Revista Cultura y Ocio

La defensa. Vladimir Nabokov

Por Mientrasleo @MientrasleoS
La defensa. Vladimir Nabokov
    "El propio Luzhin ha tenido que esperar treinta y cinco años hasta ser editado en lengua inglesa. Si bien es cierto que a finales de la década de los treinta hubo algunas esperanzas cuando un editor estadounidense mostró interés por la obra, resultó pertenecer a esa clase de editores que desean convertirse en la musa masculina del autor,  y nuestra breve relación terminó abruptamente cuando me sugirió que sustituyera el ajedrez por la música y convirtiera a Luzhin en un violinista demente."
     De Nabokov me gustan sus formas, su cuidado en los detalles, que puede permanecer oculto a ojos del lector que no va prestando toda su atención, y también su entusiasmo. Por eso poco a poco voy leyendo su obra. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La defensa.
     Conocemos a Luzhin cuando es aún un niño. Vive en un mundo que le resulta hostil, al que no se adapta. Sin embargo, pronto encuentra en el ajedrez su propio mundo, su defensa contra el externo, y además demuestra ser un niño dotado, un genio en realidad. Ahí Luzhin se siente cómodo. Pero los años pasan y aparece el amor, y el ajedrez queda en un segundo plano, al menos de forma literal, porque su mente sigue viendo el mundo como una gran partida que hay que ganar.
     No se puede hablar de este libro sin comenzar por el prólogo. Un prólogo escrito por el propio autor y que es la mejor de las críticas que uno se pueda encontrar. En él, no solo vemos el entusiasmo de Nabokov por esta obra, además nos irá dando pistas de detalles en los que nos tenemos que fijar, incluso nos desvela el final. Supongo que, si es capaz de hacer algo así, ya significa que todos aquellos que pensaron que el final de este libro era sorprendente, no se fijaron tanto en los detalles como el autor esperaba. O tal vez no quiso el propio Nabokov que valorásemos ese final de una forma diferente porque, una vez conocido lo que nos cuenta en dicho prólogo, se antoja inevitable que el libro concluya como lo hace. En todo caso, advertidos estáis tanto de lo indispensable de su lectura, como de su contenido, para poder elegir si se hace antes o después de conocer la historia.
     En cuanto a la novela propiamente dicha, Nabokov vuelve a hacer gala del cuidado en los detalles, la descripción minuciosa, el lenguaje bien elegido (y conservado gracias a una buena traducción). Su proptagonista, tal vez por ser conocido en su infancia, queda perfectamente dibujado para el lector que termina por conocerlo casi a la perfección. Un casi que viene a apoyar su realismo, ya que muchos escritores olvidan que el ser humano puede ser impredecible en determinados momentos. Nos va dejando además, alguna pista cuyo significado iremos descubriendo a medida que avanzamos en la novela, como son por ejemplo esas referencias a luz y oscuridad que hay referidas a la vida, y que uno, al pararse a pensar, descubre no sin cierta sorpresa, la lógica comparación con los colores de un tablero de ajedrez. Y es que, ahí están los detalles del placer extraordinario de leer a Nabokov, el saber que estamos ante la palabra escogida, la prosa selecta, el título perfecto: La defensa.
      Justo eso es lo que urde el protagonista, que vive en un permanente estado de búsqueda y hallazgo. El ajedrez como defensa del mundo, la vuelta al mundo que sigue viendo como una enorme partida que hay que ganar, la búsqueda entonces de una defensa contra el mundo; la defensa final. La vida como partida, el ajedrez como enroque, pero.. ¿Qué sucede entonces si el lector no sabe nada de ajedrez, o no le gusta o sencillamente no le interesa? Pues no pasa absolutamente nada. En ese caso, observaremos la historia, la disfrutaremos, y lo haremos igualmente con los mismo detalles. Tendremos un protagonista ajedrecista, de mente analítica, cuyos pensamientos se irán agrupando de forma ordenada y metódica como una gran partida, que será la que todos jugamos, la de la vida.
Y disfrutaremos igual, tal vez incluso más.
      Me gusta leer a Nabokov. La defensa no es una de sus grandes novelas, pero es una perfecta muestra de lo que es escribir bien, y no dejar absolutamente nada al azar. Fijarse en cada detalle hasta componer una obra redonda en contenido y también en las formas. Y el lector, como me pasa a mi, tal vez no sea un entendido o un esteta literario, pero la armonía se percibe incluso con los ojos cerrados.
   
     Os invito a conocer a Nabokov, a olvidaros del sexo, a ignorar a Lolita. Os invito a adentraros en la obra de un gran escritor.
     A veces identificamos a un escritor con uno o dos títulos olvidando el resto de su producción, ¿hay algún escritor con el que os suceda eso al pensar en su nombre?
     Gracias.

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