Revista Religión

La escatología cristiana y su significado

Por Frabreum @FRABREUM

La escatología cristiana y su significado Muchasveces, a solas o en compañía, nos preguntamos acerca de cuestionesexistenciales y también acerca de la muerte. ¿Qué es la muerte, qué pasadespués? Este trabajo tiene que ver justamente con eso. Por supuesto que yo,personalmente, no tengo idea de lo que pasa después. ¿Después de qué? despuésde morirte.
Después denacer, crecer, caerte por primera vez de la bicicleta, después de madurar, formaruna familia, realizarte profesionalmente, envejecer…
…Podríadecirse entonces que no tengo por qué escribir nada. Porque si no soy capaz decontestar a una pregunta tan pero tan profunda como esa mi trabajo no vale.Pero no, sí que vale.
Propongo unarespuesta desde la fe. Muchas veces he trasnochado con amigos preguntándonoscuestiones incapaces de responder racionalmente. Este trabajo tiene que ver conel fin de los tiempos, con lo que pasará después. Es díficil imaginárseloporque nadie lo ha revelado. Son preguntas, preguntas retóricas que sacuden elalma y nos hacen pensar.
Por todoeso, dejo a un lado la filosofía y le doy paso a Dios.
Le entregomis dudas a Él y les digo: adelante.
Laescatología cristiana y su significado
La palabraescatología deriva del griego ‘éskhata’, que significa "cosasúltimas"; fue traducida al latín en la versión de la Biblia llamada"La Vulgata" como ‘novissima’, que significa "lo más nuevo"o "las cosas más recientes".
"Entodas tus acciones ten presente tu fin, y jamás cometerás pecado" (Ecl 7,36). Es común que se recurra a este último pasaje bíblico para intentarfundamentar un tratado de escatología, en la que la Biblia se refiere al finindividual de cada persona.
Sinembargo, con esta definición se hace un lado a lo que se conoce comoescatología intermedia: aquella que estudia la etapa que va desde la muerte decada persona hasta el final de toda la humanidad. "(…) la escatología serefiere, sobre todo, al destino del hombre y del mundo después de lamuerte"
La escatología en el Nuevo Testamento
Tiene sucaracterística propia en el acontecimiento de Cristo, considerado comopresencia personal de Dios en la Tierra y también como anticipación de lamanifestación futura de Dios con la venida del Espíritu Santo.
Desde suscomienzos la fe cristiana consideró a la resurrección de Cristo no sólo enrelación al pasado como cumplimiento de las profecías divinas, sino también enrelación al futuro, como anticipación y garantía de la salvación venidera alfinal de los tiempos. El sentido escatológico del misterio de Cristo, desde suentrada en el mundo hasta su resurrección, adquiere así una perspectiva nueva:aparece la teología de la carta a los Hebreos, por ejemplo, que nos da suvisión de Cristo como presencia personal de Dios en la historia (Hb 1, 1.4).
Según SanPablo, Cristo se encarna en "la plenitud de los tiempos" (Gal 4,4) ypresenta todo el misterio de Dios como un mismo acontecimiento que se inicia enla encarnación como apropiación de nuestra existencia temporal y mortal, queculmina en la cruz "y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte ymuerte en cruz. Por lo cual Dios se exaltó y le otorgó el Nombre que está porencima de todo nombre" (Flp 2, 6-11), y que llega a su plenitud con laglorificación del Señor.
San Pablosubraya también el acto de la potencia divina en su resurrección, que da lugara la divinización plena de la humanidad de Cristo (Col 1,9; 2,9). Cristo sehace hombre para que el hombre se haga Dios. Cristo nos comunica una gracia quenos la hace saber con la cruz.
Santo Tomásconcluye que la economía salvífica de Dios para el hombre se ha cumplido.Cristo, al encarnarse, asume la naturaleza humana con todo lo que implica.Asume el límite característico del hombre al unir lo infinito con lo finito.
También loafirma el Catecismo: "El fin último de toda la economía divina es elacceso de los hombres a la unidad perfecta de la Trinidad. Pero desde ahorasomos llamados a participar de Dios trino" Además de aludir, claro está,al misterio central de la revelación: a Dios trino y salvador del hombre.
En lateología cristiana hablamos de pleroma; de la encarnación del Verbo quesignifica el fin del universo. Así, Cristo aparece como fin y como plenitud,porque todo resucita con Cristo y todo llega a su fin. Por ello decimos queCristo es Señor de la historia y Cabeza de la Iglesia (Ef 1, 22) (Apoc 22,12.13).
"Sialguno me ama guardará mi palabra y mi Padre le amará, y vendremos a él yharemos morada en él" (Jn 14,23).
Cristo como acontecimiento escatológico para lahumanidad, el mundo y la historia
Comohombre:
El NuevoTestamento presenta a Cristo como destino definitivo de la humanidad. Una vezque Cristo resucita no muere jamás, su resurrección es definitiva e imposiblede anular. Cristo ha vuelto a la vida para siempre. San Pablo afirma que Cristoresucitó como primicias de entre los muertos; esto significa que en laresurrección de Cristo está incluída la nuestra, porque primicias indica elinicio de una serie.
El mismoSan Pablo afirma que Cristo es primogénito de entre muchos hermanos (Rom 8,29),o de entre los muertos (Col 1,18), siendo primogénito el primer hijo despuésdel cual vendrán otros. Por esta misma razón es que se le llama primogénito,porque indica que otros muertos resucitarán después que Él.
Esimportante aclarar que Cristo resucita en función del hombre. Resucita parainagurar el camino que seguirá más tarde toda la humanidad. Y su resurrecciónsignifica para el hombre la instauración definitiva de la salvación: el hombrepuede ahora esperar un destino eterno al asociar su destino al destino deCristo resucitado.
Del mundo:
El NuevoTestamento también presenta a Cristo como fundamento de la creación "el esimagen del Dios invisible, primogénito de toda la Creación" (Col 1, 15).Por tanto, Cristo interviene en la creación, por Él fueron creadas todas lascosas y todo tiene en Él su consistencia; además, todo cuanto existe alcanza suplenitud en Cristo, Dios tuvo a bien residir en Él toda plenitud (Col 1,16-19).
Entonces,en Cristo se recapitulan todas las cosas, las del cielo y las de la tierra"… hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza" (Ef 1,10); estosignifica que fuera de Cristo la creación carece de sentido, no podríasostenerse. Sería impensable porque Cristo es el principio creativo y divino detodo cuanto existe.
De lahistoria:
Laencarnación de Cristo es signo de solidaridad y de amor hacia todos loshombres. Al encarnarse Dios hizo suya la historia y logró que la historiacronológica –temporal- se convirtiera en historia salvífica, de la salvación,redimida. Más aún, con su muerte Cristo se solidarizó con la condición mortaldel hombre. La glorificación de la humanidad de Cristo ocurrida en el momentode su resurrección implica una transformación total del ser humano y de todo locreado. A partir de la resurrección surge, entonces, un destino trascendente yeterno para todos los hombres, porque existe posibilidad de purificarse y desalvarse.
La escatología y su relación con la cristologíao dimensión cristológica de la teología
Laescatología entra en relación con la cristología de acuerdo a la soteriología,a la salvación humana gracias a la obra de Cristo.
Laresurrección de Cristo es el único acontecimiento definitivo de toda lahistoria de la salvación. Su resurreción ha de extenderse a los que pertenecena Cristo y sería "la cima del misterio que comenzó en el bautismo"
Según SanPablo, sobre Cristo resucitado la muerte ya no influye sobre él. De esta maneraCristo es el acontecimiento escatológico en sí mismo, es el máximo –éskaton- desalvación que Dios puede ofrecer al hombre, es la plenitud de lo opuesto a loprovisional.
Cristo estambién la comunión más profunda que pueda existir entre Dios y el hombre y,por ello, decimos que es imagen perfecta del hombre. Todo fue creado por Él,todo tiene su consistencia en Él y todo llegará a su plenitud en Él. Lahumanidad de Cristo hace, entonces, al Hijo de Dios como único mediador entreDios y los hombres, y también, como mediador de todas las cosas divinas.
Laescatología, por tanto, no hace otra cosa que explicitar lo que está yaimplícito en la cristología. Entonces: no puede haber escatología sincristología porque la resurrección de Cristo es el único misterio escatológicoque ha sucedido en la historia humana y, es precisamente por ella, que podemoshablar de realidades últimas o escatológicas –de un ‘más allá’-.
La escatología y su relación con laantropología
Sabemos quela resurrección es un acontecimiento histórico y salvífico, que es lo único quenos permite hablar de las cosas que están ‘más allá de la muerte’, es decir, decosas trascendentes.
El miedo ala muerte radica en pensar que, al carecer de cuerpo, tampoco tendremosconciencia de existir. Tenemos miedo de que con la muerte corporal dejemos detener un yo conciente. Entonces, si el hombre siente que vive en cuanto a loque aspira y proyecta, ¿qué sentido tiene esforzarse en una vida que habrá determinar?
La realidades que el hombre no puede evitar la muerte. Si el hombre, entonces, sufre lamuerte como experiencia límite de su existencia es porque anhela seguirviviendo y porque la muerte lo desvincula de ese contacto sensible con el mundoy con los otros seres humanos.
El hombrebusca trascender. Es un ser creado a imagen y semejanza de Dios, un ser que secaracteriza por estar dotado de libertad, dignidad, diferenciarse de los demásseres, capacidad de amar y de conocer.
Y Cristo esaquel que vuelve a unir aquella semejanza del hombre a Dios –rota en el AntiguoTestamento- por ser el nuevo Adán, el nuevo hombre, que libera al mundo depecado y lo salva. Hablamos de una antropología unitaria, la cristiana, en laque la muerte es terrible "porque significa el final del hombreentero".
SegúnCarvajal, la Biblia nos dice el hombre es una unidad integrada por un cuerpo(bazar), por un primer ‘soplo’-el que nos revive y anima a vivir (nefesh)- ypor un espíritu orientado hacia Dios (ruah), entre lo más importante. Y es unhombre que necesita de Dios, justamente, por haber sido creado a imagen ysemejanza suya.
Según elfilósofo atropólogo Bloch, la reflexión sobre el hombre como espíritu encarnadoy sobre las condiciones fundamentales de su acción en el mundo se muestraincapaz de alcanzar una plenitud definitiva en todo lo que hace. La fe puedeayudar, pero no desborda al hombre, no lo apacigua. Por ello necesitamos deDios, de alguien que nos de esperanza de resurreción y de salvación. Gracias ala venida de Cristo la historia se ha eternizado y ha dado paso a una verdaderahistoria de salvación.
Y es enCristo donde "podemos ver, por tanto, ‘al hombre prefecto’. Sólo en Él lahumanidad alcanza su plenitud y se hace totalmente imagen de Dios"
A modo deconclusión, la antropología humana hace del hombre un ser dual; un ser decuerpo y alma. Y es justamente la concepción antropológica, la que permite yhace posible la escatología, porque se necesita de un ser integral como elhombre capaz de trascender a la muerte y resucitar en cuerpo glorioso y alma."Esta antropología hace posible la escatología"
La parusía de Cristo
Parusíaderiva del griego "pareimi" que significa "estar presente"o "llegar". Antiguamente el helenismo utilizó esta palabra parareferirse a la manifestación en la tierra de las personas divinas, así comopara designar la entrada triunfal de los reyes o príncipes a las ciudades desus dominios.
En el NuevoTestamento "la resurección de Cristo está asociada con la Parusía deCristo". Según el Catecismo la parusía es el advenimiento de Cristoresucitado al final de los tiempos; por ello, se encuentra asociada con el findel mundo (Mt 24,3.27.39, entre otros). Se asocia con la resurreción porque graciasa ella Cristo volverá a nosotros en su segunda venida. Una venida que serádefinitiva.
San Pablodescribe muy bien la parusía en Tes 4,13-18:
"Hermanos,no queremos que estéis en la ignorancia respecto a los muertos, para que no osentristezcáis como los que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesúsmurió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a los quemurieron en Jesús. Os decimos esto como Palabra del Señor: Nosotros, los quevivamos, los que quedemos hasta la Venida del Señor, no nos adelantaremos a losque murieron. El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y porla trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitaránen primer lugar. Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremosarrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Yasí estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estaspalabras".
A modo deconclusión, Parusía responde a la venida de Cristo o su venida gloriosa.Parusía es la manifestación espléndida de la gloria de Cristo y la revelacióncompleta de su misterio, tanto en el mismo Jesucristo como en quienes esperan yaman la Epifanía del Señor; es decir, el esplendor o manifestación luminosapropia de Cristo. Por tanto, decimos que nuestra resurrección ha de ser unacontecimiento eclesial en la parusía de Cristo (Apoc 6, 11).
El juicio escatológico. ¿Salvación o condena?
Según la fecristiana, la historia de la humanidad tiene un sólo fin: la salvación. Éstaúltima es el objeto propio de la Escatología.
"Lamuerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación orechazo de la gracia divina manifestada en Cristo". Según el Catecismo, lamuerte significa la incapacidad de acciones benhévolas que puedan llevar alhombre a la salvación o a la condenación eterna; ya nadie puede hacer nada porsu propia salvación porque dejó de existir. Una vez muerto, el hombre pierde laposibilidad definitiva de aceptar o rechazar a Cristo.
Existe unjuicio particular que ocurrirá para cada quien en el momento de su muerte, y unjuicio final –o escatológico- que ocurrirá al final de los tiempos. Según elCatecismo, aquellos que mueren en la amistad de Dios viven para siempre con Él.Los que no, se condenan. Las almas amigas de Dios se vuelven imagen del Padreporque todo lo ven "tal y cual es" (1 Jn 3,2), es decir, entiendentoda la revelación y han de contemplar eternamente a Dios.
El juicioescatólogico de Dios será, entonces, la triunfo definitivo de Dios sobre elpecado y la muerte. Es verdad que, a lo largo de los siglos, la idea dejusticia empezó a verse algo así como una rendición de cuentas del hombrefrente a Dios. Esto empezó a generar mucha angustia en el hombre, un hombre queafirmaba que muy pocos eran los que se salvaban. Sin embargo, nótese que"(…) Jesús (…) anuncia sólo la salvación (…) La condenación del hombresería en el peor de los casos, únicamente una posibilidad para personasindividuales (…). Esto último significa que la salvación o condena de cada unodepende pura y exclusivamente de cada uno. Existe el pecado, pero tambiénexiste el arrepentimiento. Dios es infinitamente justo, pero tambiéninfinitamente misericordioso.
Por otraparte, en el Antiguo Testamento, existen pasajes bíblicos que encierran a lamisericordia divina: "Dios vio que era bueno todo cuanto habíahecho(…)" (Gn 1). "(...) no fue Dios quien hizo la muerte ni se recreaen la destrucción de los vivientes" (Sab 1,13). "No quiere la muertedel pecador, sino que se convierta y viva" (Ez 18, 23).
Recordemosque el Nuevo Testamento define a Dios como Amor (1 Jn 4,8) y quiere que todoslos hombres se salven y conozcan la verdad (1 Tim 4,8).
Sinembargo, la Comisión Teológica Internacional afirma que existe una condenacióndefinitiva para aquellos que mueren con pecados graves: "El infierno esuna verdadera posibilidad real y, por ello, no es lícito suponer un automatismode salvación".
Es difícilhablar del fin de los tiempos. Dios no lo ha revelado. Lo que sabemos es que elReino de Dios llegará a su plenitud luego del juicio final. Sólo Dios conoce ysabe cuándo y en qué lugar. "Será entonces cuando comprendamos toda su Providenciay Dios triunfará justamente sobre las injusticias mundanas" . Esto últimosignifica entender la revelación completa de Dios.
¿Qué pasa después de la muerte?
Luego de lamuerte, muchos teólogos confían en lo que se llama " (…) atemporalismo: afirmandoque después de la muerte el tiempo no puede de ninguna manera existir más(…)". Por ello, sostienen que ‘todos morimos al mismo tiempo’, es decir,al no haber tiempo, la muerte eterniza al hombre. Por ende, las resurreccionestambién serán simultáneas.
Según latradición bíblica, el pueblo de Israel creía que los hombres debían subsistirdespués de la muerte en un lugar llamado sheol. Era una segunda vida, tantopara los justos como para los impíos. Era un mundo subterráneo al cual debíandescender los que iban a él (Gn 37,35; Num 16,30-33). Los muertos (refaim) queestán allí "no alaban al Señor y están separados de él".
Será apartir de esta idea del sheol cuando se empezará a hablar de resurrección.
Ya en elNuevo Testamento se cree en una supervivencia inmediata luego de la muerte. Yresurrección es, justamente, aquella unión profunda con Cristo, la comunión quenos lleva a Dios.
Por otraparte, la Iglesia cree que existe un estado de purificación luego de la muerte,un estado intermedio entre el mundo y la contemplación divina. Cuando unomuere, "existe una comunión con Cristo resucitado que, si es necesario,presupone una purificación escatológica" .Entonces, la muerte es el pasodel hombre a la eternidad, y a un purgatorio si es que necesita de ello.
   El purgatorio significa que, por gracia deDios, se concede al hombre madurar de forma radical luego de morir. Elpurgatorio es ese proceso, doloroso como todos los procesos de ascención yeducación, por medio del cual el hombre, al morir, actualiza todas susposibilidades y se purifica de todas las marcas con las que el pecado ha idoestigmatizando su vida, sea mediante la historia del pecado y sus consecuenciaso sea por los malos hábitos adquiridos a lo largo de la vida. Es un estadointermedio, "habla con gran alegría de la esperanza de la parusía de Diosque ‘transformará a nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a sucuerpo glorioso’ (Flp 3, 21)"
La SagradaEscritura contempla otra posibilidad, la de que el hombre fracase en su destinode alcanzar la salvación y se hunda en un horror que sobrepasa todo loimaginado: la condenación o infierno.
   El infierno supone la negación de aquellacomunión con Dios que constituye la bienaventuranza de los muertos. Se habla deperder la vida (Mc. 8,35), del "horno de fuego" (Mt 13,50), del"fuego que no se apaga" (Mc 9,43.48), del "llanto y rechinar dedientes" (Mt 13,42), del "fuego que arde con azufre" (Ap 19,20),entre otras citas bíblicas. El infierno es una condenación eterna. Significa perdera Dios. Sin embargo, según Carvajal, Dios no ha creado el infierno, porque todolo que tiene en Él su origen es bueno. ¿Y por qué? Porque "el infierno esuna situación humana y, por lo tanto, no es algo que pueda existir conindependencia de que alguien decida colocarse en dicha situación". Elinfierno en Carvajal tiene que ver con el endurecimiento de una persona en elmal. Por ende, es un estado creado por los mismos que se condenan.
Ahora bien,el cielo o paraíso es la continuación lógica de los otros temas escatológicosque ya hemos visto.
   Cuando hablamos de cielo hablamos del Reinode Dios. Según Carvajal, al igual que el purgatorio y el infierno, el cielo esun estado de amor y de gracia eterna, de comunión profunda con Cristo y decontemplación y gozo eterno de nuestro Padre, Dios.
Resurrección de la carne y vida eterna
Como ya sedijo, la resurrección de Cristo ha de extenderse a aquellos que pertenecen yaceptan a Cristo. Lo acontecido en Cristo con su resurrección significó laconfirmación categórica de la esperanza cristiana: Dios no abandonará a suselegidos en poder de la muerte. Pero ojo: la inmortalidad del alma no significalo mismo que la resurrección de los muertos. La inmortalidad del alma significala existencia de la misma por siempre, mientras que la resurrección de losmuertos es la divinización o glorificación del ser humano con cuerpo y alma, laque alcanzará una vida plena semejante a la que recibió la humanidad de Cristoal resucitar.
Ahora bien,¿cómo resucitarán los muertos? Es decir, ¿con qué cuerpo? Según San Pablo laimagen de la semilla propuesta en Cor 1, 35-49 trata de ilustrar la necesidadde pasar por la muerte en atención a la trasformación definitiva del ser. Pablopresenta así al cuerpo actual como el "grano desnudo" que no estodavía el cuerpo definitivo; desde este cuerpo provisional que hoy poseemos,no podemos ni siquiera imaginar cómo será nuestra corporalidad resucitada.
Entonces,cuando hablamos de cuerpo no hablamos de cadáver. Es diferente. Cuando hablamosde cuerpo hablamos de un cuerpo místico, el de Cristo, pues " (…) habiendollegado a su fin la historia, la resurrección de todos los ‘co-servidores’ yhermanos completará el cuerpo místico de Cristo" (Apoc 6, 11). Por ende,es el cuerpo de Cristo quien resucita alcanzando así su plenitud, y losindividuos singulares llegarán a la resurrección en cuanto que se haganmiembros de ese cuerpo.
A todoesto, el hombre porta de un elemento consciente llamado alma (psyché). Éstahace que la esperanza escatólogica cuente con una fase doble: entre la muerte yel fin de los tiempos existe la psyqué humana. Esto último hace que el hombrejamás deje de existir totalmente. Sin embargo, se han elaborado "nuevasteorías que afirman la resurrección en el momento de la muerte para que noqueden espacios vacíos entre la muerte y la parusía"
San Pabloen Grecia
En Grecia,antes y después de la revelación Cristiana en Roma, "(…) existían dostradiciones míticas muy diferentes pero solidarias entre sí(…)" que sereferían a los cataclismos griegos futuros:
   la teoría de las edades del Mundo, quecomprendía el mito de perfección de los comienzos   y la doctrina cíclica.
Hesíodo fueel primero que escribió acerca de la degeneración progresiva de la humanidad enel curso de las cinco edades. La primera, la Edad de Oro, bajo el reino deldios Cronos (el tiempo) era una especie de paraíso: los hombres vivían muchotiempo, no envejecían nunca y su existencia era semejante a la de los diosesdel Olimpo. "(…) La teoría cíclica tuvo su aparición con Heráclito quetuvo gran influecia sobre la doctrina estoica del Eterno Retorno. Más adelantese constatará la asociación de estos dos temas míticos (…)".
Luego delas influencias orientales, los estoicos tomaron de Heráclito la idea de el Findel Mundo por el fuego, mientras que Platón sostuvo que el fin del mundo seríaEl Diluvio.
Atenas, enaquel momento, era una tierra politeísta y que desconocía la resurrección de lacarne. Los griegos creían en la descención del alma humana al Hades -Tierra delos muertos o infierno- y confiaban en la permanencia eterna del alma en el hadessin posibilidad juicio previo.
El Hades,según la mitología griega, está gobernado por Hades, el dios de los infiernos.Un dios inmortal que conserva las mismas pasiones que los hombres y que no esmás malo o justo que los demás o que el mundo entero por ser el dios de losmuertos. En Hades, entonces, permanecen por siempre las almas de todos loshombres. Por ello era muy importante para un griego la práctica correcta deritos funerarios y enterrar honorablemente a sus muertos, porque creían que el hombrealma, al carecer el cuerpo de un entierro digno, jamás podría descansar en paz.
Ahora bien,luego de la revelación cristiana, San Pablo se encaminó a Atenas a fin depredicar el kerygma. Una vez allí, la Biblia afirma que San Pablo inició undiscurso memorable al senado de los sabios paganos, en el Aerópago, y les hablóde un "Dios desconocido", de un único Dios todopoderoso y eterno."(…) Pues bien, lo que adoraís sin conocer, eso os vengo a anunciar"(Hch 17, 23). Aquel que ha creado todas las cosas, que nos ha redimido y que undía resucitará nuestra carne.
Al hablarde la resurrección de los muertos, fue interrumpido por gritos, murmullosobstructivos y carcajadas. "(…) ¿Qué querrá decir este charlatán? (…)Parece ser un predicador de divinidades extranjeras (…)" (Hch 17, 18).Muchos oyentes abandonaron el lugar, mientras que otros se acercaron al oradorpara decirle: "Basta por hoy, otro día nos hablarás de estas cosas".Pero algunos creyeron.
Al salirPablo de Atenas, con tristeza por los pocos adeptos conseguidos, se encaminó aCorinto.
Seconcluye, entonces, que los griegos no aceptaron el misterio de la resurrecciónde la carne porque ellos tenían otras creencias. No entendían le hecho de queel hombre pudiera resucitar en un cuerpo glorioso. A falta de fe quizás, nopudieron comprender el misterio de un Dios trino y resucitado. Porque enGrecia, el fin de los tiempos -como ya se dijo- tiene que ver con la teoría delas edades del mundo y con el Eterno Retorno.
Conclusión
Pudimos verque la escatología encierra los misterios más profundos. La Biblia nos habla deescatología en el Apocalipsis, pero de manera metafórica y confusa. Si fin delos tiempos tiene que ver con la muerte, debemos morir para poder serpartícipes de la comunión con Dios en Cristo.
Es verdad,nadie dijo que morir fuera algo lindo o deseable. Pero retomando la fe, afirmoque Cristo tampoco. Él no quería morir pero sabía que iba a resucitar al tercerdía. También sabía que debía cumplir con la voluntad del Padre.
La muerte,entonces, se muestra como una señora desconocida. El hombre teme a la muerteporque todo aquello que el hombre desconoce le teme. San Pablo ya lo dijo unavez: "El salario del pecado es la muerte" (Rom 6, 23). Entonces escierto, la muerte es consecuencia del pecado.
Más allá delo que sea, es natural que el hombre sufra la muerte de las personas que ama.La muerte de alguien cercano es fea, el que sufre se enoja, llora, se cuestionael por qué, reza, se abandona y, si el golpe no es muy fuerte, la acepta.
Hay queentender que la muerte es parte de la vida; es decir, la vida no sería"vida" sin muerte. Si decimos que la muerte es "una oportunidaden la cual el hombre puede y debe manifestarse como hombre", debemosayudarnos de la fe y de la esperanza, de la revelación cristiana, tenemos queacordarnos de que Cristo resucitó y venció a la muerte, a toda enfermedad y atodo sufrimiento que existió, que existe y existirá.
Hay quecreer a la muerte como una "puerta" que conduce a la comunión con Cristo.Por ello, según la Comisión Teológica Internacional, debemos ayudarnos de lossacramentos, que nos preparan para la muerte.
De hecho,en la escatología y revelación cristiana "la eucaristía es el remedio dela inmortalidad"Fuentes: Monografías.com

Volver a la Portada de Logo Paperblog