La desaparición del dinero atenta contra la libertad

Desde que se inventó el comercio, ya hace unos cuantos miles de años, la gente ha utilizado el dinero físico. Al principio eran animales o vegetales, luego cosas escasas como conchas o piedras especiales, hasta llegar a los metales más o menos preciosos y finalmente al papel moneda. Todos estos tipos de dinero tiene una característica común: su anonimato. Y este anonimato es la clave de todo, especialmente de la libertad.

Ninguna tiranía ha conseguido eliminar del todo la libertad porque siempre te queda el recuso de gastar tu dinero, poco o mucho, como te de la gana, regalándolo o comprando los pocos o muchos bienes disponibles sin que el tirano pueda hacer nada al respecto.

Pues bien, en este mundo de la dictadura encubierta, donde cada vez nos quedan menos espacios de libertad, quieren eliminar el último de ellos y es el dinero físico. Y naturalmente, lo hacen con el beneplácito del lanar que incluso apoya entusiasmado la medida.

Por supuesto lo venden de dos formas a cual más atractiva: una el escándalo que supone la evasión de tantos impuestos por parte de los desaprensivos y otra, las ventajas que supone no llevar dinero y poder comprar lo que quieras utilizando el teléfono y dentro de poco el microchip que todos llevaremos, por nuestra comodidad y seguridad, naturalmente. Se acabarán los robos, ya nadie será asaltado para robarle su dinero.

Y funciona. La inmensa mayoría de los jóvenes están deseosos de pagar con el teléfono, utilizan las tarjetas para compras insignificantes y son muy reacios a los billetes y monedas que consideran un engorro. Sin entender y si lo entienden les da igual que su vida está rastreada constantemente, que no sólo saben lo que hablas sino también saben lo que gastas y donde. Y te dicen: mi vida es insignificante y no importa a nadie.

Por supuesto, nuestras vidas son insignificantes y sólo quedan almacenadas en un ordenador sin que nadie nunca las vea. Pero esa no es la cuestión. Lo importante es que mi vida queda almacenada sin mi consentimiento y que mi intimidad ha desaparecido y ya ni siquiera me queda el recurso de hacer lo que quiera con mi dinero sin que quede registrado.

Esto se viene imponiendo en Europa y en los USA, en silencio, pero de manera efectiva. Y la cosa va en serio porque en Rusia acaban de anunciar que se suprimen los billetes de alta denominación y si también lo hicieron hace unos meses en la India, es porque esto es imparable. Y por supuesto siempre con la aquiescencia del lanar.

Y como dicen en la Guerra de las Galaxias: Así muere la libertad, entre aplausos.


Vanlop