La emigración fiscal ¿derecho o vergüenza?

Foto: Unai_Guerra

Esta pasada semana han salido dos noticias relacionadas con dos conocidos personajes que han decidido abandonar su país para irse a otro y pagar menos impuestos. El caso de Santiago Calatrava y Gerard Depardieu ha levantado ampollas y les ha supuesto un montón de críticas ¿tienen derecho a ejercer la emigración fiscal o es un acto vergonzoso?

Asumimos con naturalidad, por desgracia cada vez más, que las personas que no encuentran trabajo en nuestro país se marchen al extranjero. Sin embargo lo que nos parece normal se torna en sentido contrario si son empresas o personas con una buena situación económica las que se marchan buscando un entorno más favorable. ¿Por qué esa diferencia?

Hay que partir de la base de que el cambio de residencia fiscal conlleva una serie de obligaciones para que sea efectivo. Las personas físicas han de residir fuera de España más de 183 días al año para tributar en el extranjero y aquellas ganancias que se obtengan en España pasan por la Hacienda de nuestro país de todas maneras.

En el caso de las empresas pasa lo mismo. En el momento en que una empresa tiene presencia física en España, aunque su sede esté fuera, y realiza una actividad en nuestro país ha de someterse a la legislación fiscal española.

Esta “emigración fiscal” no puede realizarse, por tanto, mediante un mero cambio de residencia y han de cumplirse varios requisitos para que se pueda llevar a cabo.

Por otro también asumimos como normal que el Estado ponga en marcha una serie de medidas para captar capital extranjero que invierta en nuestro país y que empresas de fuera vengan a establecerse en España. ¿Defendemos por tanto que vengan pero ponemos el grito en el cielo si otros toman el camino contrario?

¿Libertad o compromiso patriótico? ¿Derecho u obligación? ¿Deben y pueden competir los Estados o incluso las Comunidades Autónomas para captar contribuyentes ofreciendo ventajas fiscales? El debate está abierto.