Barcelona, bicapital con Madrid de una España de estructura federal. Es una demanda del catalanismo no secesionista, pero cercano al nacionalismo, como el PSC-PSOE.
Pide que se trasladen el Senado, algunos ministerios y distintos organismos públicos, ampliando lo que inició Rodríguez Zapatero al instalar allí la Escuela Judicial, donde se forman los jueces, y la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones (CNMT), reabsorbida luego en Madrid con otros organismos que se unieron en la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC).
El último recordatorio sobre la conveniencia de que Barcelona sea capital de España con Madrid apareció en un reciente artículo del catedrático Jordi Gracia, uno de los ensayistas actuales más respetados.
Toma como base el documento del pasado octubre de otros intelectuales cercanos al PSOE liderados por Ángel Gabilondo, “Por una España federal en una Europa federal”, que propone frenar los separatismos catalán y vasco separando las atribuciones del Gobierno y de las CC.AA., aunque dándole más poder a estas últimas.
Barcelona obtendría así ese estatus de cocapitalidad creen muchos federalistas o confederalistas, a los que no se les ocurre que otras ciudades españolas también podrían reclamarla.
Ni siquiera un pensador tan preclaro como Jordi Gracia hace alusión a que Valencia, Bilbao, Valladolid, Toledo, Granada, Coruña o Cádiz, entre otras muchas, querrían también ser cocapitales con el mismo derecho que Barcelona.
Por otra parte, Barcelona, que gozaba de una admiración general de tantos los españoles cuando era cosmopolita, ha perdido interés y atractivo al catalanizarse tanto que rechaza la cooficialidad del idioma común, el castellano.
Pero el problema para cualquier ciudad, incluida Barcelona, es que Madrid es equidistante de toda España, está a unos 600 kilómetros de los lugares más lejanos, mientras las capitales costeras pueden duplicarla.
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