Revista Educación

La falsa nobleza

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Mis amigos, -los de verdad-, dicen que tengo instinto para detectar la nobleza ajena y la carencia de ella. Parece que tengo cierta facilidad para colocar en una prudente distancia a aquellas personas cuyos principios y forma de proceder pueden causarme daño emocional por mi modo de entender la vida y las relaciones personales (que no es ni mejor ni peor que el de cualquier otra persona, sólo es el mío).

Pero, hasta en las ciencias exactas, existe un margen de error. Mi buen instinto no es invulnerable.

Hace poco, me he topado con una persona con la que he descubierto una forma peculiar de “falsa nobleza”. Parecer noble es muy fácil cuando las circunstancias son alegres. Pero, cuando azota el viento cruzado, es casi inevitable quedarse con las vergüenzas al aire (en esta ocasión, lo peor de mí también quedó al descubierto).

El falso noble es de trato agradable y se hace querer con facilidad. Pero, hasta en los buenos momentos, rara vez corresponde con sinceridad y desinterés al cariño de los demás, aunque lo disimula muy bien. ¿Cómo lo consigue?:

  • El falso noble, instintivamente, esconde su debilidad evitando profundizar en las relaciones humanas. Se resiste a estrechar vínculos más allá de lo estrictamente necesario y funcional para pasar su día a día como le conviene.
  • El falso noble sólo se percata de la presencia y tiene en cuenta a quien le es de utilidad para satisfacerse su interés personal o profesional en cada coyuntura.
  • El falso noble es un comodón emocional y opta por el subterfugio ante la dificultad.
  • El falso noble impone su criterio con el silencio y la ocultación, impidiendo al otro conocer la realidad, valorarla y tomar su propia decisión.
  • El falso noble no sabe ni quiere aprender a escuchar, antepone su bienestar al de los demás y evita dialogar o empatizar.
  • El falso noble se autojustifica continuamente, dice que actúa para proteger a otro, cuando sólo pretende protegerse a sí mismo.
  • El falso noble carece de remordimientos porque es un artista del autoengaño, tiene dificultad para la autocrítica y desecha por incómoda la reflexión.
  • El falso noble  nunca tiene “intención” de dañar a nadie, lo que no le impide hacerlo sin pudor alguno, al más puro estilo del “daño colateral”.

El éxito del falso noble reside en que está plenamente convencido de que su nobleza es real. Para sostener su convencimiento, no dudará ni un momento en borrar de su vida y su memoria cualquier indicio, rastro o persona que le recuerde que en realidad es lo que es: un falso noble.

No tiene amigos (de los de verdad). No sabe hacerlos y mucho menos conservarlos. Consuela esta carencia repitiéndose una y otra vez que ni los quiere ni los necesita… Dicen que una mentira una y mil veces repetida se convierte en verdad. Pero no lo es, y nunca lo será.

Y ahora, extrapola este glosario, que describe groso modo a un tipo de persona o forma de proceder individual, al conjunto de los conflictos bélicos que asolan este mundo: Gaza, Libia, Somalia, Colombia, México, Korea y así hasta 116 países.

¡Caramba, cuántas coincidencias!, ¿no crees?

El mundo está plagado de falsa nobleza. Es sólo uno de los ingredientes que se combinan en el explosivo cóctel que nutre los conflictos armados en todo el mundo.

La semana pasada se cumplió el centenario del inicio de la I Guerra Mundial. La 2 Noticias de Televisión Española, en su edición del lunes 28, ofreció este fantástico reportaje que nos sitúa en el mapa de Conflictos Armados Abiertos en 2014 y nos recuerda que casi siempre, las huidas hacia adelante y los conflictos cerrados sin la participación directa de los principales afectados, antes o después, rebrotan.

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La 2 noticias, edición del lunes 28 de julio. Ver desde 13’10” al 15’35″: Mapa mundial de los conflictos armados 2014

 


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