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Kylian Mbappé, con potencia para dominar el mundo

Publicado el 03 septiembre 2018 por Trescuatrotres @tres4tres

Durante esta temporada pretendo acercar a nuestros lectores a las mayores promesas de las grandes ligas europeas. Algunos ya serán nombres muy conocidos, en otros artículos intentaré descubriros nuevas apuestas de futuro. Pero para este primer día, he escogido al que parece tener todas las cartas a su disposición para convertirse en el dominador del fútbol mundial a medio plazo, el francés Kylian Mbappé.

Su potencia, su verticalidad, el desparpajo con el que destroza defensas y su facilidad para el gol, recuerdan al mismísimo Ronaldo Nazario. Incluso le mejora en alguna cosa, como en la capacidad para ocupar más campo con su juego o una gran capacidad para repartir asistencias. Puede jugar junto a un ariete o abierto a banda derecha, teniendo recorrido suficiente para ello, y rompiendo hacia el centro en arrancadas imparables. No es solo rápido, también hábil, aunque sin excesivos adornos. Su fútbol es natural, innato y de una potencia brutal.

Este parisino de 19 años, hijo del exfutbolista camerunés Wilfried Mbappé y de la exbalonmanista Fayza Lamari, tiene un hermano mayor adoptivo también futbolista, Jirès Kembo Ekoko, que milita en el Bursaspor turco. Sus inicios fueron en el AS Bondy, equipo de barrio de las afueras de París, si bien con 14 años ya pasó a formar parte de la cantera del Mónaco. Su progresión meteórica le llevó a debutar en el primer equipo tan solo dos años más tarde, con aun 16 años, batiendo el record de precocidad en el club que tenía otra leyenda del fútbol francés, Thierry Henry.

Todo en la carrera de este jugador ha ocurrido muy rápidamente. En la misma temporada de su debut ya fue titular en un par de partidos, pero en la siguiente, durante la que alcanzaría los 18 años, no solo se convirtio en un delantero imprescindible para Leonardo Jardim, sino que llegó a anotar 15 goles y a repartir 11 asistencias en el año en que el Mónaco se proclamó campeón de la Ligue 1. No contento con ese dato, fue fundamental para que su club alcanzara las semifinales de la Champions League anotando seis goles en las eliminatorias ante rivales como Manchester City, Borussia de Dortmund y Juventus. Definitivamente, había nacido una estrella capaz de fajarse en edad juvenil con los más granados rivales internacionales.

Vista su progresión y su condición de estrella en las categorías inferiores de la selección francesa, da la impresión de que Deschamps tuvo algo de calma para darle la responsabilidad de ser primordial en la selección absoluta. Debutó en Marzo de 2017, con 18 años y cinco meses, siendo el segundo debutante más joven con les bleus. No obstante, fue encontrando su hueco poco a poco durante la fase de clasificación para el Mundial de Rusia.

Mientras, en el verano de 2017 su cotización se puso por las nubes, sonando para todos los grandes del fútbol europeo. Finalmente, cuando ya había llegado a jugar el primer partido de Liga con el Mónaco, el Paris Saint Germain se hizo con sus servicios en condición de cedido, con un precio de compra de 180 millones que se ha hecho efectivo en este verano, convirtiéndose en el segundo fichaje más caro de la historia tras el de su compañero Neymar. Estas mareantes cifras no le marearon, incluso parecía querer aparecer como un meritorio a las espaldas de sus compañeros de delantera Neymar y Cavani, que peleaban por conseguir protagonismo (y por lanzar penaltis). Cerró el torneo liguero con 13 goles y siete asistencias, así como con algunas actuaciones memorables, si bien le quedó la misma espina que a todos sus compañeros de equipo tras la eliminación a manos del Real Madrid en octavos de la Champions League. Pero lo mejor estaba aun por llegar.

En el reciente Mundial de Rusia, con la selección francesa, al igual que hace en su club, aunque haya parecido buscar menos protagonismo que otros compañeros como Griezmann o Pogba, ha derrochado su talento natural. Para la historia queda su memorable actuación en octavos ante Argentina, en uno de los partidos más atractivos del torneo fue la estrella. También consiguió dejar la huella con un gol en la final y llevándose a casa el trofeo al mejor jugador joven del Mundial, que parecía inventado a su medida.

Esta temporada, con la llegada de Thomas Tuchel al banquillo parisino, Kylian parece menos aferrrado a la posición de extremo derecha que ocupaba con Émery o con Deschamps en la selección. Al aparecer más por el centro queda más cerca del gol y, en solo dos partidos y medio de liga que ha disputado, ya suma cuatro goles y dos asistencias.

En este fin de semana, ante el Nimes Olympique, fue protagonista para lo bueno y para lo malo. Vencía 0-2 al descanso el PSG tras abrir el tanteador Neymar y aumentarlo Di María con un brutal gol olímpico. Pero en el segundo tiempo el pequeño equipo del sur de Francia consiguió empatar a dos a menos de 20 minutos del final. Entonces apareció Mbappé, en el minuto 77, para cazar un pase largo con una carrera descomunal, hacer un control perfecto y batir con un remate en escorzo casi imposible dada la velocidad de su carrera. Posteriormente, Cavani completó el trabajo anotando el 2-4. Mostró su peor cara en el descuento, cuando empujó a Savanier tras recibir una dura entrada por su parte y acabaron ambos en la caseta expulsados por el colegiado. Aunque dice no arrepentirse de esta acción, no es más que un pecadillo de juventud que tendrá que aplacar en el futuro, ya que seguirá siendo presa de entradas fuertes dada su calidad.

Sin duda, estamos ante una estrella del presente llamada a ser el dominador del futuro del fútbol mundial. En un club grande como el PSG y formando parte de la selección campeona del mundo rodeado de múltiples jugadores aun jóvenes, sería una sorpresa no ver a Mbappé levantar muchas copas en los próximos años. Le queda mucho fútbol por delante y es difícil prever cómo será la carrera de un jugador de solo 19 años, pero todo apunta a que tendrá, si no lo tiene ya, el mundo a sus pies.

Kylian Mbappé, con potencia para dominar el mundo

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