La capillita del MEF

Por: Federico SalazarImprimirPUBLICADO POR LA REPUBLICAEn el Ministerio de Economía y Finanzas hay, ahora, una capilla. Debe ser muy chiquita, porque nadie la ha visto, excepto el ministro. Ahí seguramente reza el funcionario todos los días.
En sus oraciones, el ministro de Economía reza por la economía de China, que se ha convertido en el primer destino de nuestras exportaciones y en una de las principales fuentes de inversión.
La manera de enfrentar lo que se viene de la crisis europea y norteamericana es, entonces, rezar por China.En el MEF, por supuesto, hacen otras cosas aparte de rezar. Van a acelerar el gasto público en carreteras y postas médicas, y esperan que la inversión en las regiones ejecute mayores porciones de sus presupuestos.No hay ninguna medida que nos prepare para el futuro. Todo está pensado en el MEF como temporal y rápido. Todo está basado en el gasto público y la mejora de la liquidez.Así las cosas, la mejor receta del MEF es la de la capillita. Pero los rezos no bastarán. La economía europea se encamina a un despeñadero. Va a ser más intensa de lo que aquí se espera.Lo que ha causado esa crisis es el desequilibrio fiscal en economías como las de Grecia, Italia, España, Irlanda, Portugal. Los países que sostienen, como Alemania y Francia, tienen sus propios problemas.Alemania, por ejemplo, se está endeudando a unos ritmos y niveles desproporcionados. La de Alemania es la deuda más grande de toda la Unión Europea. Representa más del 80% de su Producto Bruto Interno.En el caso de China, ya aparecen estudios que hablan de una probable crisis en el corto plazo. La mejor medida del MEF (los rezos) no está funcionando. La deuda interna en China y la guerra comercial con los Estados Unidos pueden darnos un fuerte coletazo.No escuchamos medidas relacionadas a la reestructuración del gasto público. No sabemos cómo el gobierno central ayudará a las regiones a crear proyectos de inversión y ejecutar sus presupuestos de manera eficiente.Escuchamos sobre medidas coyunturales de las que, acumuladas en el tiempo, están hechas la crisis europea y norteamericana.No se trata de aumentar el gasto total, sino de mejorar la eficiencia del gasto. No hemos escuchado una palabra al respecto. Quizá es un plan secreto, pero ya es hora de hacerlo público.La ola de la crisis va a llegar más fuerte de lo que se piensa. La confianza y la inversión no se sostendrán si la medida anunciada está basada en los rezos en una capillita.No debemos reducir la política económica a administrar la crisis. Menos si la mejor herramienta es solo mirar al cielo.