Revista Cultura y Ocio

La ciudad sin judíos: el libro que predijo el holocausto (II)

Publicado el 27 marzo 2017 por Carmoran @ensayistica

La ciudad sin judíos: el libro que predijo el holocausto (II)

De entre los casi 30 capítulos que componen esta novela, hay uno que me ha llamado la atención más que ningún otro, y es el titulado Entre chicas. Bettauer ya deja entrever en la mayoría de capítulos que los judíos nunca han sido bien vistos, que han sido más despreciados que queridos, y sin embargo, va a ser gracias a la conversación de un grupo de prostitutas cuando veremos lo que los judíos representan de verdad para la mayoría de la población. Una vez se ha aprobado la ley anti-judíos en toda Austria, las primeras que ven venir el desastre son este grupo de mujeres, cuyas mejores ganancias las reciben siempre de sus clientes judíos. Justo a mitad de capítulo, y por medio de estas mujeres, Bettauer nos pega una bofetada de realidad haciendo una pregunta: ¿qué pasaría con los amigos a los que se quería y se mantenía cuando faltaran los amigos que pagaban? La pregunta es cruel, pero no hace más que mostrar la realidad más salvaje de la sociedad del capital, y es que una cosa es la fuente de dinero y otra cosa es la fuente de amor. Dicho de una manera más fácil, estas mujeres se unían sentimentalmente a hombres (cristianos) a los que presumiblemente mantenían gracias a lo que sacaban de esos "amigos" que pagaban (judíos). La angustia de ellas no era por el injusto destino de los judíos, sino porque el dinero se iría con ellos al exilio.

Uno de estos "mantenidos" le presenta además un ingenioso plan a su novia para subsistir cuando el dinero desaparezca con la ley anti-judía: primero se declara israelita ante el Ayuntamiento para solidarizarse con el maltrato al pueblo hebreo, luego se casan, el Estado les paga un dinero de rescate (para que pudieran exiliarse), y así poder irse a otro país para seguir viviendo de los judíos. De hecho, el final de este capítulo acaba de la siguiente manera:

"En los días siguientes, la prensa liberal tuvo que informar de que cientos de jóvenes y honrados cristianos, rebelados por la injusticia que se les había hecho a los judíos, habían decidido de manera demostrativa abrazar el judaísmo para ser partícipes del destino de este pueblo tan duramente probado."

Todo esto es, ni más ni menos, que un ejemplo de falsa solidaridad; en realidad, lo que sucede en esta novela es que todos usan a los judíos por motivos económicos. Es más, una de las grandes paradojas tras su expulsión, es que Austria no puede impedir que tanto los accionistas como los presidentes de las asociaciones extranjeras que invierten en el país, sean también en su mayoría judíos. A esto hay que sumarle que la mayoría de los artistas e intelectuales austriacos eran semitas, lo que también acaba perjudicando a la larga la vida cultural, pues como manifiesta Bettauer en la novela, los artistas y economistas cristianos en absoluto tenían el mismo talento que los judíos. En resumen, el autor nos va dejando pistas en cada capítulo de que la razón de ser del país en casi cualquier aspecto eran los judíos.

Lo que empezó como una sensación de victoria por parte de la población austriaca al ver cómo los judíos abandonaban en trenes su país entre insultos, terminó convirtiéndose al poco tiempo en una sensación de desesperación en cuanto la nación empezó a hundirse en la miseria y el abandono más pronto que tarde. En realidad, el verdadero problema no era que el país se estuviera yendo a la quiebra, el problema era que ahora no sabían a quién echarle la culpa. El autor demuestra durante toda la novela que tanto los socialcristianos como los nacionalsocialistas presentaban a los judíos como seres perversos y causantes de todas las desgracias. No era extraño que los políticos apuntaran con el dedo acusador al judaísmo internacional y a la masonería como los culpables del aislamiento internacional de Austria, pero tras la expulsión en masa de los judíos la situación era aún más complicada, y lo que era aún peor, los líderes no sabían a quién debían cargarle las culpas esta vez. Austria estaba irremediablemente metida en un callejón sin salida, y Bettauer lo explica además de una forma brillante:

"Los ricos eran ahora bravos cristianos, y los expoliadores y usureros también; esto es, no se podía decir nada de ellos, ya que en este caso se habría tenido que admitir que usureros y expoliadores existían tanto en el campo cristiano como en el judío."

Y esto solo es la punta del iceberg del caos social que provocó la ley anti-judía. No voy a poder hablar sobre Leo Strakosh como había dicho en mi anterior entrada, pero ya que antes he mencionado el tema de conspiración y de judaísmo internacional, el final del ensayo estará dedicado a hablar sobre su papel en esta novela y por qué precisamente llegó a convertirse en el estereotipo de "conspirador judío".

Todos los comentarios son bienvenidos.

Fuente de las imágenes:
https://en.wikipedia.org/wiki/Hugo_Bettauer

http://userpages.umbc.edu/~jonfeng1/thesisproject/ellieginsburg/questions/historians_jewishimmigration.html

http://dibujoheraldico.blogspot.com.es/2012/12/cruz-gamada.html


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