Revista Tecnología

La caja de LOS fusibles: El walkman

Publicado el 26 diciembre 2010 por Portalgameover

Símbolo ochentero donde los haya. Heraldo de la música everywhere. Precursor de los discmans y empetrés. Digno acompañante de los “loros” o boombox. Aprovechando que este año Sony ha decidido dejar de producirlos, dedicamos esta caja a los Walkmans, a qué son y a cómo funcionan.

La caja de LOS fusibles: El walkman

Hablar del Hombre Que Anda nos lleva a 1979, a Japón, a Sony, concretamente. La creadora de la Playstation fue quien patentó esta marca y desarrolló el cacharro de marras.

Se dice que un buen día al señor Masura Ibuka, uno de los fundadores de Sony, le entró un mono brutal de poder escuchar su música favorita mientras hacía footing. Y dado que las opciones de la época pasaban por radios pequeñicas o loros enormes en el hombro, este señor tuvo la brillante idea de coger un magnetofón y desmontarlo.
De la sangría de piezas que hizo decidió que podía usar los componentes que reproducían la cinta y acoplarlos a unos pequeños auriculares. Dicho y hecho, junto con Akio Morita, otro de los señores Sony, sentaron las bases de un pequeño dispositivo que iba a revolucionar el mundo.

El overclocking de walkmans se hace así. En serio. Me lo dijo mi tío Kenji

El overclocking de walkmans se hace así. En serio. Me lo dijo mi tío Kenji

Claro que aunque fuese a incios de los ochenta, esto no estaba exento de las clásicas riñas de patentes que vemos hoy día, que va… Y es que mientras los nipos enredaban con la electrónica miniaturizada, en 1972 un hombre medio alemán-medio brasileño llamado Andreas Pavel quería añadir “una banda sonora a su vida”. Puede sonar raro, pero este hombre, siete años antes, había desarrollado un producto que él llamaba Stereobelt, que como su nombre puede sugerir, era un reproductor para llevar en el cinturón.

Así que el tipo, tan feliz, se lanzó a patentar su trasto, pero no fue hasta 1977 donde pudo completar su gestión. Y en Italia. Y para cuando pudo extender esa patente a lugares como Japón, la propia Sony ya había empezado a comercializar sus dispositivos.

Eso, como podréis imaginar, no le hizo mucha gracia al señor Pavel, y sirvió como detonante para una serie de procesos judiciales sobre pagos por uso de patentes que, tras mogollón de litigios, acabó finalmente en 2004. El resultado, un pacto al margen de los juicios, fue un pago de una cantidad pornográfica de dinero al hombre del Cinturón de Poder.

Hay que reconocer que parece una mezcla entre cinturón de castidad y juguete de tortura de Saw

Hay que reconocer que parece una mezcla entre cinturón de castidad y juguete de tortura de Saw

Y modelo a modelo, año tras año, Sony fue evolucionando sus dispositivos. Nuevas prestaciones, nuevos formatos, discmans, emepetreses… La evolución siguió hasta que en octubre del presente año se anunció el cese de producción de estos aparatos.
Ooooh… ¿Tristes? Bueno, pensad que en ciertos sitios de China seguirán teniendo licencias para fabricarlos, así que si alguien tiene morriña siempre puede pedirse alguno de ahí…

Los asesinos a sueldo low-cost usan esto en lugar de cuerdas de piano

Los asesinos a sueldo low-cost usan esto en lugar de cuerdas de piano

Bien, hecha la pequeña pincelada histórica, centrémonos en su principio básico: Los casettes. ¿Qué eran? ¿Cómo funcionaban?

Para situarnos, vamos a coger el TPS-L2, el primer modelo de walkman, y le enchufaremos nuestro casette de Pimpinela. ¿Por qué al darle al Play se oye a unas personas discutir con música de fondo?

Un casette es una cinta magnética. Es un largo hilo de un material resistente forrado con una substancia ferromagnética. Esto es, relativamente bastante sensible a los campos magnéticos.
Inicialmente –Y no hablamos de casettes, sino de las cintas viejunas- tenían un recubrimiento de óxido ferroso, eran las tipo I.
Posteriormente, y después de investigaciones varias, se sacó el tipo IV, preparado para casettes y con el nombre de CINTA DE METAL PURO –No porque grabase uno de los mejores géneros musicales del mundo, sino porque tenía partículas de hierro puro en el papel ferromagnético-.

Metal en Estado Puro. Y no admito discusión

Metal en Estado Puro. Y no admito discusión

El plastiquete con la tira oscura ya lo tenemos, pero, ¿qué ocurre cuando grabamos en un magnetofón? ¡Aún no hemos contestado la pregunta de Pimpinela!

La palabra clave es Electromagnetismo. La otra palabra clave es Electroimán.

Mediante las leyes de la física que rigen el bonito y divertido mundo del susodicho electromagnetismo, supongamos un electroimán. Si aplicamos una determinada corriente, el imán funcionará de un determinado modo. Todo eso variando los parámetros de la corriente que le apliquemos, claro.

Entonces, ahora cogemos un micrófono, que convierte la voz en una diferencia de potencial variable en el tiempo y enchufamos esa salida al electroimán. ¿Qué tenemos? Un imán que se va magnetizando de acuerdo a los parámetros del micro.

¡Pero aún hay más! ¿Y si mientras todo eso ocurre vamos desplazando una banda ferromagnética por el electroimán, de tal manera que a cada instante de tiempo una parte de ese plástico METALERO se magnetice según la voz que llega por el cable que a su vez pasa al imán?

Pues que estamos grabando, ¡señores! ¡Estamos imprimendo un sonido a una banda magnética!

I've got youuuu... Under my skiiin...

I've got youuuu... Under my skiiin...

De ahí podemos inferir que el proceso para escuchar lo grabado circula a la inversa: Mediante los campos magnéticos generados en la cinta, se induce un corriente que varía según esos propios campos, que a su vez son tan variables como el sonido que hay grabado en ellos. Y una serie de amplificadores y circuitos posteriores se encarga de hacernos llegar a Pimpinela a nuestro tímpano favorito.

Estos campos, por cierto, son tan divertidos como frágiles y puñeteros: Si acercamos un imán nos cepillamos todo el campo magnético, provocando el borrado de esa zona de la cinta y eliminando todo el sonido.

El principio es ese, el del magnetismo, y con eso no solo funcionaban los casettes tanto de walkmans como de Commodores, Spectrums y MSX’s. También había las largas bobinas que se usaban en laboratorios de cálculo (Y que aún hoy día se usan de un modo similar para según que copias de seguridad…), o los magnetofones grandotes. Esto tuvo una tirada muy bestia hasta la entrada del sonido digital, y aún así hoy día sigue dando bastante guerra.

Siete de estos tienen la misma potencia sónica que un caza de tamaño medio al romper la barrera del sonido

Siete de estos tienen la misma potencia sónica que un caza de tamaño medio al romper la barrera del sonido

Lo que está claro es que aunque el walkman desaparezca, su formato, el casette, seguirá presente en todos nosotros. Tanto por los juegos en ese soporte como por las canciones. Tanto porque lo vivimos, como porque nos lo contaron. ¡Larga vida a las dobles platinas!

Personalmente me quedo con Manowar, que conste.

Personalmente me quedo con Manowar, que conste.


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