Revista Cultura y Ocio

"La chica que amaba a Tom Gordon" de Stephen King (1999)

Publicado el 08 septiembre 2013 por Tomas

Saludos a todos. El béisbol es el deporte nacional de los EE.UU. y levanta pasiones en otros países como Japón, Cuba o Venezuela. En España, sin embargo, es bastante minoritario y yo, como el grueso de la población, soy un total ignorante sobre la mécanica del juego, su reglamento, sus equipos y ligas o sus principales estrellas. Comienzo la reseña comentando esto porque el béisbol está en el trasfondo de nuestro libro de hoy, con el que volvemos a disfrutar del Rey del Terror. Vamos allá:

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Título: La Chica que amaba a Tom Gordon ( The girl who loved Tom Gordon)

Autor: Stephen King, gran aficionado al béisbol y fervoroso seguidor de los Red Sox de Boston.

Lo leemos...: En papel, 190 páginas en tapa dura, edición de Círculo de Lectores. Comprado de segunda mano en una tienda de A Coruña en Marzo del 2013.

Sinopsis: Trisha McFarland tiene nueve años, una familia rota y una gorra firmada por Tom Gordon, por el que siente una profunda admiración. Cuando se pierda en los inmensos bosques de la ruta de los Apalaches, Gordon será su única compañía mientras lucha por sobrevivir en un entorno que parece decidido a matarla en cualquier momento.

¿Cómo la podemos definir?: Como una novela corta de suspense y terror psicológico, con ciertos elementos fantásticos y sobrenaturales.

¿Qué podemos destacar de ella?: Que se considera una obra menor de King, pero que tiene aspectos que la diferencian de sus trabajos habituales, y que, pese a su brevedad, le permite tratar con profundidad los diversos miedos del ser humano.

En verdad, "La chica que amaba a Tom Gordon" no es el mejor libro de Stephen King. Pero sí uno de los que más me ha hecho sufrir. La ambientación incómoda que ha conseguido con este breve novela, y el solitario protagonismo de Trisha me han resultado angustiosos por momentos y, conociendo a Mr. King, temí de verdad por la niña mientras leía.

El planteamiento de la novela es sencillo: Trisha acude a la ruta de los Apalaches con su madre y su hermano mayor Pete, que se pasan el día peleando y la ignoran. En un momento se separa de ellos, se sale del sendero y se pierde en el bosque, una de esas impresionantes extensiones de masa boscosa que se conservan en América, repletas de vida salvaje y donde la supervivencia, para una niña pequeña de ciudad, es una quimera. Comienza entonces un periplo que la lleva a adentrarse cada vez más en lo desconocido y luchar de manera desesperada por mantenerse con vida.

Veamos qué convierte una trama simple en una historia interesante:

En primer lugar, el enfoque de King. "La chica que amaba a Tom Gordon" versa sobre el miedo en sus diferentes formas. A lo desconocido, a la Naturaleza salvaje, a la oscuridad, a la soledad, al aislamiento, al abandono, a estar desvalido, a perder lo que conocemos y amamos.

La ambientación. Ubicada, como casi toda la obra de King, en el estado de Maine y el universo personal del autor (incluso aparece citada Castle Rock), el extenso bosque se convierte en un escenario inhóspito y amenazador, donde un mal paso o un descuido pueden suponer la muerte, tanto por las plantas venenosas como por los accidentes geográficos y la fauna salvaje. En este aspecto, sorprende el tormento por el que el autor hace pasar a la pequeña protagonista, que desde el momento que se extravía comienza una huída hacia adelante en la que sufrirá golpes, enfermedades, fiebre, frío, sed, hambre... El bosque está humanizado por un ejercicio magistral de prosopopeya, y podríamos decir que es personaje de pleno derecho más que escenario.

El mentado bosque será una piedra de toque, un antagonista total para la pequeña, y sorprende cómo King hace evolucionar a la joven Trisha, y que ésta, tras hundirse cada vez más, se endurezca y se haga más y más fuerte, superando su límite físico y espiritual, y madurando a marchas forzadas.

Este instinto de supervivencia viene reforzado por otra idea que me resulto de gran interés: Cómo Trisha relativiza sus problemas y cobra prioridad total alimentarse y sobrevivir un día más sobre el resto de preocupaciones de su vida diaria, que pasan a un segundo plano.

Y llevamos al componente fantástico. Dijimos que el béisbol es parte fundamental de esta historia, y lo veremos a través de dos figuras: De una parte, la radio con la que Trisha sigue los partidos de sus amados Red Sox, que suponen en esencia su contacto con el mundo "real", la sociedad que conoce y a la que pertenece, hasta el punto que el mero hecho de escuchar voces le hacen sentir menos sola. Y de otra parte, la figura de Tom Gordon, el jugador de los Red Sox por el que siente verdadera pasión y que hará un papel de guía o acompañante para la niña, proporcionándole ánimo y sensación de seguridad para continuar su lucha.

Tom Gordon (o su proyección espiritual) no es el único aspecto sobrenatural de la novela, y King nos hará dudar todo el tiempo si Trisha se enfrenta a alucinaciones y ensoñaciones febriles o a apariciones reales. Lo más inquietante es el desdoblamiento de la psique de la niña, que desarrolla una "mala conciencia" con la que se mortifica a sí misma. Sobre este tema no hablaré más para dejarlo a la libre interpretación de cada uno al leer la obra.

Señalar que los capítulos del libro responden a las partes del juego del béisbol, llamadas "entradas". Primera entrada, Segunda entrada, Principio de la séptima, Final de la novena... de igual manera, a lo largo de la narración, Trisha utiliza terminología de dicho deporte aplicada a las situaciones por las que va pasando, y ahí es donde los legos en la materia nos quedamos un poco en fuera de juego.

Por último, destacar que la trama sirve a King para tratar otro de sus temas habituales: Las relaciones familiares, sus dificultades, y la repercusión que el alcoholismo y otras conductas tienen en la unidad familiar. Así, es emotivo cómo Trisha y su padre estrechan sus lazos a través de su afición común al béisbol y del tiempo que pasan juntos gracias a ese deporte, con lo que tal vez King esté proyectando su propia experiencia personal, pues el libro está dedicado a su hijo Owen, con el que comparte también la pasión por el juego de pelota.


¿Hemos subrayado algún párrafo?: Sí. Veamos el bosque como ente con inteligencia y motivaciones propias:

"Siguió el arroyo durante las cuatro horas siguientes, sin oír otra cosa que el canto de los pájaros y el incesante zumbido de los insectos. Lloviznó durante casi todo ese tiempo, y en un momento dado cayó un chaparrón que la caló hasta los huesos, pese a que se refugió bajo un gran árbol. Al menos no hubo rayos ni truenos. Trisha nunca se había sentido más una niña de ciudad que aquel infausto día, mientras la tarde se encaminaba hacia la noche. Tuvo la impresión de que el bosque se cerraba a su alrededor. Durante un rato atravesó una extensión de altos pinos, y en aquel punto el bosque parecía casi amable, como salido de una película de Disney. Pero de pronto, el bosque se replegó sobre sí mismo y se encontró atrapada entre árboles pequeños y arbustos apelotonados (la mayoría provistos de espinos), y tuvo que abrirse paso entre ramas entrelazadas que amenazaban sus ojos y sus brazos. Daba la impresión de que su único propósito consistía en dificultarle el avance, y en tanto el cansancio daba paso al agotamiento, Trisha empezó a sospechar que poseían inteligencia, una conciencia astuta y maligna de aquella desconocida para el capote azul raído. Empezó a pensar que su deseo de arañarla (y con suerte, de reventarle un ojo) era secundario. Lo que realmente deseaban los arbustos era alejarla del arroyo, del camino que la conducía hacia otra gente, su billete de salida."

La "voz interior" de Trisha:

""Olvídalo, Trisha. -Era la voz aterradora, que tan bien conocía ya-. No te hará falta ningún collarín. Ni tampoco un helicóptero." -Cierra el pico -murmuró, pero la voz no desistió. "Ni siquiera te amortajarán, porque nunca te encontrarán. Morirás aquí, vagarás por estos bosques hasta que mueras, y los animales devorarán tu cuerpo putrefacto, y algún día aparecerá un cazador y encontrará tus huesos.""

Y sus conversaciones con Tom Gordon. Trisha quiere saber porqué señala al cielo al conseguir un salvado:

"-Señalo porque la naturaleza de Dios consiste en manifestarse al final de la novena -dijo Tom.[...] En particular cuando las bases están llenas y sólo hay un eliminado."

¿Más datos de interés?: Sí. Mr. King cita en este libro a diferentes jugadores de béisbol: Derek Jeter, Paul O'Neill, Bernie Williams, Darryl Strawberry, Andy Pettite, Jorge Posada, Mariano Rivera, Mo Vaughn, Nomar Garciaparra, John Valentin, Mark Lemke, Pedro Martínez, Darren Lewis, Troy O'Leary, Chuck Knoblauch, Darren Bragg, Randy Johnson y Rich Garcés; y a los locutores radiofónicos Joe Castiglione y Jerry Trupiano. Todos ellos, además del propio Tom Gordon, son reales y el autor cita jugadas y partidos que tuvieron lugar en la liga 1998-99, si bien reconoce haberse tomado alguna licencia artística. Como curiosidad, Tom "Flash" Gordon jugó tanto en los Red Sox de Boston como en los Yankees de Nueva York, grandes rivales comparables, para entendernos, como el Real Madrid y el FC Barcelona en el fútbol español.

Y de esta manera llegamos al final de la reseña de hoy, donde después de dos meses hemos vuelto a tener con nosotros al rey de reyes y Santo Patrón de KindleGarten. Insisto que no es su mejor libro, pero no por ello deja de ser sobrecogedor y escalofriante en algunos pasajes, y he disfrutado sufriendo por la desafortunada Trisha. Y es que las novelas de Stephen King son como la pizza, que fría y al día siguiente, sigue estando buenísima. Nos leemos!


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