Revista Arte

La balsa de la medusa.delacroix

Por Baluarte

Paralelamente al desarrollo del Neoclasicismo va a darse el surgimiento de las tendencias prerrománticas que se interrelacionarán con él y que se afirmarán ya en las primeras décadas del siglo XIX. En esta época el programa de la Revolución francesa fracasará y tras la derrota de Napoleón veremos la restauración monárquica de los Borbones en Francia y la represión de las corrientes liberales por toda Europa dónde, tras el congreso de Viena, triunfarán la reacción y las monarquías absolutas.Los románticos se aproximarán a lo subjetivo, lo pasional, lo sensual, lo impulsivo y emocional, lo irracional, lo trágico y lo exótico( España, y sobre todo Andalucía, el Oriente y lo árabe despertarán su imaginación como ambientes en los que se dan todos los factores expresados anteriormente y aparecerán frecuentemente en sus imágenes). Pero también demostrarán interés por la Edad Media, que reivindicarán frente al desprecio que ésta había sufrido por parte de las tendencias clasicistas anteriores( este interés por la Edad Media provocará el surgimiento de las tendencias historicistas y con ellas la del Neogótico, que tan popular sería a lo largo de ese siglo).
Verán a la Naturaleza como algo dinámico y al Amor como algo cautivador pero incontrolable que podía llegar a ser trágico juguete del Destino.
El artista, y esto es verdaderamente nuevo y marcará en adelante el desarrollo del arte occidental, reivindicará su subjetividad, la idea de que el arte es un vehículo de expresión de sus sentimientos e impresiones sobre el mundo y que la única ley a la que debe someterse es a la de su propia voluntad. Sus ideas políticas, por lo general, estarán vinculadas al progresismo burgués y a los valores de la pasada revolución de 1789 y la contemporánea de 1830.
En este periodo surgen también los primeros nacionalismos que producirán los movimientos independentistas de, por ejemplo, Grecia, Bélgica y Polonia a los que los artistas románticos se asociarán. Géricault falleció joven, lo cual impidió que tenga una obra tan extensa como la de Delacroix, pero las obras que dejó permiten situarlo al mismo nivel que éste. Como él, recuperará los valores más pictóricos de pintores como Rubens por el que expresará su admiración:
pincelada más suelta, empastes,…y contrastes entre luces y sombras más violentos, así como composiciones más dinámicas.Comprometido políticamente con los valores de la revolución de 1789 ( a pesar de que nació en 1791), Géricault pintará numerosos cuadros en los que los jinetes del ejército napoleónico aparecerán como nuevos héroes románticos que contribuirían a divulgar los valores de dicha revolución. Tras la Restauración borbónica su compromiso político se mantendrá. Entre sus obras podemos destacar el “Oficial de cazadores a la carga”, “El Coracero herido abandonando el frente”,” El derby de Epson”, los numerosos retratos de locos y su obra más conocida que es “ La Balsa de la Medusa”.Éste es un óleo sobre lienzo de gran tamaño. Géricault combina en él pinceladas que se funden con otras ligeras y otras más empastadas, pudiéndose decir por esto que hay una gran valoración de lo pictórico. La gama de colores empleada es muy limitada y predominan los tonos ocres, pardos y verdosos oscuros.
El claroscuro es muy acusado y sus contrastes contribuyen a subrayar el dramatismo de lo representado. La composición es muy dinámica y está dominada por una M cuyos vértices coinciden con el mástil de la balsa y la mano del náufrago que agita un trapo. Este último vértice está reforzado por la pirámide que marcan los cuerpos y brazos de las figuras que se alzan bajo él. Las figuras, perfectamente modeladas con el ya mencionado claroscuro, presentan variadas posturas y gestos mostrando magníficos escorzos de los cuerpos de los fallecidos, el gesto de desesperada resignación del personaje que se cubre con un paño rojo mientras sostiene el cuerpo muerto de un joven o aquellos que se levantan alzando sus brazos esperanzados ante el barco que acaban de descubrir en el horizonte.Éste es un cuadro de denuncia de un hecho contemporáneo: Un barco francés de nombre “la Medusa”, capitaneado por un aristócrata incompetente, había embarrancado frente a las costas de Mauritania. El barco llevaba como pasajeros a algunos aristócratas que habían invertido en las colonias francesas de Senegal. El capitán, la oficialidad y los pasajeros decidieron abandonar el barco en las lanchas salvavidas y que la tripulación lo hiciera en una balsa construida con maderos y tablas del barco que estaría amarrada a ellas. Al ver que la balsa frenaba el avance de las lanchas, los ocupantes de éstas decidieron cortar amarras y abandonar a la tripulación en la balsa. Mientras los ocupantes de las lanchas conseguían salvarse, los 149 marineros abandonados en la balsa sufrieron todo tipo de penalidades. Muchos se suicidaron, otros fueron asesinados por sus compañeros e incluso se dieron casos de canibalismo para intentar sobrevivir. Cuando trece días más tarde fueron rescatados por otra embarcación sólo sobrevivían quince personas de las que cinco fallecerían en los días siguientes. El capitán del barco fue condenado a sólo tres años de cárcel.Géricault utilizó el cuadro para criticar la burocracia, la incompetencia y el clasismo aristocrático de la monarquía de la restauración y para su elaboración realizó retratos de los supervivientes, una maqueta de la balsa que soltó en el canal de la Mancha para estudiar su movimiento por las olas y numerosos bocetos preparatorios. Entre los personajes que pinta Géricault está además su amigo el pintor Délacroix que es quien aparece en el centro del cuadro como si indicara a sus compañeros el barco recién descubierto.Pero como buen romántico que era, Géricault quería remarcar el dramatismo de la situación para lo cual, además de los recursos antes comentados, dispuso de un modo casi escultórico los cuerpos de los náufragos, representó un mar agitado con grandes y amenazantes olas, cuando en realidad los ocupantes de la balsa sufrieron una terrible calma chicha e incluso parece querer dar la sensación de que la balsa se está apartando del rumbo del barco que han descubierto en el horizonte.
La Balsa de la Medusa no sólo fue un cuadro- denuncia sino que se convirtió en uno de los cuadros programáticos y más característicos del Romanticismo.

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