Revista Opinión

La competencia de los incompetentes

Publicado el 06 abril 2017 por James Nightingale @atracoalpueblo
LA COMPETENCIA DE LOS INCOMPETENTESLA COMPETENCIA DE LOS INCOMPETENTES“La finalidad del Estado es la promoción de la virtud y también la felicidad de los ciudadanos.” Aristóteles
En la tragicomedia en que se ha convertido el ejercicio de la política en Venezuela ya nada sorprende. El maná que han recibido las distintas bandas que se han repartido el poder desde hace ya dieciocho años, más ese germen de estupidez que todos los seres humanos llevamos con nosotros, que aflora con mayor o menor resplandor en cada uno de manera ineludible, como diría Alfredo Brice-Echenique, es lo que ha permitido que asistamos con asombro, pero sin reacción, a esos espectáculos vergonzosos a los que cree habituarnos el tribunal del horror venezolano en contubernio con el poder inmoral y el electoral, que constituyen las columnas que sostienen el tambaleante poder ejecutivo.

La reciente puesta en escena de un golpe de estado con la emisión de las sentencias 155 y 156, que a su vez se trató de conjurar con las sentencias 157 y 158 constituyen evidencias de la comisión de varios delitos que se tratan de borrar, esconder y destruir aunque ya las huellas de los delincuentes han quedado impresas por todas partes y han circulado por todo el orbe.Igualmente, las huellas del frenazo a que los obligó uno de sus cómplices, son otra evidencia de esa especie de competencia entre incompetentes e incondicionales encargados de impartir “justicia”, que los ha convertido en los grandes payasos del circo revolucionario. Esas son las consecuencias cuando se pone en manos de incompetentes competencias tan serias como las de gobernar un país.


Lo más indignante es que lejos de sentir vergüenza y mostrar propósitos de enmienda, lo que se procura desde los burladeros del gobierno es mantener el engaño y hacer creer que fue un simple impasse, alejado de los verdaderos propósitos del régimen. Tanta ignominia y desvergonzado y cínico comportamiento, reclama a gritos la unidad y cohesión para la acción. Los intelectuales del país tenemos la responsabilidad de hacer que aflore la verdad y prevalezca la justicia. Los delincuentes deben ser juzgados y los incompetentes y corruptos deben ser deshonrados. 
Las Universidades, las academias, los colegios y asociaciones profesionales deben depurar sus archivos y declarar su repudio a tan indignos miembros. Ante la terca realidad que nos conmueve, no es posible colocarse una venda que haga translúcida la conciencia y se acepte como algo normal la injusticia. Es necesario desgarrar esas túnicas y no confundirse con vana retórica judicial. La ética y la decencia son un imperativo en estos obscuros momentos de la patria y porque nos asiste como venezolanos el derecho a ser honrados.
Neuro J. Villalobos Rincón @nevillarin
[email protected]

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