Revista Cultura y Ocio

La felicidad en Teresa de los Andes

Por Maria Jose Pérez González @BlogTeresa

La felicidad en Teresa de los AndesMariluz Poblete, ocd

Hoy celebramos la memoria de santa Teresa de Los Andes, Juana Fernández Solar, carmelita chilena que nació el 13 de julio de 1900 en un cristiano hogar de la aristocracia de Santiago. La iglesia recuerda a sus santos el día en que se conmemora el aniversario de su pascua, pero en el caso de Teresa de Los Andes, por haber acaecido un 12 de abril –su pascua fue el 12 de abril de 1920 – y dado de que esta fecha con mucha frecuencia suele coincidir con semana santa o con la semana de pascua, la Conferencia Episcopal chilena solicitó al Dicasterio para el culto divino que su memoria se celebrara el día de su nacimiento, de manera que su memoria no pasara desapercibida. Y desde el año de su canonización en 1993 su memoria se celebra el 13 de julio.

Teresa es la primera santa carmelita de América y la más joven, entre las hijas de Teresa de Jesús, que la Iglesia ha declarado santa. Juanita era la quinta de siete hermanos, un año antes que ella naciera y a las pocas horas de haber visto la luz del día, fallecía su hermana Juanita y en recuerdo de ella, le pusieron su mismo nombre.

En este día vamos a detenernos con la ayuda del carmelita chileno, fray Cristhian Ogueda, profundo conocedor de la espiritualidad teresiano-andinense, en un rasgo característico de su personalidad y espiritualidad. Nos vamos a adentrar en la tierra sagrada de lo que fue la felicidad en Teresa de Los Andes. Una felicidad que es fruto del amor de Dios, de la intimidad que vivía con Él y de la añoranza por lo eterno. En la carta 101 a su prima Elisa Valdés, le dice magistralmente “Vivir siempre muy alegres, Dios es alegría infinita[1]”.

 La expresión “Dios es alegría infinita ‘no se encuentra de modo explícito en las Escrituras, a pesar de que en ellas se nos hable de la alegría de Dios a propósito de su pueblo[2] y de la alegría de Cristo[3]. Quisiéramos ver aquí cómo, a lo largo de su tan corta pero intensa vida, santa Teresa de Los Andes, profundizó el misterio de la alegría divina, para convertirse así en su insigne testigo[4].

Pidámosle a santa Teresa de Los Andes que nos contagie su pasión por el Dios Amor que la cautivó y la hizo disfrutar de las más profundas alegrías como don y gratuidad y al igual que ella lleguemos a ser testigos de que “Dios es amor y alegría y Él nos la comunica” (Carta 108).


[1] Carta 101. [2] “Como se casa joven con doncella, se casará contigo tu edificador, y con gozo de esposo por su novia se gozará por ti tu Dios” (Is 62, 5). [3] “Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado” (Jn 15, 11). [4] ALAIN-MARIE DE LASSUS, Dios es alegría infinita. Estudios sobre Santa Teresa de Los Andes, Grupo Editorial Fonte, 2020, p. 11.

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