La belleza como actitud

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¿Qué le pasa al pelo de Nicholas Cage? ¿Deben sentarse los niños en el metro en hora punta? ¿Por qué Don Draper continúa estando tremendo incluso con barriga? Son preguntas sin respuesta. Como tampoco la tiene ¿Qué es lo que hace que una mujer se sienta bella?

Alguien dijo una vez que las empresas fabrican productos y las personas compran conceptos. Las marcas les dicen al mundo quienes somos o, al menos, quienes pretendemos ser. Pero la mujer pluscuamperfecta, famélica e hipersexualizada es el mejor producto que ninguna industria haya podido crear jamás. Entonces, ¿cómo satisfacer unas expectativas a años luz de cualquier mortal?

Ella, como mujer profesional y formada, se está quitando. Está tratando de revertir la programación a la que ha sido sometida desde pequeña. Ésa que le ha dicho cómo tiene que caminar, vestir, oler. Ser. Pero es difícil. Simplemente quiere estar guapa y delgada. Verse bien. Y no todos los días lo consigue. A pesar de estar en proceso detox no puede evitar juzgar al resto de sus congéneres con ojos masculinos.

Una famosa marca de jabones que lleva tiempo abogando por la belleza real acaba de lanzar su enésima campaña. A su vez, un movimiento espontáneo de mujeres se reivindica en las redes con el hashtag #Imnoangel –no soy un ángel- en clara alusión a un canon de belleza marcado a ritmo de cadera y tetazas.

Con todo, la campaña de la que les hablaba es maravillosa. Consiste en colocar en un edificio de dos puertas, dos carteles sobre el lindar. “Bella” y “Normal”. Y esperar. El 90% de las mujeres no se consideraron lo suficientemente bellas. Según ellas mismas. Y se desterraron a la normalidad.

La belleza es una actitud. La inteligencia, no. Ahora, elijan su puerta. Piensen menos y sonrían más.