La cárcel tenía un precio

Un escaparate de Amsterdam, en una fotografía que tomé en mi última (y única, por el momento) visita a Holanda.

Los holandeses atesoran fama de atrevidos y vanguardistas. Su rey, Guillermo, sin ir más lejos, se atrevió a casarse con una argentina, Máxima, hija de un ministro de la dictadura, que ahora recibe muchos aplausos, pero que fue diana de las más feroces críticas. Cuando reinas estás a las duras y a las maduras y, además, en la mayoría de las conversaciones pierdes el apellido, que es precisamente lo que te ha llevado a sentar tus posaderas en el trono. Pero éste es otro debate. Decíamos que Holanda, que no es tal sino los Países Bajos, siempre da para un buen debate, se llegue a él por el consumo de marihuana en los coffee shop de Amsterdam, por algún caso llamativo de muerte asistida o por el pago a alcohólicos con cerveza por participar en una campaña… contra el alcoholismo. Es obligado pedir perdón por los tópicos. No conozco casi nada de aquel país, que visité hace poco fugazmente y me pareció formidable, aunque sus aborígenes tengan fama de antipáticos.

Viene Holanda a estas líneas porque leo a Isabel Ferrer en El País que sus mandatarios proyectan cobrar la manduca a los presos. La cárcel tenía (y tiene) un precio. Son 16 euros del ala que vienen a suponer un ahorro de 65 millones anuales a las arcas públicas. Au revoir al mito. Fin a la idea descabellada de acabar entre rejas para sobrevivir con un techo y tres comidas al día gratis. El proyecto tiene trazas de idea trabajada porque tienen pensado que paguen también los alojados en instituciones psiquiátricas que dependen del sistema carcelario, y hasta los padres de los menores recluidos en centros especiales de reinserción.

Con los polémicos 16 euros no se llega ni de lejos a los 240 que cuesta cada día una plaza en una cárcel holandesa, una cifra muy por encima de algunos “todo incluido” por los que he pasado. Los presos holandeses han perdido muchos derechos en los últimos años, parecen ciudadanos de a pie españoles. En 2000 les quitaron la Seguridad Social, y hace seis años las becas de estudio y la jubilación. Si sale adelante la idea, ahora deberán abonar al salir a la calle 12.000 euros (cifra máxima, como su reina) lo que, sin duda, ayudará poco a su reinserción, mantienen los contrarios a estas novedades, entre los que se encuentra la Federación de Infractores (¡qué capacidad de asociación la de esta gente!). También explica el artículo, en un repaso a las costumbres extranjeras, que hasta ocho países cobran a los delincuentes por la investigación policial de sus delitos, lo que digo yo viene a empujar a cometer los más sencillos y baratos de resolver, son fechorías y crímenes low cost.

Para rematar, me entero de que en las cárceles españolas pagan su manutención sólo los presos con menos recursos. A Luis Barcenas, le sale gratis. No me sorprende, éste es un país capaz de recortar un 15% la renta de los más pobres y un 1% la de los más ricos en dos años de crisis. Lo dice la OCDE. Si estás en el talego y cobras una pensión no contributiva (las más bajas), el Estado te cobra seis euros al día. Es una decisión avalada por sentencias del Tribunal Supremo, así que ya está discutido. Si cobras poco más de 300 euros, te soplan la mitad. Y el resto para tabaco, que su precio es todo impuestos y también ayuda a rebajar el déficit. Ya oigo los aplausos de la Troika.