Revista Cultura y Ocio

La batalla de Antietam : la inolvidable gesta sangrienta

Por Joaquintoledo

batalla-de-antietamEscrito porJoaquín Toledo, especialista en historia del mundo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.

Luego de estallada la Guerra de Secesión estadounidense, los enfrentamientos armados no se hicieron esperar. Ni siquiera durante la guerra de independencia el país se había mostrado tan presto a desangrarse por una causa. La batalla de Antietam sea quizá una de las  más inolvidables de toda aquella campaña, pues es considerada como la más sangrienta en la historia de los Estados Unidos de Norteamérica pues  en tan sólo un día se produjeron 23 mil bajas aproximadamente.

La campaña de Maryland

En Virginia del Norte estaba Robert Lee, comandante supremo de las tropas confederadas (compuesta por cerca de 50 mil soldados). Luego de haber salido triunfante y satisfecho de la Segunda Batalla de Bull Run, librada entre el 28 y 30 de agosto de 1862, cruzó la frontera del estado de Maryland el 3 de septiembre del mismo año. Su avance no era para nada ingenuo o apresurado. Además de presionar intensamente a las tropas de la Unión, en dicho estado había gran cantidad de simpatizantes a la causa esclavista, razón por la que allí podría obtener provisiones, descasar y hasta ganar adeptos. Por otra parte, en el Norte acaecerían nuevas elecciones muy pronto, así que era indispensable un avance rápido que desbarate las buenas perspectivas unionistas. Sin embargo, desde un inicio los planes de Lee no marcharon como él realmente quería.

Antes que nada, sólo obtuvo una leve acogida en dichos territorios  y una nueva batalla contra la Unión se veía próxima, por lo que empieza a preocuparse. Para los confederados estaba claro que una victoria en suelo del Norte sería arrollador para la moral del enemigo  y le daría a los confederados más apoyo dentro y fuera del país. Los unionistas, si bien algo derrotados y con la moral baja, tenían un poderoso ejército a las órdenes de MacClellan, nada más y nada menos que unos 90 mil soldados. Su inteligencia funcionó bastante bien  y descubrieron mapas del propio Lee, así como órdenes de dividir su ejército en dos partes (en Virginia occidental y en Maryland). McClellan y sus hombres, ante la superioridad numérica de sus tropas, sabían que podían destruir cada grupo por separado, no obstante, tardó en tomar una decisión, suceso que pudo ser decisivo para ganar la batalla de modo contundente.

Ahora bien, en cuanto a las fuerzas los confederados, si bien habían iniciado con 50 mil soldados, estaba claro que los heridos, enfermedades, los enfrentamientos previos y deserciones le habían restado mucho. Al final sólo llegaron con 35 mil hombres a la batalla. Lee contaba con, además, 246 cañones. Su ejército se acercó a la población de Sharpsburg y parte de sus fuerzas fueron desplegados al otro extremo del riachuelo de Antietam Creek. Era ya 15 de septiembre.

Haciendo gala de su capacidad estratégica, Lee había situado a su ejército en un paraje natural que ofrecía una defensa fuerte, no podemos decir que inexpugnable, pero estaba claro que buscaba compensar su desventaja numérica, por ello, se atrincheró en cercas y vallas de piedras, hoyos, grietas y todo lo que pudiese servir de trinchera natural. En cuanto al riachuelo, se le podía vadear, ya que había hasta tres puentes de piedra distanciados por un kilómetro. Lee también analizó los contras  y se trataba del escape. En caso de una retirada su retaguardia estaba dificultada por el río Potomac donde solo había un cruce.

En el frente principal de batalla Lee llegó con unos 18 mil soldados pues como hemos mencionado tuvo que dividir su ejército. Envió parte de sus fuerzas a Harpers Ferry para así poder capturar la poderosa guarnición federal que estaba bloqueando la boca del valle de Shenandoah. En cuanto a la Unión contaba con cerca de 90 mil soldados y 300 cañones. Al lugar del encuentro llegaron las poderosas fuerzas de McClellan el 15 de septiembre, y este, desconociendo las mermadas fuerzas de su enemigo, retrasa el ataque por un día.

a toma de Harpers Ferry

Jackson, militar confederado, fue enviado a tomar esta importante guarnición, avanzando el 10 de septiembre de 1862, luego de ser reforzado por las divisiones de los generales Hill, Walkers y MacLaws, hacia el norte y el oeste. El día 12 rodeó la sólida posición enemiga desde las colinas de los alrededores. El día 14 puso sus seis divisiones en posición, de más está decir que desde un punto alto los de la Unión eran indefensos por lo que bastó solo una hora de bombardeo con sus cañones para conseguir la rendición. El general White de la Unión se rindió dejándoles a sus enemigos un botín considerable, basado en 13 cajas de armas livianas, 73 cañones, 200 furgones y provisiones de todo tipo como algunas golosinas. Se hicieron además con 13583 prisioneros.

Una vez tomada esta importante posición, el grueso de las fuerzas de Jackson marchó hacia Antietam inmediatamente para reunirse con el cuerpo principal de Lee. Hill quedó a cuidado de la guarnición. Como ya hemos mencionado, McClellan se llegó a enterar de la división existente entre las fuerzas de Lee, pues una nota enviada por éste a Hill envuelta alrededor de tres cigarros fue dejada caer por descuido en Frederick, apoderándose de la misma un federal. McClellan no aprovechó su oportunidad de arrasar a Lee  y cuando llegó a Antietam los soldados de Jackson ya se habían unido a los de este.

Recién el 16 de septiembre McClellan ordena a los hombres de Hooker cruzar el arroyo de Antietam Creek. Hubo algunos intercambios de disparos y de artillería en la zona conocida como East Woods. La estrategia de McClellan era arrollar el flanco izquierdo enemigo a causa de la distribución de los puentes sobre Antietam. El único que quedaba libre era el puente superior a unas 2 millas de los cañones confederados, mientras que los otros sí estaban dominados por estos. Desde un inicio McClellan intentó ser contundente en el ataque y asignó más de la mitad de su ejército a la ofensiva por aquel lugar. Su idea era atacar el flanco izquierdo, luego el derecho y si no daba resultado el centro de las tropas de Lee. Éste a raíz de los primeros ataque ya se había dado cuenta de las intenciones de su adversario y empezó a prepararse, enviando gran cantidad de sus soldados al flanco izquierdo, a su vez, envió mensajes de socorro a McLaws y Hill para que viniesen con sus tropas respectivas a la batalla.

La batalla que se narrara a continuación se basó en la ineptitud de McClellan y en su suerte, pues logró triunfar. No dio órdenes concretas, por ende al inicio de su avance no se produjeron resultados concretos. Sólo al día siguiente hubo tres enfrentamientos separados que conforman la batalla y que no tuvieron nexo el uno con el otro: en la mañana se libró combate en la parte norte del campo de batalla, al mediodía en el centro y por la tarde en el sur, si bien el tiempo no se ajusta exactamente a los acontecimientos la historiografía estadounidense prefiere establecerlo así. Y aunque McClellan era superior en número, su mediocridad para dirigir hizo que se compensara con respecto a las tropas de Lee.

Fase 1: la mañana

Exactamente la batalla de Antietam dio inicio el 17 de septiembre a las 5:30 de la mañana cuando Joseph Hooker intentó tomar la meseta sobre la cual estaba asentada una iglesia de bautistas alemanes, disponiendo de 8600 soldados, contra los 7700 de la Confederación. Ni bien abandonaron sus posiciones avanzando hacia el maizal, la batalla dio inicio con un potente fuego de artillería entre ambos bandos que causó bajas considerables de las dos partes debido a las posiciones en las que las baterías se hallaban.

En el maizal los confederados tenían una posición estratégica que podía ser mortal, por ende Hooker ordenó detener a su infantería y a su artillería hacer lo suyo para despejar dicha zona. En seguida se produjo una violenta arremetida de los unionistas que culminó en un combate cuerpo a cuerpo. Cerca de allí y luego de la llegada de más y más tropas unionistas, a pesar de que la artillería confederada los castigó, la superioridad numérica de los primeros empezó a surtir efecto. Más tarde la brigada Tigre de Luisiana los hizo retroceder hasta East Woods. Pero esta también fue rechazada cuando los de unión montaron batería de rifles de artillería de 3 pulgadas usándolas directamente contra el maizal causando gran mortandad. Los de la brigada Tigre perdieron 323 soldados de 500. En el maizal las cosas se tornaron en un punto muerto, al oeste los federales obtuvieron algún resultado. Avanzaron así rechazando los múltiples ataques de los confederados hacia Dunker Church (la iglesia de los bautistas alemanes) y se abrió una brecha alrededor de los soldados de Jackson, sin embargo, a Hooker le costaría muchos de sus hombres.

Pasadas las siete de la mañana llegaron los necesitados refuerzos confederados. Estos avanzaron hacia West Woods empujando a los federales para sacarlos del maizal. Hill, que había llegado ya con sus hombres, reforzó el ataque de los tejanos con tres de sus brigadas. Los confederados atacaron con tanta furia, quizá llevados por la desesperación, que evitaron que se rompa su línea de combate, aunque a costa de unas 2500 bajas luego de  dos horas de extenuante lucha. El campo de maizal fue destruido por completo. Resultó un paraje lúgubre luego del combate. En la mañana dicho escenario cambió de manos al menos unas quince veces. Un nuevo y contundente ataque federal consiguió al fin tomar Dunker Church y la retirada de los de Lee fue inevitable, pero los unionistas querían más e intentaron avanzar acabando con el flanco izquierdo de una vez por todas. Para ello vadearon Antietam y llegaron a East Woods, pero el ataque no prosperó y los de la Unión sufrieron 2200 bajas. Iban tan sólo un par de horas de batalla. Los confederados recibieron refuerzos pero no aprovecharon su ventaja y aún así fueron repelidos en un nuevo contraataque unionista, las últimas acciones se dieron hacia las 10 de la mañana con un resultado favorable a la Unión pues llegaron a tomar parte de West Woods. Ambos bandos tuvieron en total unas 13 mil bajas.

Fase dos: el frente central hacia el mediodía

Después de haber dejado un sanguinario e ingente saldo de vidas humanas, antes del mediodía, la acción se trasladó hacia el centro del frente de los soldados de Lee. La intención de la Unión era en cierto modo atraer las tropas del ala izquierda a una nueva posición con el fin de poder debilitar a los confederados, que, en efecto, habían trasladado reservas del frente medio y del flanco derecho. Entonces, se produjo el ataque y el enfrentamiento entre las tropas de Fench, unionista, y las de Hill, quien contaba con unos 2500 soldados (la mitad de su adversario en cantidad). Los de la Unión atacaron el sector más débil, que increíblemente estaba bien atrincherado.

Los primeros ataque se dieron en paralelo hacia las 9:30 de la mañana, cuando se peleaba ya en los maizales del ala izquierda. En este primer enfrentamiento, ningún bando apostó artillería por ende el enfrentamiento fue entre fuego de rifles. Los unionistas no pudieron tomar la posición y fueron duramente masacrados perdiendo unos 1750 soldados, en aproximadamente una hora. Lee envío 3400 de los suyos con la más fina intención no sólo de socorrer a Hill, sino de envolver a todo el flanco derecho de French y aniquilar a sus 5700 hombres. Pero éste recibió la inestimable ayuda de Richardson, una de las últimas divisiones de reserva de McClellan, quien trajo a 4 mil soldados. Richardson al final, fue el primero en atacar  causando un gran daño en las filas de la Unión, en donde muchos de sus oficiales fueron muertos.

Las tropas de la Confederación por fin, se vieron obligadas a retroceder, dejando una gran ventaja sobre los unionistas. Richardson se dedicó a perseguirlos pero fue detenido por la artillería enemiga. Si bien Hill y 200 de los confederados contraatacaron por el flanco derecho  fue rechazado,  pero su esfuerzo detuvo la persecución. Richardson tuvo así que retroceder a Sunken Road, y con ya 1000 bajas en la lista, detiene esta arremetida, hecho que le costó el ser herido. Asumió el mando Winfield S. Hancock, pero los federales ya habían perdido la posibilidad de una ofensiva contundente y tiempo. Sunken Road, donde en media hora los unionistas perdieron 3 mil soldados  y los de la confederación 2600 fue rebautizada, cínicamente, como Bloody Lane (sendero sangriento).

Para las tropas confederadas fue una suerte haber detenido a sus adversarios, ya que podría haber dividido en dos el ejército de Lee. Sin embargo, para esta altura de la batalla, las reservas de la Unión empezaron a hacer mella en los sureños, pues llegó la reserva de caballería y cerca de 22 mil soldados, pero increíblemente, nadie se atrevió a romper la línea del centro de la Unión. Era ya mediodía, y ninguno de los bandos parecía tener el veredicto final, hecho que preocupaba sobre todo a McClellan pues sus tropas eran superiores en número.

Tercera fase: la tarde

El último frente era el sur. McClellan quería nuevamente atraer la atención de los confederados en otros frentes. En esta zona el mayor general Burnside dirigiría los ataques contando con 12500 soldados y unos 50 cañones al servicio de la Unión. Su homologo confederado, Jones, sólo contaba con 3000 mil soldados y 12 cañones, la diferencia era considerable, lo que hacía predecir un nuevo charco de sangre. En las partes de las colinas cercanas a Sharpsburg había algunas brigadas, aunque débiles, además de 44 soldados que defendían el puente de Rohrbach, muy importante, pues cruzaba Antietam desde el sur. Burnside inició el ataque sobre el puente y una y otra vez fueron duramente vapuleados por las defensas confederadas, ante la impaciencia de McClellan quien envía varios mensajeros para que Burnside acelerara las acciones.

A las 12:30 del día el puente se intentó tomar de nuevo, por tercera vez. Esta vez, ante el peso de la artillería unionista, se abandonaron las posiciones, si bien causaron unas 500 bajas entre ellos y un retraso de hasta tres horas en las operaciones. Pero Lee se vio beneficiado de dos horas más que perdieron sus enemigos en el traspaso de munición de una orilla a otra. Con toda su artillería disponible, Lee cayó sobre sus adversarios además de contar con la ayuda de Hill, quien nuevamente se comportó como un salvador en este extremo del frente, socorriendo la parte derecha de las tropas de Jones. Burnside se desplazó con 8 mil soldados de apoyo y 22 cañones para acabar de una vez por todas con su enemigo. Esta vez el ataque prosperó y cuatro de las cinco brigadas de Jones huyeron en retirada hacia las calles de Sharpsburg causando gran confusión. Hill llegó a las 3:30 de la tarde a la zona del desastre. A continuación, se produce un épico enfrentamiento entre unionistas y confederados en las que se llega a perder muchos soldados de uno y otro bando. Sin embargo, se había puesto a Burnside en verdaderos aprietos que lo obligan a retroceder a la orilla oeste de Antietam, donde solicita más artillería que no se le proporciona.

Lo único que había salvado hacia el final del día a los de la Unión era la falta de hombres de los confederados. Los de Burnside permanecieron al lado del puente, el resto del día, en medio de un mar de muertos…
Hacia las 5:30 horas, casi mediodía después de iniciada, la batalla culmina por fin. Luego de la tregua para recoger a los caídos, las tropas de Lee empezaron a retirarse para volver a Virginia, su avance había sido detenido a pesar de la mediocridad de McClellan para dar el golpe de gracia, por lo demás, la Confederación se llevó la peor parte, pues se había acabado con la campaña de estrategia de Lee, además de haberle mermado por muchos sus tropas y su moral. En realidad, de no haber sido por la ineptitud de McClellan, el ejército de Lee pudo haber sido totalmente exterminado; Hill fue el verdadero salvador de los confederados, quién se dice hizo “volar” a sus hombres en su inicial marcha de 30 kilómetros desde Harpers Ferry. Aunque aún faltaban muchas batallas por pelear, Antietam, fue una de esas batallas consideradas el punto de inflexión en la guerra y en la que más sangre se había derramado.


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