Revista Expatriados

Krishna (2)

Por Tiburciosamsa

Krishna es un personaje riquísimo y complejísimo. Si nos vamos a la mitología griega, podemos ver que reúne elementos de Dyonisios, Hércules, Edipo, Orfeo… Mi impresión es que en Krishna confluyeron mitos diversos que inicialmente habrían estado separados.

Los Vedas, que son los primeros textos del hinduísmo, datan de la segunda mitad del segundo milenio antes de Cristo. La imagen que ofrecen del panteón hindú es muy distinta de la que se desarrollaría más tarde. En ellos, los dioses esenciales son Indra, Agni y Surya, que son los tres dioses celestiales y vinculados con el elemento fuego. Vishnu juega un papel muy menor. En el Rig Veda, que es el texto más antiguo, el nombre de Krishna aparece en cuatro ocasiones en forma apelativa, sin que pueda saberse a qué personaje alude. Un ejemplo de esas menciones es: “Aquí Krishna os invoca, oh Asvines, Señores de la vasta riqueza”.
La primera mención clara a Krishna aparece en el “Chandogya Upanishad”, que data aproximadamente del 600/700 a.C. En ella Krishna, hijo de Devaki (“Krishna-Devakiputra”), aparece como discípulo del sabio Ghora Angihasa, quien le enseña tres principios para refugiarse: “Tú eres indestructible. Tú eres eterno. Tú eres el flujo de la vida.”    En el período de tiempo que media entre la redacción del “Chandogya Upanishad” y la del “Bhagavad Gita” (entre finales del siglo V a.C. y el siglo II a.C.), hay referencias a Krishna en varias obras que apuntan a su estatus divino o semidivino y que sugieren que ya circulaban historias relativas a Krishna que aparecen plenamente desarrolladas en textos más tardíos.  Sunil Kumar Bhattacharya en “Krishna-Cult in Indian Art” defiende una tesis muy interesante. Krishna habría sido una divinidad de la tribu no-aria de los abhiras, que vivían en la región de Mathura. Cuando los arios incorporaron a Krishna a su panteón, lo amalgamaron con Vishnu. Además, el proceso no se llevó a cabo inmediatamente y ocurrió en paralelo con intentos de amalgamarlo con Indra, que finalmente no prosperaron. Según este autor el proceso de identificación Krishna-Vishnu habría ocurrido al final de la redacción del Bhagavad Gita o incluso después de su terminación. Un dato a favor del origen drávida de Krishna sería su propio nombre. Krishna deriva de la raíz sánscrita “krsna”, que significa “negro, oscuro”. Precisamente en ocasiones se le ha representado con la piel negra. Los drávidas se distinguen de los arios por su tez muy oscura. Battacharya se hace una pregunta muy interesante, para la que no tiene respuesta: ¿por qué vincularon a Krishna con Vishnu y no con otro dios? Vishnu era visto como un dios benevolente, un dios que acudía al rescate de la humanidad sufriente. Preserva el Dharma. Protege a los débiles. Ayuda a los dioses a luchar contra los demonios y los asuras. De la idea de Vishnu-protector a la idea de Vishnu encarnándose en un avatar para salvar a la humanidad sólo hay un paso. Pero eso no aclara la razón del vínculo estrecho entre Vishnu y Krishna. En la India precolonial había quienes pensaban que Krishna había sido un personaje histórico. Esta idea ha sido retomada por los neohindúes nacionalistas. Por ejemplo, N.S. Rajaram, que es uno de esos historiadores neohindúes empeñados en reescribir la Historia antigua de la India, ha escrito: “Krishna fue una figura histórica que vivió hacia el final de la Era Védica.Los relatos tradicionales indios están más cerca de la verdad que los de la indología occidental, que está coloreada por sesgos coloniales y misioneros y plagada de erudición flojal.” Por una vez estoy parcialmente de acuerdo con los neohindúes.La primera obra en la que Krishna aparece con un papel relevante es el “Mahabharata”, que narra la guerra de Kurukshetra entre los pandavas y los kauravas. El “Mahabharata” es una obra extensísima: su extensión es diez veces la de la “Iliada” y la “Odisea” juntas. Su proceso de redacción debió de ser muy largo. Los estudiosos piensan que refleja la situación y acontecimientos de los siglos IX-VIII a.C. Pienso que, al igual que la “Iliada” refleja una guerra que probablemente ocurrió, hay una base histórica real en lo que cuenta el “Mahabharata”. Siendo así las cosas, no es imposible que Krishna, tal y como aparece en el poema, aluda a algún personaje histórico posteriormente divinizado o confundido con el Krishna en trance de divinización. El “Bhagavad Gita” probablemente fue compuesto por una sola persona y se insertó en el “Mahabharata” en una fecha relativamente tardía en su proceso de elaboración. Es en el “Bhagavad Gita” donde se pone de manifiesto en su plenitud la divinidad de Krishna. En él Krishna es aludido como “esposo de la diosa de la fortuna”, “sustentador de las gentes”, “bendito señor”. Krishna es lo Absoluto, Dios: “Aquel que así conoce, realmente, Mi divina encarnación y Mi obra, cuando deja este cuerpo, no renace más; él llega a Mí, ¡oh Arjuna! Libres del apego, del miedo y de la ira, absortos en Mí, tomando refugio en Mí, purificados, por la austeridad y el discernimiento, muchos han alcanzado Mi Ser.(…) Todo este mundo es interpenetrado por Mí, en Mi estado inmanifestado. Todos los seres están en Mí, pero Yo no estoy en ellos”. La verdad es que llama la atención la rápida promoción de Krishna que pasa de no ser casi mencionado en los himnos védicos a convertirse en la imagen de lo Absoluto.

Eso sí choca esa apoteosis de Krishna con ciertos momentos del Mahabharata en los que Krishna obra de maneras no demasiado éticas y que incluso podrían ser consideradas como a-dhármicas. Krishna llega a decirles a los pandavas algo tan maquiavélico y poco espiritual como: “Dejando de lado la virtud, oh hijos de Pandu, adoptad alguna artimaña para obtener la victoria”. Este maquiavelismo de Krishna ha incomodado y desconcertado a muchos hindúes, pero es muy fácil de explicar.
Elaine Fisher en “The Devious God: Mythological Roots of Krishna´s Trickery in the Mahabharata” da la siguiente explicación, que me parece convincente: el Mahabharata, compuesto por varias manos a lo largo de varios siglos, recoge distintas maneras de entender la divinidad. La idea de dioses amorales que no dudan en recurrir a tretas arteras para conseguir sus fines, existe en los vedas y es un lugar común en la mitología griega. Pensemos en Zeus, el padre de los dioses, disfrazándose de oca para echar un casquete con Leda. Suena más a viejo verde que a divinidad exaltada. El “Bhagavad Gita” sería más tardío y respondería a una visión de lo divino más trascendente y más próxima a la que nos es familiar.
En el siglo III a.C. las expediciones de Alejandro Magno pusieron en contacto a los griegos con la India. Megasthenes menciona que Dionysos y Hércules eran adorados en la India. Los estudiosos piensan que este Hércules no era otro que Krishna. Los argumentos para establecer esta equiparación son: sus principales adoradores eran los surasenoi, que han sido identificados con los shurasenas, una rama de la dinastía Yadu a la que pertenecía Krishna; una de sus dos grandes ciudades era Methora (aquí es fácil reconocer el nombre de Mathura) y la otra Kleisobora, que puede interpretarse como la transcripción de Krishnapura. Megasthenes da algunos detalles del Hércules indio que podrían atribuirse a Krishna: que limpió la tierra y el agua de bestias malignas (recordemos que Krishna de niño mató a una serpiente muy venenosa y a una ogresa) yque tuvo muchas mujeres. También hay otros detalles más discutibles: que le representaban con una maza y una piel de león, que dividió la India entre sus hijos en partes iguales, que fue el fundador de Palibothra.
Bastantes autores encuentran que la ecuación Krishna = Hércules está cogida por los pelos. En mi opinión, lo más que podemos decir es que Megasthenes se encontró con divinidades indias que le recordaron a Dionysos y a Hércules y creyó que eran las mismas. Ni tan siquiera podemos descartar que Megasthenes se liara y pusiera en el mismo cajón a dos o tres divinidades. Pensar que los autores griegos clásicos nos van a enseñar algo sobre el culto a Krishna en los siglos inmediatamente anteriores a Cristo es un error.
Otras obras indias posteriores al Mahabharata que hablan de Krishna son el Harivamsha, el Vishnu Purana y el Bhagavata Purana. El Harivamsha narra la historia de Krishna desde su nacimiento hasta los acontecimientos del Mahabharata, centrándose sobre todo en su vida entre los vaqueros. Sus partes más antiguas podrían datar del siglo II a.C. El Krishna que aparece en esa obra es un héroe tribal y pastoril y posiblemente refleje tradiciones más antiguas. Es posible que fuera compuesto para responder a la curiosidad de sus fieles por saber más sobre la vida de Krishna anterior a los acontecimientos del Mahabharata. Sería un poco como ocurre con los Evangelios. El más antiguo, el de San Marcos, comienza directamente con el bautismo de Jesucristo en el río Jordán. Los demás ya se preocupan por dar detalles, seguramente inventados, sobre su infancia. Seguramente uno de los ejemplos más antiguos de las peticiones del oyente.
El Vishnu Purana posiblemente date del siglo IV d.C. Quiere ser una especie de Historia universal desde la creación. Una indicación de la importancia que ya para entonces tenía Krishna es que le dedica el quinto de sus seis libros, que es demás el más largo. Un ejemplo del tratamiento que recibe Krishna en esta obra:
Era una distracción del señor del universo, en tanto que hombre, arrojar diversas armas contra sus enemigos. ¿Qué esfuerzo para aniquilar a sus enemigos le sería necesario a aquél cuya voluntad crea y destruye el mundo? Era por someterse a las costumbres humanas que se aliaba con los valientes y hacía la guerra a los mezquinos. Recurría a los cuatro tipos de política, es decir a la negociación, los regalo, sembrar cizaña y reprender, y a veces incluso le tocaba huir. Así, imitando la conducta de los hombres, el señor del mundo iba a sus actividades.”
Yo veo una descripción que le habría resultado familiar a cualquier griego: un dios que se mete en los asuntos humanos y puede ser igual de capullo que el más capullo de los hombres. La diferencia es que aquí hay una trascendencia e inefabilidad que no se advierte en los dioses griegos. Desde una óptica judeocristiana choca la idea de que lo Absoluto pueda encarnarse en un avatar que se comporte como un concejal de urbanismo de un municipio español. Para nosotros, Dios sólo puede encarnarse en alguien sublime como Jesucristo. Esto sólo ya muestra lo distantes que están las concepciones indias sobre la religión de las nuestras.
De cara al culto a Krishna la obra más influyente sería el Bhagavata Purana. El Bhagavata Purana fue compuesto en algún momento indeterminado entre los siglos V y X d.C. El Bhagavata Purana dedica el décimo de sus 12 libros a Krishna; eso sí, ese libro por sí solo representa en torno a la cuarta parte de la obra. El Krishna del Bhagavata Purana es un dios compasivo y amoroso con el que la relación a mantener por parte del fiel es una de devoción. El Bhagavata Purana se extiende con las historias de Krishna como el niño travieso que roba mantequilla a su madre, el niño milagroso y salvador que sostiene una montaña con el dedo y el vaquero que enamora a todas las mozas.
Cuando empecé a escribir sobre Krishna, mi objetivo era centrarme en lo que tiene de símbolo arquetípico. Lo que me he encontrado ha sido un panorama tan vasto y tan complejo que no sé cómo abarcarlo. Krishna abarca funciones y arquetipos que darían para todo un panteón de divinidades. Osho ha expresado muy bien esa riqueza de Krishna y con él termino:
Todas las religiones, hasta ahora, han dividido la vida en dos partes y mientras que aceptan una parte, niegan la otra. Tan sólo Krishna acepta la vida en su plenitud (…) Krishna ha aceptado y absorbido todo lo que la vida es. (…) Acepta la vida en todas sus facetas, en todos sus tiempos y colores. Sólo él no escoge, acepta la vida incondicionalmente. No rechaza el amor, siendo un hombre no huye de las mujeres. Como uno que ha conocido y experimentado a Dios, sólo él no gira el rostro ante la guerra. Está lleno de amor y compasión y sin embargo tiene el valor de aceptar la guerra y combatir. Su corazón es completamente no violento, pero se sumerge en el fuego y la furia de la violencia cuando se hace inevitable. Acepta el néctar, pero no teme al veneno. De hecho, uno que conoce la no-muerte, debería libre del temor a la muerte. ¿De qué vale el néctar que teme a la muerte? Quien conoce el secreto de la no-violencia debería dejar de temer la violencia. ¿Qué tipo de no-violencia es ésa que teme a la violencia? ¿Cómo pueden el espíritu, el alma, temer al cuerpo y escapar de él? ¿Cuál es el significado de Dios si no puede abarcar a todo el mundo en su abrazo?”

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