Revista Cultura y Ocio

La Casa del Sol Naciente

Por Jesús Marcial Grande Gutiérrez
La Casa del Sol Naciente
Encontré los archivos de mi viejo teléfonoabrí la carpeta de mi colección de cancionesy allí, la Casa del Sol Naciente, se presentóviajando desde el recuerdo.Aquella canción me bañaba de ternuray su desgarro desataba mi llanto.Juro que te vi, linda muchacha, mirandoel amanecer desde la ventanajunto a un hombre distinto cada mañana. 
Eras inglesa, francesa, hispana;quizás una joven granjera de Lousianade aire melancólico, de ojos tristes,cantabas canciones con voz cálidacon letras de perdición y de fracaso.
Quise saber la verdad de tu leyendabusqué  la historia de tu canción¡Oh, tantos otros la cantaron,tantas veces la cambiaron!Pero siempre era una historia tristede derrota y desesperanza,de una casa en Nueva Orleans,la morada de la perdición y el fracasopara los que malgastaron la vida en una apuesta.
No saber inglés es lo que tienela música te guía por los sueños,pero notas el sabor del vino del fracasoy respiras el aroma de las rosas marchitas.
Leo que El Sol Naciente era una casa de juegoso una casa de citas ¡qué más da!Por dinero venden la vida los muchachos y las muchachas por igual.
Apartar vuestras vidas del pecado, nos adviertes,no vayáis a la Casa del Sol Naciente...Pero yo, cuando te escucho, iría a buscarte.

Hay una casa en Nueva Orleans/ que la llaman El Sol Naciente/ y ha sido la ruina de muchos pobres chicos-chicas/ y Dios sabe que soy uno de ellos.// Mi madre fue costurera,/ cosió mis vaqueros nuevos,/ mi padre fue un jugador/ en Nueva Orleans.// Lo único que necesita un tahúr/ es una maleta y un baúl,/ y el único momento en que está satisfecho/ es cuando está bebido.// Oh madre, dile a tus hijos/ que no hagan lo que yo he hecho,/ pasar vuestras vidas en el pecado y en la miseria/ en la Casa del Sol Naciente…

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