Revista Opinión

La conciencia gaseosa de la piscina

Publicado el 11 octubre 2013 por Soyunmendrugo
El aire entra en remolino por la boca, en ese instante breve en el que mantienes la boca a pocos centímetros de la superficie del agua. Y vuelve a salir, veloz, en forma de burbuja, por entre el cloro del agua. Pasa cada pocos segundos, en cada brazada, mientras los índices de cada mano parece que van a tocarse, sin llegar a hacerlo nunca. Llegas al extremo de la piscina, das una bocanada intensa y vuelves a sumergirte, con la mente puesta en el extremo contrario, una y otra vez, hasta que la palabra cincuenta resuena entre los huesos de tu cabeza, exhausta, hambrienta de oxígeno y glucosa.
Pd.- Creo que hace unos diez años estos días de la primera vez que fui a la piscina, con el pobre resultado de ocho largos mal dados.

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