Revista Arte

La firma, para quien la trabaja

Por Anxo @anxocarracedo

Señoras y señores, es hora de cerrar. Les agradecemos que hayan elegido nuestro espectáculo y esperamos verles en la próxima velada. Por favor, tengan la gentileza de ir recogiendo. Procederemos en primer lugar a retirar los sustantivos que hayan pagado billete Business Class, a continuación recogeremos los verbos transitivos y los intransitivos acompañados por niños en sillita, finalmente consolaremos a los adjetivos y adverbios que no hayan sido utilizados. Las palabras empleadas en demasía serán envueltas en papel de estraza y almacenadas en atmósfera modificada para su mejor conservación. Les rogamos guarden en el acordeón las notas que deseen emplear en futuras ocasiones. Porque habrá futuras ocasiones, la dirección está en condiciones de asegurarlo, y tal vez las pinten calvas, pero sobre este extremo no podemos ofrecer garantías.

Señoras y señores, tengan la prudencia de atar con lazada doble los cordones rojos de los zapatos negros. Sírvanse acomodar los bucles en la cabellera entrecana. No se agolpen en el estrado, dejen respirar al oficiante. Rogamos al librero que empaquete los volúmenes sobrantes, suplicamos al distribuidor que done al hilo de las cometas las unidades que no haya suministrado en tiempo y forma, conminamos al rapsoda a que abrevie la firma de ejemplares. Una firma es una firma, amable audiencia, no pretendan marcharse a casa con una acuarela en las hojas de respeto. La evacuación se realizará por la puerta de servicio.

Señoras y señores, vayan desalojando. Les informamos una vez más de que hemos rebasado con creces el horario del centro. La paciencia del personal a cargo es limitada. La dirección les agradece su amable participación pero háganse cuenta, están en juego horarios laborales, conciliaciones, derechos conquistados a lo largo de siglos de lucha obrera. Hay familias que esperan en casa, criaturas que añoran el seno materno, libélulas que hacen su nido entre los juncos de la razón. Les agradecemos el esfuerzo, la dedicación, la atención. Sin ustedes esto sería un supermercado de palabras en mañana de sábado, pero por hoy ha sido suficiente. No teman la intemperie, la calle está forrada con tela de gabardina.

Señoras y señores, nos llega al corazón que hayan cruzado en ambulancia los campos de girasoles para venir a ser ruido de las semillas, constructores de casas de harina, sastres de las mariposas, aunque la poesía haya caído en desgracia y los panaderos sigan amaneciendo con las legañas de Apolo, aunque las muchachas ya no borden en las nubes el nombre de sus soldados, ni en Cavalo Morto ni en Villafranca del Bierzo. Hagan caso al poeta, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas. Váyanse a casa.

Señoras y señores, este es un aviso definitivo. Apreciamos que se hayan trabajado a conciencia las estrellas pero, por favor, es más que hora de cerrar. Lárguense de una vez.

***

Juan Carlos Mestre participó el 25 de enero en el ciclo Poetas di(n)versos,
dirigido por Yolanda Castaño, en el centro Ágora de A Coruña.

Mestre OK


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