La carne cruda (2013)

Sinopsis

Desde su infancia Hansel siempre ha tenido un deseo: devorar a un ser humano. Tras la muerte de su madre su mejor y único amigo, un desvencijado muñeco, apenas llena su vacío afectivo con lo que decide convertir su sueño en realidad. Contacta con Toni a través de internet. Siguiendo un macabro pacto ambos ponen en juego sus tenebrosas fantasías y sus deseos se convierten en una peligrosa necesidad. Una necesidad mortífera cuando ya no queda más carne que devorar.

Crítica

La carne cruda prueba al epectador sirviéndole en un plato frío, como el propio cortometraje, carne fresca humana a trocitos. Samuel Lema, su director, realiza en 19 minutos un áspero ejercicio de canibalismo basándose en la historia del canibal de Rotemburgo. Un pertubardor metraje de escenas salvajes en un blanco y negro que le quita efectismo -según se quiera entender-, pero que le da crudeza.

Cuando llegas a ese punto donde nada te satisface. El momento de la vida en el que dar ese paso definitivo, será el principio de tu nueva vida hasta ahora gris y sin sabor. Desde ahí, y hasta que cae rasgando por el intestino, habiendo dejado en tu paladar el fuerte, o suave, sabor de lo que anhelas desde chico, pasarán ante ti momentos de auténtico placer, locura y canibalismo.

La imperiosa necesidad de vivir feliz, haciendo lo que te satisface, comiendo bien, llenando tu mente y alma de lo que realmente necesitas... Tú, por canibal que seas, has de continuar comiendo... y siendo feliz.

Pero no por su dureza e historia, este documental deja de ser un trabajo más. Ambicioso, sí, pero lejos de despertar mucho interés en mí.