Revista Cultura y Ocio

La decisión de no votar

Publicado el 29 diciembre 2016 por Revista Pluma Roja @R_PlumaRoja

La decisión de no votar

Hace poco se realizaron elecciones políticas en Chile y, como era de esperarse en un país salpicado de políticos corruptos, el gran ganador de la jornada fue la alta abstención por parte de los votantes, la que alcanzó un 65%. Es decir, con las últimas elecciones quedó demostrado que el grupo de personas más grande de Chile, en cuanto a lo político, no es la extrema derecha, ni la derecha gobernante disfrazada de colores políticos de centro-izquierda, ni la izquierda que carece de real participación en las altas esferas de la política. No, el grupo de personas más grande en Chile son aquellos que lejos de colores políticos, se han dado cuenta que el problema real en Chile no pasa por poner o sacar a tal o cual candidato, sino que por cambiar la estructura que sostiene este sistema político en el que ya nadie confía.

Hagamos un poco de historia

Hace algunos años el debate de los políticos en Chile pasaba por la preocupación existente en cuanto a que nadie se quería inscribir para votar. Se decía que la apatía de la gente pasaba por el hecho de no querer cumplir sus “obligaciones ciudadanas”, y que, por otra parte, solo le importaba exigir “derechos”.

Fue así que, ya que no podían obligar a la gente a que se inscribiera para que fuera a votar, decidieron inscribir a todos de manera automática y entregarles la posibilidad de que su voto fuera voluntario, pues, “según ellos”, la razón de que nadie se inscribiera a votar, tenía que ver con que a la gente no le gustaba realizar trámites burocráticos ¿?

Sin embargo, luego de un par de elecciones llevadas a cabo desde la instauración de la inscripción obligatoria para votar y el voto voluntario, esto también resultó ser un fracaso. La gente, pese a estar inscrita de manera automática en los registros electorales, simplemente, elige no votar.

¿Qué hemos hecho mal?

Ante este escenario, los políticos vuelan como moscas desorientadas intentando explicarse el qué hicieron mal. Algunos gritan desaforados que el votar se haga obligatorio. Otros piden que se multe a aquellos que llaman a no votar. Otros, tratan a todos lo que no votaron de ser unos apáticos que no les interesa nada. Y así, el llanto suma y sigue mientras ignoran lo que realmente expresa la gente cuando no vota: un rechazó a su modo de hacer política.

No votar también es un acto político

Lo que los políticos no quieren entender, es que el no votar es también una forma de expresar descontento. Una forma de protesta. Una forma de decirles que no nos prestamos para sus juegos infantiles de poder. Que nos cansamos de su corrupción. Que nos cansamos que hagan fila ante grandes empresas y consorcios para pedirles dinero, para luego  legislar a favor de los intereses de estas. No nos interesa su democracia. No nos interesa su forma de administrar la sociedad como una pieza más que se transa en la bolsa de valores.

El no votar es un acto de protesta, un llamado a cambiar la estructura del sistema político y hacerlo más democrático.

Reconozco que existen un amplio grupo de personas apáticas del sistema político, que se autodenominan apolíticos. O que no se denominan nada, y que solo les interesa su universo personal. Sin embargo, no es cierto que todos lo que no votamos estemos en esa categoría o seamos unos ignorantes como algunos políticos lo quieren hacer pasar. Algunos tenemos opiniones claras, y el no votar, es un acto que ha sido pensado y realizado a conciencia.

En lo que a mí respecta, no pienso votar hasta que se nos permita sacar a un político cuando este no realice sus funciones o cumpla sus promesas. Hasta ese entonces, mi llamado seguirá siendo a cambiar la estructura política de este país. A transformarla de manera que sea realmente democrática y no, un juego de las elites por ver quién saca más votos. Hasta que no cambiemos las cosas, decido no votar.

Por Pablo Mirlo

pablomirlo.wordpress.com


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