Revista Fashion Blogger

La blogger imperfecta

Publicado el 13 mayo 2017 por Laura Laura Herder @LauraHerder

Empecé este blog hace más de 5 años, animada por mi profesión frustada de periodista… aunque también quería ser veterinaria, arqueóloga, criminóloga… Sin quitarle valor a la carrera de periodismo, el blog me parecia una buena manera de comunicar, expresarme de manera escrita y contar todo aquello que en esos momentos me fascinaba, la cosmética.Como os digo, escribir siempre me ha encantado, quizás por aquello de que mi hiperactividad me juega malas pasadas con la comunicación oral; en ocasiones tartamudeo, me bloqueo, mi cerebro va más rápido de lo que pueda ir mi lengua… ¡Así que todo parecía perfecto!
Pero poniendo en juego mi valentía, me abrí un canal de Youtube (canal que se cerró en 2012). En aquella época (rondando el 2011) las colaboraciones con las marcas era algo puntual, recuerdo cuando recibí mi primera cajita de cosmética me parecía la hazaña más maravillosa del mundo ¡Incluso salío uno de mis vídeos en el telediario de Antena3!
Aquella sensación de que lo que haces gusta, es algo que engancha ¡Vaya que si engancha! Todo parecía muy limpio y transparente. Las marcas me trataban bien, podía opinar con total libertad (ya que casi todas las youtubers seguíamos el mismo patrón de sinceridad) y el público era más que agradecido.
Grababa con una web cam, de madrugada, cuando ya tenía mis tareas hechas y al enano durmiendo. Era mi momento, y lo disfrutaba muchísimo.
No nos hacíamos llamar “youtubers” ni abrimos nuestro canal para hacernos famosos ni para llenar la “butxaca”. Isasaweis y Aishawari eran las que más despuntaban, pero sus vídeos eran cercanos, sin florituras y me maravilla que ellas sigan tal que igual.
¿Y os estaréis preguntando? ¿Y todo esto a que viene?
Hay muchas Youtubers que han expresado su opinión acerca de las colaboraciones, pero lo cierto es que el problema no está en que hagas o no una colaboración, sino en que el publico debería ser consciente de que tras esa opinión hay un pago, o si simplemente no das tu opinión, hablas de un producto al igual que pueden hablar de él en Vogue Belleza, totalmente aceptable.
Aquí entra en juego la ética, no todos la tenemos al mismo nivel al igual que la honradez. 
Pero también deberíais saber la parte que nadie cuenta (quizás por miedo de que dejen de llamar a su puerta), lo que las empresas exigen. Las empresas tienen la premisa de que no te pagan, ni agencias ni marcas. Para las que no sabéis como funciona el sector, puedes contactar con las agencias (representante de las marcas) o con la misma marca. Normalmente mis experiencias han sido más satisfactorias con las marcas, saben que la “publicidad” se paga, y sobretodo las empresas más pequeñitas entienden que inviertes tu tiempo en elaborar un texto y unas fotografias más o menos decentes. 
Las agencias en cambio, están acostumbrados a tratar con celebrities o con periodistas. La mayoría de los periodistas trabajan para un medio de comunicación, es decir, tienen un sueldo, y acudir a los eventos o escribir sobre los productos entra en sus funciones laborales. En cambio las celebrities (bloggers, modelos, actrices…) cobran un caché por aparecer en un evento, sin tener que escribir después sobre el producto. Totalmente lícito.
¿Pero qué ocurre con las bloggers? Tú te encuentras allí en mitad de toda aquella gente y te preguntas ¿Estoy trabajando gratis? Pues la respuesta es SI. Creo que las agencias no sabían muy bien como tratarnos, aquello de las “bloggers” se les iba de las manos, y sinceramente, yo tampoco sabía que precio ponerle a mi trabajo.La primera vez que me preguntaron cuanto era el presupuesto para grabar un vídeo para una marca, me puse a tiritar. Ahora pienso que fui tonta, y debí pedir mucho más.
Recuerdo las primeras asistencia a eventos, tomaba absolutamente fotos de todos, parecía una paparazzi más, llegaba corriendo a casa y esa misma noche publica el post. Evidentemente las agencias estaban encantadas conmigo. Y sí, lo hacía gratis, era boba y estaba agradecida por acudir a una presentación de un perfume. Con el tiempo, me fui cansando, iba a los eventos, hacía acto de presencia pero no publicaba nada. Más que nada, porque los eventos están llenos de gente (amigos de…) que no tienen ningún medio ni publican nada. A vox populis se les llama “croqueteros” ¿Por qué debería escribir algo yo? La respuesta era: porque tienes un blog. Pues si me invitas como “profesional” de la comunicación, y porque hay un público que sigue mis publicaciones, págame como tal, valora lo que hago. 
Chicas, ni las cremas ni los vestidos ni los perfumes pagan las facturas a final de mes. Pero en cambio las bloggers aceptamos que nuestro trabajo sea el único que practique el trueque, y sea algo totalmente normal, e incluso suscita envidias. Incomprensible.¡Ojo! aquí también nombro a mis compañeras maquilladoras, peluqueras, fotógrafos… otras profesiones que parece que el trueque esté a la órden del día.
Ojalá encuentre a un cirujano que quiera operarme a cambio de una barra de labios jaja ¡O de unas fotos!
Pero cuando parecía que las marcas/agencias nos empezaron a tomar en serio… llegó Instagram, y con ello “Las influencers” OMG. Olvídate de los posts extensos contando mil y una curiosidades de una crema, ahora con una foto y 3 líneas bastaba. Se volvió a poner en auge las colaboraciones a cambio de producto, y cuando pasabas tus tarifas, las marcas te señalaban que funalita con tropecientos mil seguidores se lo hacía gratis a cambio de un labial de 6€… ¿Y qué vas a hacer contra eso? Comprarte el labial si te da la gana, sin que nadie te obligue a publicarlo.
Los seguidores les crecían como por arte de magia, y las marcas se los rifaban. Evidentemente, en el mundo hay lugar para todos, no me voy a poner reivindicativa comos los taxistas con Cabify, pero muchos de ellos sabemos que venden humo. No es difícil de comprobar. Pero tú cada vez te sientes más y más pequeñita.
Por otra parte, Youtube estaba a tope, gente que grababa unos vídeos en HD con una edición de la ostia, con unos room tours maravillosos, habitaciones o vestidores donde cabe mi piso entero, cocinas blanquitas, impolutas. Todo en su sitio. ¡Y esos novios! Todo parecía de catálogo.
¿Influencers? Si me tengo que dejar influenciar por todo aquel mundo a la altura de la revista ¡Hola! mejor apaga y vámonos. 
¿Y qué me dices del yoga? ¡Ai va la ostia! ¿Y el running? ¡Ay el reto de las sentadillas!
Y te cagas en todo, vaya si te cagas! Soy la blogger más antibloggera que conocía. Ni cocino cupcakes, ni tengo ni pajolera idea de yoga, tengo la cocina llena de cacharros y mi habitación tiene unas grietas en la pared que hasta puedo ver el comedor del vecino… 
Yo ya no me sentía pequeñita… me sentía modo Placton. Insignificante para el mundo. Si almenos tuviera un novio bello que además me hiciera de fotógrafo y pudiéramos hacer el TAG del novio… Eso sí, luego cortamos y lo borro todo. ¡Pero no me preguntes por qué hemos cortado!
No sé chicas, aquí en Barcelona me conocen como “la rara”. Yo no sé fingir, yo no sé pelotear a las marcas, yo no te voy a saludar para salir en tus fotos y que me etiquetes, a ver si con ello me llevo alguno de tus followers…jijii todas somos amiguis. ¡Claro que sí guapi!
No todo tiene un precio, y yo si cobro (en ocasiones suena la campana) es por unas fotos y un texto, no por una opinión. Mi opinión es gratuita y se la doy a quien yo quiero y cuando quiero.Porque para mi, lo primero son las lectoras. Siempre respondo, aunque sea 3 meses tarde (que me ha pasado xD). Quizás pensaréis, mira esta que aires de grandeza, te siguen “4 gatos” como no vas a responder… Sólo tenéis que echar un vistazo a las chicas que superan los 100k, algunas de ellas no tienen tiempo a responder que labial llevan, pero como se te ocurra decir algo que les parezca fuera de lugar te ponen a caer de un burro… No todas son así, pero nunca me gustaron las divas, ni que me miren por encima del hombro por mucho que tu tengas más seguidores que yo. El instituto ya lo dejé atrás hace unos años (pero no tantos eh!)
Hoy en día, tanto tienes tanto vales. Triste pero cierto.
No sé si me voy a arrepentir de todo esto, y quizás mañana tengo que hacer la maleta y marcharme del país (mi parte andaluza me lleva a la exageración). Y si antes se hacían las locas para no saludarme, ahora se que me quedaré hablando con el chico del catering para los infinitos.
Por suerte tengo mi grupo de bloggers que me alegran el día y que me recuerdan que en este sector hay buenas profesionales. La gurú de la cosmética Judith (@blogdemaquillaje), pongo la mano en el fuego y os digo que nadie sabe tanto como ella, es un pozo de sabiduría. Lourdes (@carriecomprando), mi LouLou, una mami entreñable con sonrisa constante, siempre buscando su ratito libre para compartir su día a día con vosotras, de la manera más transparente que puedas encontrar. Si le das los buenos días a las 7 de la mañana, ella siempre te va a responder.Por último dejo a dos bellezas que si por separado son maravillosas, juntas son una bomba ¡Pura alegría! Además son unas TRABAJADORAS con mayúsculas, sus fotos son impecables aunque me han reñido por no usar siempre el mismo filtro. Tienen paciencia santa conmigo y mis audios interminables en el grupo de Whatsapp. Maria José (@blogmodabebe) y Sonia (@myweddinglab) ¡bRavo!
Toda esta odísea mental que os he plasmado vino infundada por unas fotos que estaba editando hace unos días, pensé en echar todas las fotos a la papelera de reciclaje (después de haber movilizado al enano para que cogiera la cámara y me hiciera el favor). ¿El motivo? Me veía una barriga inmensa… y pensé ¡Como vas a salir con esa barriga Laura! 
Pasados los días pensé. ¿Acaso soy modelo? ¿Por qué tengo esta presión mental por lucir absolutamente perfecta? ¿Las chicas que me leen no tienen el periodo? ¿No se hinchan? ¡O qué coño! ¿Si tengo barriga no puedo salir en una foto? Me odié, me odié mucho por tirar el trabajo de mi peque por una maldita barriga. 
Así que sí, basta ya de mostrar un mundo perfecto, quiero quererme tal como soy. No quiero INFLUENCIARME por personas que poco tienen que ver conmigo, y que no conozco absolutamente de nada. 
Vivimos en una sociedad donde nos exigimos cada vez más y más, esto nos crea un estrés del que tenemos ser conscientes para que no nos juegue malas pasadas. Debemos ser felices con lo que tenemos, y no con lo que los demás nos dicen que tenemos que tener pasar serlo.
Sin más, si has llegado hasta aquí. Te mereces un Donuts. Y de chocolate. Pago yo.

Volver a la Portada de Logo Paperblog