Revista Viajes

La experiencia de vivir en Malta

Por Veronica Cussi @touristear

Este verano tuve la oportunidad de trabajar unos meses en Malta, esa pequeña isla que todo el mundo ha oído pero que no sabe muy bien dónde ubicar en el mapa.

La experiencia de vivir en Malta

Vivir en Malta

Lo que más me gusta de poder trabajar en el extranjero es ese momento en el que descubres un lugar porque vives en él y no porque lo visitas, el aprendizaje es riquísimo. Vivir en Malta es una explosión de sensaciones. Contrastes continuos. Es moderna y antigua. Devastada y llena de vida. Tranquila y caótica. Descanso y estrés.

El ambiente mediterráneo empapa cada rincón de la isla, su ritmo y estilo de vida y al mismo tiempo no dejas de sorprenderte cuando escuchas ese idioma maltés que suena a árabe, inglés e italiano. Las múltiples grúas ensucian un paisaje en el que el azul está (casi) siempre presente. Torres altas llenas de modernas casas de verano se golpean con pequeñas residencias de toda la vida. La gente sonríe y a la vez no sabes bien lo que están pensando.

La experiencia de vivir en Malta

Vivir en Malta hace que te sientas relajado y deseoso de conseguir una gafas de buceo y pasar horas bajo el mar, cuando también te das cuenta que gran parte del fondo marino está arrasado y lo único visible cerca de las bellas orillas rocosas son unos cuantos peces de colores y algas. Los amantes del buceo de inmersión si encontrará más variedad en las profundidades.

La experiencia de vivir en Malta

Vivir en Malta te hace sentir no querer nunca más convertirte en un turista cualquiera, de estos deseosos de plantar su toalla en la pequeña playa de arena rodeado de otros tantos turistas que o bien presumen de sus buffets libre en el hotel o de las fiestas que se están pegando en la bulliciosa calle de Paceville.

Vivir en Malta es apreciar la hermosura del mar, sin olvidar las pequeñas localidades medievales del interior como Mdina que teletransportan a cualquiera a uno a lo que debió ser el siglo XIII o a un episodio de Juego de Tronos.

Vivir en Malta es descubrir que tienen unos restos arqueológicos increíbles y asombrosamente bien musealizados que dicen que en temporada alta se llenan de turistas y es difícil de creer con los casi 40 grados que se alcanzan en agosto. Con menor temperatura, los amantes de la historia y la arqueología no deben dejar de visitar el museo arqueológico nacional en Valleta, los templos de Tarxien, Hagar Qim o Mnajdra porque descubrirán una parte de la Historia universal que no aparece en la mayoría de los libros.

La experiencia de vivir en Malta

Vivir en Malta hace que añores el sistema de transportes de tu ciudad o de cualquier otra parte, y si decides arriesgarte con un coche de alquiler te convertirá en un conductor extremadamente hábil, porque la forma de conducir en la isla es cuanto menos una locura.

Vivir en Malta es darte cuenta de lo bien que comemos en otros países, porque aquí la cercanía al norte de África y a Sicilia no parece haber convertido el arte culinario de la isla maltesa en algo exquisito. Los pequeños pastizzi son un entrante sabroso, hojaldres rellenos de pasta de guisantes o de queso ricotta, pero habrá que buscar algún restaurante para terminar de saciar el apetito.

Visitar Malta es una experiencia sumamente interesante que cualquier viajero debería tener en cuenta, no sólo por el gratificante hecho de poder sumar uno a la lista de países visitados, sino por descubrir estos contrastes de un apartado trozo de tierra que parece haberse detenido en el tiempo y que a la vez ha acogido todos esos elementos de la vida actual que son pubs, discotecas, tiendas de moda y enormes barcos turísticos que hacen preguntarse constantemente de dónde sale tanta gente y cómo entrarán todos en una isla más pequeña que Ibiza.

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