Revista Cultura y Ocio

La Economía Inca: Un Modelo Milenario

Por Gonzalo

Es sorprendente la capacidad que tenemos los occidentales de obviar en nuestro sistema educativo y en nuestra cultura en general el conocimiento y los contenidos de otras culturas y civilizaciones. Un ejemplo de esta desidia cultural es la ignorancia de la existencia de un modelo ejemplar de funcionamiento de economía de la ayuda mutua y de organización social que es a la vez milenario y moderno, pues lo actuales dirigentes políticos de Bolivia quieren revitalizarlo en su país a partir de la tradición heredada de los incas, habitantes desde hace milenios de las tierras andinas.

La base de la cultura y la economía incas se fundamenta en el ayllu, que es la célula esencial de organización social. Este núcleo está conformado por varias familias con parentesco de sangre o de tradición, todos sus miembros son responsables del cultivo de las tierras comunales y del bienestar del grupo, se preocupan conjuntamente de cuidar de los niños, los mayores y las personas enfermas.

El ayni es una modalidad de trabajo comunitario y de reciprocidad familiar que se practica en el seno de los ayllu, centrado preferentemente en las actividades agrícolas y la construcción de casas; el compromiso consiste en que la familia que ayuda en cualquier momento puede solicitar la misma ayuda para sí dentro del ayllu. Esta tradición se sigue practicando en pequeñas comunidades de Bolivia, Ecuador y Perú en labores de pastoreo, cocina y construcción de viviendas. El modelo de reciprocidad del ayni es una extrapolación de la cultura inca de los ciclos de la naturaleza y el cosmos y está imbuido de una gran carga religiosa y mística, pues no debemos olvidar que la cultura inca estaba basada en un modelo teocrático y de gestión comunal de la tierra que justificaba todo este modelo cooperativo.

La minka, minca o minga era un trabajo comunitario que se realizaba de forma gratuita por turnos y para beneficio del Estado inca, donde concurrían numerosas familas para la construcción de carreteras, canales de riego y otras obras públicas.  Cuando se convocaba a minka nadie se negaba, pues el no asistir suponía la expulsión inmediata del ayllu y como consecuencia también se perdía el derecho a la tierra que se adquiría por el hecho de pertenecer a él. Actualmente la minka se refiere más al trabajo común  de todos los miembros del ayllu para algún beneficio colectivo (construcción de una escuela, de un camino, etc.), donde la reciprocidad no se supone, pues quedan beneficiados de facto todos sus miembros. Se practica no sólo en comunidades aymaras -que son los descendientes actuales de la cultura inca originaria-, sino también en otras comunidades indígenas y mestizas en Perú, Chile y Bolivia.

Como ya hemos comentado, estas antiguas tradiciones sociales han sido objeto en los últimos años de intentos por parte de las autoridades de oficializarlas mediante leyes, si bien se han seguido practicando cotidianamente en numerosas comunidades indígenas de gran parte de Sudamérica. Concretamente, en Perú se aplicó la experiencia de la minka como política de Estado, cuando se creó en los años sesenta y ochenta del siglo XX y bajo el gobierno de Acción Popular del presidente Fernando Belaúnde Terry (gobiernos de 1963-1968 y 1980-1985) una institución estatal con el nombre de Cooperación Popular, que se ocupó de poner en marcha obra civil por todo el país utilizando el trabajo en común de comunidades y aldeas, y construyendo cientos de kilómetros de carreteras, presas, acueductos, canales de riego, obras civiles de todo tipo de infraestructuras como nunca se habían construido antes en ese país (el modelo fue copiado por los coreanos). En otros países la minka o minga también se aplica de forma habitual, como en Chile, Ecuador o Bolivia. En México se realiza un trabajo comunal específico muy similar a la minka bajo la denominación de tequio.

Fuente: VIVIR SIN EMPLEO, Trueque, bancos de tiempo, monedas sociales y otras alternativas   (JULIO GISBERT QUERO)


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