Revista Política

La extrema derecha gana terreno en Europa

Publicado el 18 octubre 2013 por Indignado @gritopoliticoes

La crisis económica y social europea que atravesamos desde hace unos años ha traído consigo un cambio en el panorama político y representativo de numerosos países democráticos de nuestro entorno. El discurso radical y populista ha ganado terreno frente a un moderantismo que ya no es percibido en su totalidad por el ciudadano como alternativa ni sinónimo de eficacia en la gestión pública.

Una vez más la historia parece repetirse. La actual crisis  europea está siendo un caldo de cultivo para la proliferación de adeptos a la ultra derecha como así denotan los resultados electorales de las últimas elecciones en numerosos países europeos desde 2007-2008. De nuevo, los tiempos de incertidumbre y desespero, de empobrecimiento y crisis generales, son el colchón sobre el que se alzan quienes se vanaglorian como “salvapatrias” o adalides de la esperanza de la humanidad.  Aquello que la historia nos ha dejado plasmado en testimonios y libros lo contemplamos ahora con este inquietante resurgir. Los extremos, enaltecidos con un populismo interesado, vuelven a coger fuerza con la profunda situación de crisis política, económica y social actual.

Estamos observando en los últimos años la radicalización de grupos de extrema derecha, que aprovechando el sufrimiento y desesperación ajena,  actúan sin temor y obviando las vías democráticas y de diálogo, esas que nunca creyeron, y que ahora lo manifiestan abiertamente. Estos grupos, que buscan su hueco en las cámaras de representación de países democráticos, tienen entre sus premisas agitar y persuadir a una sociedad angustiada y pesimista. Lo grave es, que bajo un enmascarado mensaje populachero y engatusador, se esconde un profundo repudio al sistema democrático y de derecho que desgraciadamente empieza a calar en la población.

De este mismo modo llegaron al poder algunos líderes como Hitler, quien bajo una situación de crisis como la actual, sumado a conflictos bélicos y otras causas, y ante un desmesurado ego personal y una colosal carga de razones, se aupó en el poder. No obstante, el que fuera Canciller Alemán no va a ser objeto de análisis ahora aunque sí nos sirve, junto a otros caudillos, como experiencia, ejemplo y resultado de lo que la extrema derecha sumado a tiempos de crisis  es capaz de producir.

En la Europa actual, el ascenso de la extrema derecha es una realidad manifiesta y visible. Atendiendo a resultados electorales podemos observar el momento de apogeo que viven estos grupos. Destacando algunos de ellos, encontramos el primer y más claro ejemplo en Grecia, paradójicamente el país que vio nacer la Democracia. El grupo de ultraderecha Amanecer Dorado obtuvo en las pasadas elecciones generales de junio de 2012 un 6’92% de los votos y 18 escaños -de 300-. Lo alarmante, más allá de su resultado, son las actuaciones que han marcado a este xenófobo grupo radical. Los nuevos neonazis, cuyo grito identificativo es “sangre y honor” han atacado inmigrantes, han intentado agredir a demócratas, y han asesinado bajo su nombre. Motivos más que suficientes para que la cúpula del Partido haya sido detenida y  estén a un paso de ser ilegalizados. El problema se centra ahora en el fuerte apoyo ciudadano que parecen mantener.

amanecer-dorado-grecia-en-salocc81nica

Otro de los países en los cuales la extrema derecha –más moderada en sus acciones- se ha abierto camino, es en el país galo. En Francia, el Frente Nacional de Marie Le Pen cosechó en la primera vuelta de las Presidenciales del pasado año más de 6 millones de votos quedando a tan solo diez puntos de pasar a la segunda vuelta y optar a la Presidencia del país. Además, el Frente Nacional ganó la pasada semana las elecciones Cantonales en Brignoles con el 53’9% de los votos. Más preocupante todavía es que actualmente este partido de extrema derecha francés, encabeza los sondeos de estimación de voto para la Presidencia de la República por primera vez en la historia de los mismos, con un 24%, superando a la derecha moderada (UMP) y a los socialistas del PS (actualmente en el poder), algo insólito.

En Hungría, el Partido de extrema derecha Jobbik obtuvo en los comicios del 2010, 47 de 386 diputados al conseguir casi un millón de votos. En Letonia, el partido “Todo por Letonia”, obtuvo en 2011 un 14% de los votos. Los países nórdicos, paradigma del Estado del Bienestar y de la buena implantación de la democracia no han quedado exiguos de la aparición de estos grupos, ya que el Partido de los Verdaderos Finlandeses, obtuvo en 2011 un 19% de los votos, aumentando también en Noruega el Partido del Progreso (FrP) pese a la sombra de la matanza de jóvenes socialistas en Utoya . Los ultras en Dinamarca con 22 escaños en el vigente Parlamento o los Demócratas Suecos que obtuvieron un 10% de votos son más ejemplos de ello.

Más reciente tenemos las elecciones federales en Alemania en las cuales el Partido Nacionaldemócrata de Alemania aumentó su número de votos aunque no obtuvo representación en el Bundestag. Austria fue otro de los últimos comicios celebrados que nos permitió observar el crecimiento de estos grupos, así el FOP obtuvo el 21’40% de los votos, a tan solo cinco puntos de la fuerza más votada, los socialdemócratas.

En el país anglosajón el mensaje de la ultraderecha también ha calado. El partido UKIP dio la sorpresa en las pasadas elecciones municipales de 2013, cosechando la tercera posición y logrando hasta el 26% de votos en algunos distritos locales por encima incluso de laboristas, liberales y conservadores. Un discurso extremista y radical aunque diferenciado en determinadas posiciones del Tea Party americano, la derecha radical de su país hermano, los EE.UU. Tampoco se libró de estos grupos el país por excelencia de democracia participativa, Suiza.

2012.Mapa-populismo-radical-Europa.03

Y esto solo son algunos de los ejemplos que denotan el periodo de alza que se vive en el seno de la extrema derecha europea, que aupados por la crisis, están consiguiendo penetrar en parlamentos nacionales y otras cámaras de representación ciudadana, compartiendo mesa con las formaciones demócratas. Muchos de estos grupos arrastran a sus espaldas la violencia como herramienta política. Lo evidencian los ataques de los Jobbik de Hungría con su actuación violenta en 2012 a población romaní o Amanecer Dorado en Grecia como anteriormente se ha comentado, por citar algunos.

Todos estos grupos, partidos y coaliciones de ultraderecha comparten una desmesurada identidad xenófoba con un profundo marcado nacionalismo, una irritante homofobia y una actitud clasista que abanderan sus comportamientos. La exaltación del orgullo nacional, la orden y el euroescepticismo son otras de sus convicciones identificativas. Observamos, en definitiva, individuos que con sus comportamientos denotan ser enaltecedores de la violencia, de regímenes totalitarios pasados, de líderes dictatoriales y de comportamientos no democráticos.

Rusia es otro claro reflejo de la acción que desarrollan. La que fuera la gran potencia comunista está sembrando en los últimos años grupos ultraderechistas que pese a no tener representación política ni fuerza electoral, están asaltando la calle atacando a centroasiáticos y ciudadanos del Cáucaso Norte, y lo más grave torturando y matando a homosexuales.

Poniendo la atención en el caso español, podríamos decir que vivimos el caso contrario si atendemos a representación política de grupos de extrema derecha. Esto es, mientras en Europa este tipo de partidos florecen, en España no existe ninguno que haya llegado con fuerza al panorama político. Lo que se debe a varias cuestiones que a continuación se analizarán.

Resulta curioso cómo tras cuarenta años de dictadura militar y liderazgo en España del partido fascista “Falange Española”, no existe en la actualidad ni éste ni otro que mantenga un considerable elevado nivel de apoyo en el ámbito nacional. Como excepción podemos citar el alrededor de 100 concejales electos de esta ideología repartidos por la geografía española del total de 68.462 ediles, o el caso de Plataforma per Catalunya de Anglada, de fuerte identidad xenófoba, que ha cosechado concejales y 59.000 votos en las generales de 2011.

Si atendemos a los datos conseguidos por fuerzas como Falange o Democracia Nacional, ambas sufrieron una pérdida de entorno a 10.000 votos cada una en los comicios generales de 2011 respecto de 2008, con la excepción de la ligera subida de España 2000. Quizás en España encontramos la peculiaridad de tener un fuerte partido de derechas que ha sido capaz de aunar todas las ramas y sensibilidades de la misma; liberales, conservadores y más extremistas. Esta es la única explicación demoscópica al análisis anterior. Casualmente la fuerte bajada de votos de la extrema derecha en 2011 coincidió con la mayoría absoluta del PP.

Esta deducción, se refuerza además con las decisiones que el Partido Popular llega a adoptar puntualmente y que, de alguna manera, puede contentar al electorado de la derecha más extrema. Nos referimos, entre otras, a la pronta retirada de la actual Ley del Aborto, o a la nueva ley educativa (LOMCE) que sitúa a la Religión en la cúspide, al tiempo que permite la segregación de niños. Sin olvidar la privatización de la sanidad, de la justicia, las trabas a la Memoria Histórica, o los continuos atisbos de centralización del Estado. En ocasiones, decisiones que son interpretadas como gestos, pero que en el fondo manifiestan lo que se esconde bajo el pensamiento de un sector más radical del Partido Popular, lo que no indica, en absoluto, que sea un partido de tal ideología.

No podemos caer en la simpleza de creer en la inexistencia de ciudadanos de extrema derecha en nuestro país por el simple hecho de no haber un partido identificado como tal con suficiente fuerza. En el sentir y pensar de muchos hijos, nietos y biznietos del Franquismo imperan estos ideales, disfrazados algunos de ellos de demócratas y sentados hoy en cámaras de representación democráticas. Valga como ejemplo la exhibición de banderas franquistas de jóvenes del PP que fue motivo de análisis aquí.

Para disipar dudas, el PP hasta día de hoy se niega a condenar el Franquismo, también se niega en el Congreso a perseguir símbolos fascistas. Llaman a Franco “generalísimo” y no “dictador”, y además, para algún dirigente, “se merece dos o tres plaecas”, por no seguir citando ejemplos.

La controversia que se genera con los partidos ultraderechistas es su posible ilegalización. En el caso español, y pese a no tener como hemos visto un partido con comportamientos similares a los de países vecinos, sí cabría tal posibilidad. Si atendemos a la Ley Orgánica 6/2002 de Partidos Políticos, en su artículo 5 nos señala que si un partido actúa “contrario a los principios democráticos” se podrá “disolver”.  La actual democracia tiene antecedentes en este ámbito, aunque por motivos exclusivamente de terrorismo, pues como recordamos ya fueron ilegalizadas Batasuna en 2003, ANV y PCTV en 2008.

La mirada queda fijada en los próximos comicios europeos de mayo de 2014, cita a la que los demócratas de toda Europa llegaremos expectantes y cautelosos. La unión de todas las fuerzas de extrema derecha podrían dar lugar a una fuerte representación en el Parlamento Europeo e incluso hacer tambalear las instituciones europeas por su marcado euroescepticismo. Un auge de la extrema derecha pone siempre en peligro nuestras democracias.

Más democracia para frenar los oportunistas populismos ególatras.

Twitter: @AlejandrEspi


Volver a la Portada de Logo Paperblog