presenta una mayor desprotección muscular, de ahí que sea más fácil alcanzarla y, al provocar un choque entre sus huesos, producir la fractura.
La técnica más utilizada consiste en aprovechar la fuerza cinética del propio adversario para chocar e impactar en la zona ósea en determinados ángulos.
Imagen Al ejercer la fuerza en un plano totalmente horizontal, se choca con la resistencia natural de la musculatura además de la cinética, sin embargo, al utilizar un ángulo de, aproximadamente, 45º, la fuerza muscular actúa a favor del golpe, debido a su capacidad contractora que fuerzan los huesos en una determinada dirección.
La fractura se produce por el choque entre los huesos producto del impacto.
Katame Waza
Como ya se ha apuntado anteriormente, la fórmula más común de ataque al sistema óseo es en las inmovilizaciones.
Su objetivo es inutilizar la zona a fracturar e inmovilizar al adversario por el dolor intenso que produce.
Hay que puntualizar que, a pesar de ser posible, no es nada fácil, requiriendo precisión y fuerza, además de anular o vencer la resistencia natural que ofrecen los músculos.
Para lograr la fractura o lesión ósea, se utiliza la Palanca, poniendo como punto de apoyo la rodilla y cargando sobre ella todo el peso corporal, al tiempo que se ejerce presión, en sentido contrario, del punto más alejado del miembro, extremidad o zona a lesionar.
Imagen Con el adversario tumbado sobre el vientre y pecho, decúbito prono, se consigue una primera inmovilización por flexión de la muñeca y mediante torsión externa se coloca el brazo de modo que la musculatura deje la zona ósea al descubierto.
Presionando el húmero por encima del codo con la rodilla y forzando el antebrazo, además de utilizar la luxación de muñeca, se produce el brazo de palanca necesario para forzar los huesos más allá de su resistencia natural.
Imagen Teniendo como punto de apoyo el antebrazo, cerca de la muñeca, sobre una de las rodillas, el peso del cuerpo presiona y fuerza hacia abajo, lo que se traduce, físicamente, en un ángulo de 45º aproximadamente con relación al eje del brazo.
Al ejercer la fuerza en el lateral interno, la fuerza muscular de tríceps y bíceps no puede oponerse a la presión ejercida. De forma instintiva tenderán a tensarse, con lo cual las fuerzas combinadas (de elongación y tracción) favorecen la rotura de la articulación y la consiguiente fractura ósea.
El resto de músculos que inciden en la articulación del hombro, quedan anulados por la posición del brazo, abierto y girado hacia el exterior.
Imagen Cuando el adversario se encuentra en decúbito lateral, las costillas quedan desprotegidas, siendo precisos, únicamente protegidas únicamente por los músculos intercostales.
Para anular su fuerza se aplica una palanca en su brazo que induce a tensar los músculos en resistencia a dicha palanca.
La rodilla se coloca sobre las costillas, en el lateral, cargando todo el peso en la zona donde los dorsales no pueden actuar. Esta fórmula impide, además, una respiración normal, al presionar la caja torácica dificultando su expansión, lo que redunda en una menor resistencia de los músculos a la presión de la rodilla y, por ende, facilita la fractura.
Imagen En el Koryu Shinkyoku Taijutsu, es habitual usar una combinación de técnicas, lo que anula la respuesta cerebral al no poder atender dos situaciones de peligro simultáneamente.
Los huesos craneales, no poseen una musculatura que proteja las articulaciones. No por ello resultan más frágiles ya que, dada su constitución y forma, son más flexibles y resistentes que otros, sin embargo aunque no haya fractura propiamente dicha, si se puede producir un edema entre el hueso y el órgano interno que protegen, el cerebro.
En esta combinación se utiliza una palanca sobre el brazo que actúa de elemento de distracción, los músculos del brazo, incluídos los pectorales, se tensan ofreciendo resistencia a la palanca, dejando la caja torácica más despejada para una presión o golpe con todo el peso corporal.
La otra rodilla, presiona y golpea el cráneo, en alguna de sus uniones, en este caso, la sien.

Consideraciones finales

El ataque al sistema óseo es bastante expeditivo, puesto que está destinado a lesionar, más o menos gravemente, al adversario, más que a su inmovilización propiamente dicha, se trata de incapacitarle para continuar con la agresión.
Sin embargo, se necesitan algunas matizaciones:
  • Tanto como golpe, como por presión, se necesita una superficie de apoyo para que la zona a atacar no sufra variación por la inercia del golpe o el movimiento.
  • Un principio físico enuncia que una mayor superficie ejerce una menor presión, puesto que la fuerza originada se dispersa por dicha superficie, por tanto la zona con la que realiza la presión o golpe debe ser lo más pequeña posible. En el caso del puño, la zona conocida como "Seiken", aunque es más eficaz el uso de un solo dedo, mejor en "Nakadaka", es decir usando el dedo doblado y su articulación como superficie de contacto.
  • En general, los huesos cortos ofrecen mayor resistencia que los largos y su composición les hace resistentes a una presión muy alta, por lo que si se exhorta a estudiar los ángulos y formas de ataque en que vencer esa resistencia natural.
  • A pesar de que, para su estudio, se clasifiquen y se distingan entre diferentes sistemas, el cuerpo humano es una unidad en la que todos sus componentes están relacionados. No es posible ejecutar una técnica que ataque al sistema óseo sin que haya que intervenir en el sistema muscular y, este ataque, incidirá en el sistema nervioso y visceral. Por lo que es imprescindible estudiar y experimentar las diferentes reacciones de toda clase de adversarios ante este tipo de ataques.


Volver a la Portada de Logo Paperblog