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La experiencia de Boca fue demasiado para la inocencia de la U

Publicado el 15 junio 2012 por Marianofusco

La Copa Libertadores es un torneo especial. Como tal, merece ser jugado de forma especial. Si uno tiene la experiencia y la inteligencia para hacerlo, las probabilidades de vencer seguramente estarán a su favor. Si uno no reconoce estas particularidades, el riesgo de ser derrotado asciende enormemente. Boca sacó a relucir toda su historia, fue totalmente superior a la Universidad de Chile y la derrotó por 2-0 en el partido de ida por la semifinal. Pudieron haber sido más los goles, y el hecho de no haber logrado convertirlos es lo único que pone algo de suspenso a la serie.

La experiencia de Boca fue demasiado para la inocencia de la U

El festejo entre Riquelme y Silva, que marcó la apertura

De la mano de un Juan Román Riquelme siempre grandioso, el conjunto xeneize manejó los tiempos del partido a su antojo, con mucha sabiduría. Esperó cuando tuvo que esperar, cuando en los primeros minutos el combinado chileno tuvo un mayor control de las acciones. Golpeó cuando tenía que golpear: a los 15 minutos, Pablo Mouche recuperó la pelota, llegó al fondo por la derecha, tiró el centro y encontró a Santiago Silva, que después de una notable maniobra para desmarcarse, conectó una media vuelta de zurda y anotó el 1-0.

 A partir de ahí se terminó de desdibujar el elenco dirigido por el argentino Jorge Sampaoli, que lejos estuvo del nivel que lo llevó a ganar la Copa Sudamericana 2011 y a ocupar el segundo lugar en el ránking mundial de clubes de la IFFHS. Apresurado para atacar, lo que generó que dilapidara gran parte de los avances antes de que se transformaran en ataques, e inocente para defender, dejando espacios por todos lados, bien aprovechados por la movilidad de Mouche y la versatilidad de Walter Erviti. La única chance clara de los chilenos fue un peligroso tiro libre que Agustín Orión desvió correctamente a los 30 minutos.

 El segundo tiempo fue un monólogo auriazul. Posesión de pelota, solidez defensiva liderada por Rolando Schiavi y profundidad para atacar fueron sus argumentos. Una brillante atajada de Johnny Herrera ante Silva fue el anuncio de lo que sucedería a los 9 minutos. Una doble pared entre Riquelme y el uruguayo terminó con un imperfecto remate de Erviti, débilmente devuelto por el arquero. Juan Sánchez Miño, titular en lugar del lesionado Clemente Rodríguez, tuvo el premio a seguir la jugada, se encontró con el balón y lo mandó al fondo de la red para estampar el 2-0.

Pudo haber aumentado Boca, sobre todo en un centro que Erviti no llegó a conectar dentro del área chica. Pudo haber descontado la Universidad, pero nunca encontró los caminos para superar a la férrea defensa rival. Terminó con un 2-0 que tiene gusto a clasificación para la primera final en 5 años, ya que, gracias a la regla del gol de visitante (habrá que analizar la conveniencia de definir de local desde la vigencia de esta norma), el equipo argentino sabe que si convierte un gol en la revancha en Chile, obligará a su adversario a marcar 4 para evitar la eliminación.

La experiencia de Boca fue demasiado para la inocencia de la U

Erviti abraza a Sánchez Miño, autor del segundo gol

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