La cuenta regresiva

Cuando hablamos de estadísticas sociales, económicas y políticas por estos lados del planeta, la gente suele parar las orejas, entornar los ojos y repetir estos números en cuanta red social se cruza por el camino.

"Que la inflación dio tanto porciento", "Que la deserción escolar ascendió a tal cifra en los últimos X años", "Que la pobreza esto", "Que tal candidato político mide aquello", y así hasta donde la imaginación llegue.

Casi nunca nos ponemos a verificar si esos datos son verídicos. Entiendo que es difícil de comprobar por la poca credibilidad que se han ido ganando (y con razón) las agencias que escupen estos números, pero a pesar de eso, repetimos y repetimos a mansalva estas estadísticas. Nos indignamos (y con razón) por la mayoría de estos datos. Nos molestan en lo más profundo (y con razón) que pasen estas cosas, tanto lo que significan los números como los engaños en el suministro de los mismos. Sin embargo, hay otros datos que son fáciles de comprobar y a los que no le damos mucha importancia. Números fehacientes que están al alcance de todos. Por ejemplo, el Promedio de Vida de las Personas. Bien sabemos que en estas latitudes y en muchas otras el promedio de vida ronda entre los 70 y 80 años. Si redondeamos a 75 años, esto quiere decir que una persona cuando nace sólo tiene para vivir 27.375 días.

• Entonces si actualmente tenemos 25 años, nos estarían quedando 600 meses de vida.
• Si tenemos 35 años en cambio, nos quedan 14.600 días de vida.
• Ahora, si tenemos 45 años nos quedan 262.800 horas de vida.
• Si ya soplamos las 55 velitas nos quedan 10.512.000 minutos de vida.
• Y si tenemos 65 años nos quedan 315.360.000 segundos de vida.

Ahora, yo me pregunto, ¿qué estamos haciendo de nuestra existencia para aprovechar al máximo el tiempo que nos queda de vida en la tierra?

El reloj con la cuenta regresiva no se detiene.

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