Revista Arte

La creación del Arte sólo debe ser transferible nunca destruible: Los expolios arquitectónicos.

Por Artepoesia
La creación del Arte sólo debe ser transferible nunca destruible: Los expolios arquitectónicos.La creación del Arte sólo debe ser transferible nunca destruible: Los expolios arquitectónicos.
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El Arte ha sido expoliado de todas las formas posibles e incluso legítimas. Ni siquiera el valor económico de la obra en sí ha podido desalentar a los especuladores a veces. Pero esto sucede sólo con las Artes que ocupan un volumen, un espacio, cuanto más grande peor. Es en la Arquitectura donde sucede más claramente; y en los expolios cometidos en la historia se observan, incluso, por qué han sido así: el valor del suelo, del terreno, ha sido y será superior a lo que en ello se haya construido, por muy hermoso, artístico, único, que sea. Por suerte la sensibilidad al Arte ha cambiado mucho y las leyes han reflejado este sentimiento.
A principios del siglo XX, en 1905, un rico terrateniente, heredero y filántropo sevillano, Miguel Sánchez-Dalp y Calonge (1871-1961) mandó construir una Casa-Palacio en la céntrica plaza sevillana del Duque de la Victoria. Para ello no escatimó en recursos y en estilos, realizando artesonados, arcos mudéjares, columnas romanas (probablemente a su vez expoliadas, pero al menos usadas), detalles todos de un extraordinario estilo regionalista andaluz, con  una gran dosis de Arte y Arquitectura. Contribuyó con otras obras y con otros proyectos para la ciudad en el período anterior a la República (1931), sin embargo después de esos años no concilió su carácter ni con las autoridades republicanas ni, a pesar de lo que se pueda pensar, con las franquistas.
Pero, a veces, las obras no superan la vida de sus próceres. Bastó que don Miguel falleciera en 1961 para que su Casa-Palacio fuese objeto de especulación inmobiliaria y comercial. Junto a dos edificios adyacentes, un colegio y un antiguo Palacio reconvertido en Almacenes comerciales, fue derruido para albergar un gran centro comercial que por entonces (1967) comenzaba su andadura de expansión por toda España. Es monstruoso sólo pensar que manos humanas que crean y diseñan obras de Arte sean capaces de destruir esas mismas obras de Arte. Pero, así fue. Hoy sólo queda el recuerdo y el testimonio gráfico de una demolición y un desastre artístico. La plaza fue testigo y con ella una estatua del gran pintor Velazquez, curiosa paradoja de lo que una efigie tan eminente en el Arte pudo sentir al presenciarlo.
(Imágenes de la Casa-Palacio de Sánchez-Dalp en la Plaza del Duque, en Sevilla (España) -fotos 1, 2 y 3-; Fotografía del antiguo Palacio de Medina Sidonia, en la misma plaza, adyacente a la casa-palacio Sánchez-Dalp; Fotografías del Palacio Sánchez-Dalp; Fotografía de Miguel Sánchez-Dalp -señalado con X- en los años veinte en San Sebastián (España); Fotografía de un Salón de la Casa-Palacio; Fotografía de la Plaza del Duque (Sevilla); Estatua del pintor Velázquez en el centro de la plaza; Fotografía panorámica de la Plaza del Duque, Sevilla; fuente fotográfica del Palacio Sánchez-Dalp: Universidad de Sevilla.)

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