Revista Diario

La buena educación

Por Desmadreando @desmadreando

Hoy es de esos días que sé que como madre no lo estoy haciendo del todo mal. Es de esos días en donde por fin, después de casi dos largos años, empiezo a descubrir que la entrega y perseverancia de toda madre siempre obtiene frutos- a veces más tarde que temprano- pero llegan.

Critter, de 23 meses 2 semanas, como señala en su boletín Babycenter, muestra mejoras en el habla. Hemos empezado esa faceta en donde la comunicación se hace más clara. Ya no sólo habla mexicano. Ahora si todos pueden distinguir de su lengua de trapo que “furfujas banyo” es que es hora de juguetear en el agua o que si dice “Gafio pidata malo hohoho” es que directamente sabe distinguir el bien del mal.

Si les soy sincera del todo es una etapa absolutamente encantadora y sobre todo cuando por las noches a las tres de la madrugada escuchas por el intercomunicador: “Papito veeen poquito pofavo” ¿Quién se resiste a eso? ¡Obvio yo! y Semenator va corriendo a ver a su nenita del alma.

Así que como ya todo es más claro, ya sé que “guta” y que “no guta” a mi pequeña bestia del mal.

Pero no todo son maravillas con esto del lenguaje. Durante meses le he enseñado que cuando algo está roto o sucio uno debe de ser ordenado y debe tirarlo a la basura. Y no es por presumir pero es de esas pequeñas “tareas” que mi bestiecilla hace ¡mejor que nadie!.  Por ejemplo: le doy el pañal y va abre el bote de la basura dice “Basura caquita fuchi” y lo tira.

Sin embargo, hoy tuvimos un conflicto de interés. Apareció la famosa contradicción materna. Ese momento que siempre le has inculcado algo a tu hija y que cuando te cacha haciendo eso que no se debe no sabes como justificarte.

Es así como hoy con el calorcete, y a falta de hacer el cambio de ropa de verano, saqué de mi armario unos vaqueros de los viejos que tengo, es más creo que tienen 10 años aproximadamente. Se imaginarán el estado en el que están: desaliñados, desteñidos, sucios con pintura de la vez que pintamos el cuarto de la criatura, y ¡ROTOS!

Y claro ¿cómo le explicas a una bestia de dos años que sucio y roto en los noventas era de lo más fashion?

Todo el día me dijo: mamá no, sucio y roto, fuchi, basura.… Metía su dedito en el agujero de mi vaquero y lo hacía más grande. Y se reía y me reía. Y tiraba de ellos porque no le gustaban. Nada.

Pasó el día por fin y  fui a ponerme cómoda (leáse pijama de toda la vida), hacer cenas, a acostar a Critter y cuando le doy su beso me dice “mamá panalónsucio doto feo basura” y me dio un beso.

No entendí nada hasta que encontré esta imagen:

La buena educación

¡Sucio y roto a la basura! ¿De qué me sorprendo?

¡Soy una gran madre! Y tengo a una futura fashion victim ¡lo de hoy son los pitillos!…

 


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