Revista Opinión

La connivencia entre lo público y lo privado

Publicado el 10 febrero 2013 por Ciberculturalia
La connivencia entre lo público y lo privado
Asistimos estos días a la crisis política e institucional más aguda de nuestra democracia. Crisis recogida sobradamente por toda la prensa internacional que pone en evidencia la corrupción política, brutal y profunda, que padecemos para escarnio y vergüenza nacional.
Hoy José Juan Toharia en un artículo publicado en el diario El País: "La gota final" comenta que "el caso Bárcenas ha supuesto la gota final que ha desbordado el ya colmado vaso de la paciencia ciudadana". Sin embargo, yo no se si esto es así. No se si hemos llegado a la gota final que colma el vaso. Quizás sí. Seguramente no.
Debo reconocer que nosotros, los ciudadanos, tenemos grandes tragaderas  porque estos ejemplos de corrupción y desvergüenza ya hace tiempo que vienen destruyendo nuestro maltrecho sistema democrático. Ya hace tiempo que conocemos, con nombres y apellidos, políticos que son corruptos, a veces imputados, pero a los que muchos ciudadanos les siguen dando su apoyo a través del voto electoral. Esa es la verdad. Nos dolerá pero es una realidad bien contrastable.
Hace tiempo que vemos que la relación entre lo público y lo privado, entre el poder político y el poder empresarial, es un vaso comunicante lleno de intereses mutuos. Esa connivencia se traduce en normativa que perpetua sus intereses en contra, por supuesto, del interes general. 
En dos artículos muy interesantes "La piñata española" y ¿Dónde se recolocan los exministros?", publicados respectivamente en la Revista Mongolia y en La marea, se señala con claridad esa connivencia. Se destaca cómo las privatizaciones impulsadas en España desde mediados de la década de los 80 y aceleradas ad infinitum por el primer gobierno de José María Aznar, les han proporcionado pingües beneficios. Muchos de los políticos que las impulsaron son actualmente directivos de esas mismas empresas convertidas, después de la privatización, en grandes corporaciones privadas.
Vemos cómo esas empresas, y a pesar de la "Ley de incompatibilidades", lleva  años contratando, como asesores y consejeros,  a muchos ex altos cargos de los distintos gobiernos. 
Estos son algunos de los ejemplos: 
En TELEFÓNICA: Fernando Almansa, jefe de la Casa Real entre 1993 y 2002: ConsejeroJavier de Paz, director general del Ministerio de Comercio, cercano a ZP: ConsejeroRodrigo Rato, ministro de Economía impulsor de privatización (iniciada por cierto por Felipe González): AsesorIván Rosa, marido de la Vicepresidenta Sáenz de Santamaría: DirectivoEduardo Zaplana, ministro de Trabajo de Aznar: DirectivoIñaki Urdangarín, yerno real: Consejero hasta hace muy poco
En ENDESA:Miguel Roca, impulsor de la privatización: ConsejeroJosé María Aznar: AsesorPedro Solbes, ex ministro de Economía y Hacienda: AsesorElena Salgado: ex directora general de Economía: Asesora (además Consejera de Abertis)
En REPSOL: Luis Carlos Croissier, ex ministro de Industria: ConsejeroFelipe González: Consejero (además de Consejero de Gas Natural)
En ALDEASA: Rafael Arias Salgado, ex ministro de Fomento: Presidente de World Dutty Free Group, entidad propietaria de Aldeasa
En VUELING: Josep Piqué, ex ministro de Industria: Presidente
Y así podríamos seguir y seguir: Miguel Boyer, ex ministro de Economía: Royal UrbisJordi Sevilla, ex ministro socialista: Price WaterhouseRafael Arias Salgado, ministro de Fomento con Aznar: CarrefourJosep Borrell, ex ministro de Economía: Abengoa
En fin, para dar y tomar. Ciertamente la puerta giratoria entre lo público y privado es evidente. Y se sigue, de forma acelerada, privatizando todo lo público. Ahora le ha tocado el turno a la sanidad y a la educación. Si no se remedia, mejor dicho, si no lo remediamos, también caeran las pensiones. Al tiempo.

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