Revista Arte

La felicidad ja ja ja já

Por Loracueto
De parte de: Eduardo Lora Cueto…Dejándome llevar por la coyuntura, evoco aspectos de la vida cotidiana que no dejan de cuestionarme la existencia humana. Allá afuera en el mundo exterior, se teme a gran escala, tanto que a los momentos que parecieran los más placenteros de la vida se les agrega el adjetivo “Feliz”: Feliz cumpleaños, Feliz navidad, Feliz año nuevo, Feliz grado, Feliz día del amor y la amistad…Si se analiza bien, todo va relacionado con la tortuosa vejez, la misma que llega a causar dolores de cabeza a más de uno, porque como dice Picasso: “Lleva tiempo llegar a ser joven”, pero sin ningún esfuerzo es fácil llegar a viejo; y aun sabiendo que esta existe, el mundo vive pensando que un año más o un cumpleaños más es símbolo de vida, y al contrario, esta pelea entre el reloj y el calendario no es más que símbolo de muerte.Deseamos los más sinceros deseos sólo en estas fechas, olvidando que hay 365 días para hacerlo de una u otra forma, pero si mencionamos la frase “Felicidades” a alguna persona en una fecha no permitida por el comercio, la extrañeza reina y la microexpresión que hará el receptor sería tan inusual que terminaríamos burlándonos de él.Obviando lo anterior, he decidido dejarme llevar por la nostalgia que produce finalizar un proceso el día que todo el mundo –literalmente- lo hace, aprehendiendo con fuerza cada uno de los momentos vividos y cada una de las sonrisas plasmadas este año, que a decir verdad, fueron más de 365. Nunca antes había vivido un año en el que lo imaginado se hiciera real y se pluralizara tanto que trajera consigo un éxito más, por eso agradezco a cada una de las personas que hicieron posible que esto sucediera y a quienes pido encarecidamente que esto siga sucediendo para poder encontrarle más motivos a mi existencia.No me canso de agradecer, pues no sabemos hasta cuando nuestra luz deje de brillar y por eso y muchas razones más, agradezco a quienes osadamente he llamado amigo o amiga, hermano o hermana, hijo o hija, maestro o maestra, pues ellos conforman el engranaje perfecto que hace que mi motor nunca, pero nunca se apague, y en caso que ocurra, saben cómo encenderlo de nuevo y lo mejor, sin darme cuenta.A mi familia, que hoy día es una mezcla de parentesco abstracta, pues algunos primos son más hermanos, y otros parecen sobrinos, los sobrinos son como hijos y los tíos como padres o madres, porque ni hablar de mi madre que es amiga o fan enamorada, y así todos llenan vacíos de figuras que deberían cumplir con su labor de sangre, pero como no lo hacen, tengo quien sí lo haga.A mi novia que apareció en el momento que más la necesitaba y tal parece que en cada momento más la necesito.A las oportunidades que no he dejado escapar. A las que sí he dejado escapar y no han hecho falta.A las veces que me hicieron perder el tiempo los bancos, los buses, el transmetro, los cajeros, los extraños de la calle, los taxistas y todas las filas en vano que hice.A los autores y autoras que hoy argumentan mi pensar.A mis empleos, los cuales realizo con amor.Al teatro y al arte. A las obras de teatro en las que estuve y las que vi.A “Baúl Polisémico” blog y grupo artístico.A mi cámara. A mi morral.A las palabras que aprendí. A las que creo que aprendí y es falso.  A mí mismo y a mi propio Dios, Gracias por hacerme derrumbar aquella teoría que un día derrotado apuntaba a que la felicidad no era completa. Hoy el último día de este 2013, mi felicidad es completa y es gracias a los elementos que no la dejan ser total; si todo fuera color de rosa, ya hubiera muerto del aburrimiento. Hoy me burlo, lloro y canto: “La felicidad ja ja ja já” (Bis)   

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