Revista 100% Verde

La energía de cada día.

Por Disenyosos
La energía de cada día.
Sin dudas es un tema de actualidad lo ocurrido en Japón, un terremoto de grandísima magnitud, que provocó un tsunami increíblemente devastador y por si esto fuera poco, un desastre nuclear de gravísimas consecuencias para cualquier forma de vida, ¡no solo la vida humana!
Es difícil enfrentarse a tanto en tan poco tiempo, incluso para una sociedad tan desarrollada como la japonesa. Y esto es un evidente aviso para el resto del mundo sobre la necesidad de encontrar una solución sostenible para una de las principales cuestiones que se deben resolver en cualquier sociedad: ¿qué tipo de energía utilizar cada día?
Es evidente que ahora mismo la energía nuclear tendrá muchos más detractores que defensores y que puede ser un buen momento para que refuercen sus posiciones y argumentos aquellos que defienden las energías renovables.
Con este artículo no pretendo posicionarme en la defensa de un tipo de energía u otro, pero sí quiero hacer hincapié en el reto que supone para cualquier sociedad obtener la energía para su desarrollo de forma realmente sostenible, a la vista está que nos llevará mucho tiempo llegar a una solución acertada. Y la cuestión en sí me hace plantearme varias preguntas:
¿Realmente hemos calculado bien el precio de un Kw de energía?
¿Y una vida? Tanto si es humana, animal o vegetal, ¿cuánto vale una vida?
¿Se tiene en cuenta el valor de una vida cuando se calculan los costes de una forma de obtención de energía, da igual cuál sea?
¿Es posible que lleguemos a encontrar una solución energética realmente sostenible o tendremos que combinar varias, como algunos proponen?
¿Somos capaces de asumir todos los riesgos y costes de la energía que producimos en nuestras sociedades desarrolladas?
¿Desarrollo y Sostenibilidad son siempre iguales?
El desarrollo verdaderamente sostenible es un reto para cualquier profesional y para todos los que actualmente nos formamos para llegar a serlo. Situaciones tan graves como la de Japón nos hacen pensar que ya no podemos esperar más para cambiar los esquemas actuales, si éstos no garantizan la seguridad de algo tan fundamental como la vida.
Cuando se elige una forma de energía u otra se toman en cuenta los costes de las materias primas, de implantación y explotación, el precio, incluso se tiene en cuenta cuánto contaminará, qué hacer con los residuos, pero no se incluye el valor de un ser vivo si de pronto la naturaleza, de la que explotamos tantos recursos, nos muestra su peor cara y ocurre algo tan grave como lo de Japón. Si incluyéramos esos costes en los cálculos de los precios de la energía, sin dudas nos saldría demasiado cara la factura a pagar. Esa factura sí que nos dolería en el alma. Desgraciadamente muchas personas ya la están pagando.
Queremos saber qué otros retos piensas que tenemos para desarrollar sociedades verdaderamente sostenibles, ¡déjanos saber tu opinión!
Agradezco especialmente a Daniel Perea, uno de nuestros colaboradores más implicados, su ayuda para la realización de este artículo.

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