Revista En Femenino

La copa menstrual: comodidad y libertad por excelencia

Por Roland
La copa menstrual: comodidad y libertad por excelencia
Texto: Laura Donaire, redactora jefe de la revista Sexologies 

En cuanto a su adquisición, la copa puede comprarse en algunas farmacias, además de en tiendas especializadas en productos ecológicos y en mercado justo. Pero, la mayoría de las ventas se realizan a través de las webs de empresas de productos eróticos y de salud íntima, como puede hacerse en www.cosmetica-sensual.com. Viene acompañada de una pequeña bolsa de microfibras, para guardarla y llevarla encima cómodamente.

El tampón fue una revolución en el pensamiento colectivo
Curiosamente, a pesar de las distintas firmas comerciales y de sus múltiples ventajas, la copa no triunfó a nivel empresarial en el momento de su aparición y tampoco lo está haciendo ahora, cuando continúa en un silencio significativo. Aunque no es momento de entrar en ella, larga y curiosa es la historia de la menstruación, en la que quizá se encuentre algún indicio para averiguar el poco éxito social de la copa menstrual.
Culturalmente, el tampón fue una revolución en el pensamiento colectivo, ya que suponía la introducción de un elemento (en este caso, un trozo de algodón) en el interior del cuerpo femenino. ¡La mujer tenía que meter algo dentro de sí misma! Y, ese algo no era precisamente el miembro reproductor masculino. Pero, como dicta el refrán, “con la Iglesia hemos topado”.

El tabú de la sangre...
Durante siglos, la doctrina católica se encargó de asentar unas bases sociológicas que discriminaban o reducían, en gran medida, el papel de la mujer. Las únicas misiones de las féminas giraban en torno a la reproducción y al cuidado de su familia. Servían para poco más y, por ello, muchas actividades mitológicas o literarias negativas se relacionaron con ellas -las brujas siempre eran mujeres, las musas encandilaban a los navegantes para que naufragaran contra las rocas y Eva consiguió que Adán fuera el primer hombre en cometer un pecado de la Historia-. De la misma manera, una cosa que chorreaba del cuerpo de una mujer no podía ser nada bueno.
...castiga a las mujeres
Con los siglos, este pensamiento sobre la regla -que se ha racionalizado, como muchos otros conceptos femeninos- ha ido evolucionando en asco. Pero, según Roland Hallmaier, psicólogo y terapeuta, ésta es, probablemente, la razón histórica por la cual actualmente sigue existiendo, en cierto modo, el tabú de la sangre o de la menstruación: “Los hombres e, incluso, muchas mujeres ven en la sangre algo malo, que produce angustia, cuando en realidad es, únicamente, eso, sangre, un fluido corporal que sale de nuestros propios cuerpos”.
Un miedo irreal y absurdo!!
Y la realidad es ejemplo de ello. Tras una prueba con varias mujeres que no conocían la existencia de la copa menstrual, puede extraerse una reacción general: la mayoría de ellas hacía algún gesto facial, en el momento en el que se les explicaba que había que manipularla con las manos, extraerla, limpiar la sangre, lavar el recipiente y volverlo a introducir en la vagina. Sangre. La misma sangre –o similar- que emana de una herida en cualquier zona del cuerpo y que, tranquilamente y sin ningún tipo de angustia, limpiamos y esterilizamos con gasas y compresas de tela para curarlas. Entonces, ¿por qué ese miedo ante la sangre menstrual, cuando no deja de ser la exteriorización de un proceso interior del cuerpo femenino?

¡Con la copa menstrual se ahorra dinero!
Dejando a un lado los conceptos histórico-culturales de la Humanidad, se abre otro debate. Éste relacionado con factores económicos y comerciales. Se estima que cada mujer utiliza en su vida una cifra aproximada de 10.000 tampones o compresas, productos que responden claramente a la doctrina capitalista del “Comprar, tirar, comprar”. En cambio, la copa menstrual tiene una vida media de unos 8 años, de lo que se sobreentiende que no es un producto rentable para la mayoría de empresas. En la época del consumismo, sus contemporáneos han interiorizado la idea de la obsolescencia y de la renovación de artículos. Tal vez por ello, no nos paremos a pensar en la cantidad de material sanitario que se utiliza tras la vida fértil de una mujer. Pero, en palabras de la Dra. Montse Alcalde, con la utilización de la copa menstrual podemos aprender que “nuestros recursos son limitados y que tenemos que ser más conscientes con el medio ambiente”.

¡Libertad física para las mujeres!
En manos femeninas, sobre todo en las más jóvenes, posa el poder decir que la utilización generalizada de la copa menstrual no tiene nada que ver con cuestiones sociales, culturales o históricas. Sino que responde a su funcionalidad, a su comodidad, a su economía y a la libertad física que puede aportar a la vida femenina su utilización.
En cualquier caso, para poder opinar sobre cualquier cosa, la práctica y el conocimiento son los principales aliados de una persona. Y quien escribe estas líneas está sentada, mientras lleva colocada en su interior una copa que, previamente ha extraído, limpiado y manipulado para poder seguir, sin problemas, con su ciclo menstrual.


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