Revista Opinión

La eficiencia y las nuevas tecnologías

Publicado el 25 julio 2013 por Elturco @jl_montesinos

 

La eficiencia no es nada nuevo. Es algo inherente al ser humano y al mandato instintivo de conservación de la especie. De cualquier especial. El más fuerte es el que se adapta. Ese es el que triunfa y la evolución nos viene dando desde el principio de los tiempos lecciones de eficiencia en cada uno de los seres que habitan el planeta. Quiero decir con esto que la eficiencia bien entendida para nuestra empresa, centrada en lo económico, como decíamos en el anterior artículo, nos permite adaptarnos y perdurar. Y como no es nada nuevo, no tiene por qué venir necesariamente ligada a las nuevas tecnologías que siempre nos venden como más eficientes.

Es del todo estúpido cambiar nuestro equipo de aire acondicionado por uno de mejores características y rendimiento si nuestras ventanas están hechas cisco, y por ellas se escapa la energía que pretendíamos ahorrar. De esta forma, tendremos los equipos trabajando a tope, durante toda la jornada, cuando con una correcta envolvente y un equipo funcionando correctamente – me refiero con correctamente a evitar esa manía patria de tener siempre el termostato en extremos innecesarios – podríamos tener ahorros energéticos suficientes que justifiquen económicamente la inversión necesaria.

Quizá no sea energético el ahorro, pero desde luego que es un ahorro seleccionar correctamente nuestro proveedor de servicios energéticos. En una empresa media, puede justificarse el sueldo de un empleado o la contratación de un experto externo con los ahorros que se producen seleccionando correctamente proveedores. Por lo que es muy recomendable contar con estos servicios, al menos una vez al año.

Por lo tanto, antes (o a la vez) de pensar en nuevas tecnologías es imprescindible abordar asuntos tales como la calidad de nuestros aislamientos o analizar a nuestro proveedor de electricidad. Hoy en día existen opciones que pueden marcar la diferencia. Cierto es que no podemos actuar directamente sobre el mix energético que consumimos, pero al menos podremos optar  consumirlo a un precio más razonable. Y, a partir de aquí, podemos plantear perfectamente un posterior ahorro de consumo energético.

No parece muy eficiente reducir el consumo por un lado y dejar el coste del mismo crecer a su libre albedrío. Y seamos claros: en España pagamos carísima la energía que consumimos por los desmanes impositivos de gobiernos presentes y pasados. Así que actuemos también en este aspecto. Analicemos además nuestro proceso productivo si este es intensivo en energía. Quizá aquí sí, una mejora en maquinaria justifique la compra de la misma. Concluyendo, el ahorro en general, y el ahorro energético en particular están íntimamente ligados a los avances tecnológicos, pero no debemos tomar la parte por el todo.

De la misma forma que el inmovilismo puede ser la ruina de nuestra empresa, las aventuras energéticas con productos no contrastados puede tener las mismas consecuencias negativas. Que nadie se asuste, no me estoy refiriendo a nada en particular. Pero si recomiendo prudencia e imaginación. Hay mucho que hacer antes de cambiar la iluminación o la climatización de nuestro negocio. Para ello, lo mejor es, siempre, contar con profesionales y asesores contrastados e independientes. Escuchar varias voces y no pretender ser un geek energético, si vale la locución. Sin prisa, pero sin pausa.


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