Revista Cultura y Ocio

La cigarra y la hormiga

Publicado el 12 julio 2013 por Culturestblog

Cuenta la conocida fábula, a grandes rasgos, que mientras que la cigarra se pasaba el verano cantando y disfrutando del sol y el buen tiempo la hormiga estuvo trabajando afanosa de sol a sol y sin entretenerse. El verano terminó y la comida empezó a escasear y la temperatura ya no invitaba a estar cantando en la calle sino que apetecía buscar refugio para pasar el invierno. Gracias a su labor durante el verano la hormiga tenía su casita bien provista de alimento para toda la temporada mientras que la pobre cigarra tenía hambre y frio, y pidió ayuda a la hormiga, y la ayuda le fue negada, lo que le costó la vida.

Cigarrahormiga 1

La moraleja de esta historia está más que clara: trabaja como un burro y acumula para cuando vengan mal dadas porque si no lo que te espera es la más miserable de las muertes ya que en los tiempos duros no podrás contar con la ayuda de nadie. Al menos esta es la moraleja que hemos estado comprando todos estos años desde que la fábula fue escrita por Esopo, es decir alrededor del año 600 A.C. Es posible que vaya siendo hora de revisar el cuento y su moraleja.

Cigarrahormiga 2

Para empezar, cada uno de los protagonistas no hace otra cosa que seguir lo que le dicta su naturaleza. La cigarra se pasa el verano cantando porque es lo que tiene que hacer, ese es su “talento” por así decir mientras que la hormiga obrera, que no todas las hormigas trabajan, cumple con su tarea dentro de un férreo esquema social mirando siempre por la supervivencia de la comunidad por encima de la propia. Esto mismo aplicado a las personas nos indica un matiz que podríamos introducir en la moraleja del cuento, y es que cada uno es como es. Cigarra, hormiga o a veces ambas cosas a la vez, cuanto antes lo descubramos y empecemos a aprovechar nuestros talentos mejor nos irán las cosas. A la mayoría nos enseñan a seguir los pasitos de la hormiga, a formarnos lo mejor que podamos y a ser posible en trabajos que estén demandados y bien pagados (empleabilidad creo que lo llama el ministro de educación). Desde el primer momento no nos enseñan a conocernos y a explorar nuestros talentos y fortalezas y a saber qué nos gusta hacer, lo que lleva a muchos al fracaso en los estudios y a otros a estudiar carreras que en realidad no son las que querían hacer sino las que pensaban que les iban a llenar mejor los graneros para el invierno. Los primeros terminan convertidos en supervivientes sociales que se agarran a cualquier cosa para poder pasar el invierno y los segundos en trabajadores que no disfrutan de su labor diaria y llaman felicidad a la abundancia de cosas materiales.

Cigarrahormiga 3

Excluyamos por un momento a la cigarra de esta historia. Nosotros somos seres sociales como la hormiga y en principio tenemos más que ver con ella que con la cigarra. Igual que hay hormigas obreras, soldado y demás y así hasta la reina, también existen personas obreras, oficinistas, soldado y demás y así hasta los que tienen el poder. Parece como si la moraleja de la fábula estuviera originalmente interesada en perpetuar este orden de cosas, ¿o seré yo que soy un mal pensado? No debemos olvidar que aunque seamos seres sociales como la hormiga para algo debería servirnos el tener casi kilo y medio de cerebro dentro del cráneo, cosa que ellas, pobrecitas, no tienen. ¿Nos estarán haciendo creer los poderosos que mejor no nos salgamos de nuestro caminito de hormigas por si llegado el invierno no tenemos qué comer? ¡Qué tontería! Si lo que quieren nuestros líderes es que seamos felices y llevemos vidas plenas y sencillas, ¿qué sacan ellos con mantenernos en nuestra situación de “hormiguita que no se hace preguntas”?

Como latinos que somos parece que tendemos a tomarnos la vida más bien como la cigarra que como la hormiga, o de eso se nos acusa desde la Europa productiva y hormiguil, y mientras sean ellos los que dictan las reglas del juego está claro que las cigarras mediterráneas lo llevamos crudo, pero, ¿qué hay de malo en tomarse la vida con calma? ¿se puede organizar la sociedad de otra manera, con otras reglas?

No estoy en contra de la cultura del esfuerzo, el que algo quiere algo le cuesta, eso está claro, lo que pasa es que me parece que en realidad no queremos ni el diez por ciento de las cosas por las que nos matamos a trabajar, o nos matábamos, y que nos han metido por los ojos con mensajes publicitarios interesados en mantener las cosas como están. Hay que estar a la última y consumir, poseer y tirar lo viejo aunque funcione porque han sacado otro que es mejor. Hasta desde algunos movimientos “new age” se nos quiere manipular en este sentido dándonos a entender que si no nos compramos todo lo que nos apetece es porque no nos amamos y no nos sentimos merecedores de bienestar, se las saben todas las hormigas reinas.

Cigarrahormiga 4

La cigarra tiene una gran ventaja sobre la hormiga, tiene tiempo libre. Puede usar ese tiempo en cantar y bailar al sol, pero también lo puede usar en conocerse mejor, saber cuáles son sus verdaderos intereses y habilidades para finalmente convertirse en alguien mucho más productivo y a la vez feliz que la hormiguita. Y lo que es más importante, tiene tiempo para desarrollar un espíritu crítico que le permita darse cuenta de lo que hay, de cómo está organizada esta sociedad tan injusta y de aportar soluciones para movilizarla en pos del bien común.

 


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