Revista 100% Verde

La economía colaborativa se fortalece en Francia

Por Karlosv9

Desde 2010 la economía colaborativa ha registrado un avance muy importante en Francia revolucionando el comportamiento del individuo como ciudadano y como consumidor. Con el tiempo han ido apareciendo nuevas prácticas, especialmente relacionadas con los modos de transporte, que conforman una dinámica de reapropiación territorial por parte del ciudadano. No cabe ninguna duda de que la economía colaborativa tiene y tendrá una enorme importancia y un enorme potencial tanto en el plano económico como social en un futuro que ya es presente.

La economía colaborativa está creciendo de forma imparable en Francia

Automóviles, alquileres de apartamentos entre particulares, trueques, intercambios, donaciones, espacios de trabajo, centros de reciclado y Fab Lab, s (talleres de investigación sobre la fabricación digital) son algunas de las actividades que se integran dentro de  la economía colaborativa. En Francia, esta nueva economía no cesa de crecer desde 2010. La economía colaborativa, fundamentada sobre los intercambios de bienes y servicios e incluso de saberes, está revolucionando el comportamiento del ciudadano en su rol cívico y consumidor. Estas novedosas actividades nacen y crecen y suponen un impacto para la economía tradicional,  que se ve  obligada a transformarse para hacer frente a una competencia innovadora que hace uso de una capacidad infrautilizada que permanecía olvidada (objetos y espacios abandonados). De esta forma, el individuo no es simplemente un consumidor, si no que se convierte en agente y productor de bienes o de servicios. La economía colaborativa revela la voluntad de crear redes sociales y fomenta la implicación ciudadana.

En lo relativo al medio ambiente, la economía colaborativa puede suponer una fuente de actividades positivas debido especialmente al desarrollo de una lógica de reutilización de los recursos, de eco diseño y de economía circular en la que nada se desecha y todo se aprovecha. Por otro lado, esta nueva economía basada en la participación e integración de ciudadano puede suponer la reapropiación de territorios por parte del ciudadano.

La economía colaborativa reposa sobre modelos complejos como las plataformas de internet y las relaciones de proximidad. El reto para los responsables locales consiste en inscribir todas estas iniciativas tanto de agentes económicos locales como de los ciudadanos en una dinámica de enriquecimiento mutuo. El colectivo francés « La Fábrica Ecológica » ha preparado una nota en la que detalla una serie de directrices o potenciales acciones para facilitar la tarea de facilitadotes o mediadores a los responsables políticos locales en la implementación de la economía colaborativa en sus territorios. Esta nota se basa en tres ejes principales de políticas públicas: ver, dar a conocer y promover la emergencia de iniciativas en las regiones.

1-   En primer lugar se trata de cartografiar los agentes colaborativos de la región para favorecer la colaboración entre todas las organizaciones y los ciudadanos. El objetivo es hacer un inventario de iniciativas existentes con el fin de captar el potencial de una dinámica de colaboración sobre un territorio. Se creará un centro de investigación para difundir las actividades y los agentes existentes.

2-   La segunda proposición consiste en construir y promover entre todos las dinámicas colaborativas alrededor de grandes eventos. Organizar eventos que ayuden a dinamizar el compromiso de los ciudadanos al mismo tiempo que se movilizan las energías y el diálogo.

3-   Crear una plataforma del estilo  « Ciudades en colaboración » y la creación de un sello y un comité de regulación compuesto por diferentes agentes de la colaboración cuya principal misión sería procurar que se respete el marco ético de la plataforma creada.

Francia, a día de hoy, es uno de los países pioneros en la economía colaborativa, por ello se debe aprovechar y desarrollar este reto que representa un potencial económico, social y medioambiental enorme. Además se deben adaptar las políticas públicas con el fin de encuadrar social y económicamente este fenómeno. La evolución debe llevarse a cabo desde una base local y colaborativa.

Fuente

Ev Arganzuela (ejemplo de economía colaborativa en Madrid)


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