Revista Cultura y Ocio

La atormentada vida de Paul Verlaine

Por Jordiguzman
La atormentada vida de Paul Verlaine

Paul Verlaine fotografiado por Dornac.

Paul Verlaine (1844-1896) es uno de los más grandes poetas que ha dado la literatura francesa inscrito al movimiento simbolista. Sin embargo, su actuación como hombre y especialmente como marido no fue ni mucho menos ejemplar. Se casó en 1870, a los veinticinco años de edad, con Mathilde Mauté, de dieciséis. Y bien pronto dio a conocer a su esposa su violencia y su destructiva afición al alcohol. Se ausentaba sin explicación y la golpeaba casi como costumbre. Una semana antes del nacimiento de su único hijo, propino tal paliza a su esposa que a punto estuvo de matar a madre e hijo. Cuando su hijo, Georges, tenia escasamente tres meses, le lanzó contra una pared, en un acceso de furia. En otra ocasión trató de quemar el cabello de su esposa.

Cada día más desquilibrado, Verlaine fue descuidando progresivamente su persona, sin lavarse ni cambiarse de ropa entre borrachera y borrachera, hasta que su vida dio un espectacular vuelco al enamorarse (según dijo, “por primera vez en su vida”) de un muchacho de diecisiete años, recién llegado a París y excepcionalmente dotado para la poesía: Jean Arthur Rimbaud (1854-1891), con quien mantuvo una larga relación destructiva, de carácter sadomasoquista. Esclavizado por su amado Rimbaud, Verlaine invito a su joven amigo a vivir en su propia casa, junto a su esposa e hijo. Rimbaud, no satisfecho con ello sufragaba sus gastos robándole cosas, incluida una cruz de marfil que había pertenecido a la familia de Mathilde durante generaciones.

En 1872, Verlaine abandonó definitivamente a su familia, marchándose con su amante, con el que vivió una explosiva relación, marcada por los celos y las continuas peleas, hasta que, intoxicado de absenta, disparo sobre Rimbaud tras descubrir que éste le era infiel con otro muchacho, hiriéndole en una muñeca. Aunque la herida de Rimbaud no fue muy importante, Verlaine hubo de purgar dos años de cárcel por intento de asesinato.

Verlaine, al salir de la cárcel, volvió a escribir poesía y en 1896, a los cincuenta y dos años, moría en brazos de su ultima amiga, Eugenia Krantz, una prostituta retirada que le acompaño en sus últimos años.

Fuente: El libro de los hechos insólitos. Gregorio Doval. Alianza Editorial. Biblioteca de consulta Nº 8124.

Podéis leer una selección de algunos de sus poemas en A media voz.

Primavera

Tiernamente la joven mujer de cabello rojizo
Conmovida ante tanta inocencia
Le dijo a la rubia muchacha
Estas palabras en suave voz

“Savia que se eleva; flores que se abren
tu juventud es una glorieta
permite a mis dedos vagar por la hierba
donde se estremece el capullo de la rosa

Déjame por entre el herbaje puro
Beber las gotas del rocío
Que  humedece a  la tierna rosa,..

De modo que el placer, mi cariño
Avive tu rostro
Como el amanecer el azul del cielo

Su adorado cuerpo bello, armonioso
Perfumado, blanco como el blanco
Rosa, emblanquecido con pura leche, rosado
Como un lirio bajo un cielo púrpura

Bellos los muslos, enhiestos los pechos
Tu espalda, hombros, vientre, un banquete
Para los ojos y para las curiosas manos
Para los labios y todos los sentidos

“Pequeña niña, deja ver si tu lecho
tiene aún debajo de la roja cortina
la hermosa almohada que lleva
y las salvajes sábanas. Oh a tu lecho.


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