Revista Cultura y Ocio

La Flor de la Argoma, de Toti Martínez de Lezea

Publicado el 11 febrero 2015 por Goizeder Lamariano Martín
La Flor de la Argoma, de Toti Martínez de Lezea Título: La Flor de la Argoma Autora: Toti Martínez de Lezea Editorial: Erein Año de publicación: 2008 Páginas: 342 ISBN: 9788497464758
Después de leer Ofrenda a la tormenta, en la última visita a la biblioteca decidí no viajar muy lejos con la nueva lectura y me decanté por seguir en el País Vasco y por Toti Martínez de Lezea, una autora de la que he leído con esta ya catorce novelas y que nunca me defrauda. Al contrario, siempre consigue sorprenderme y hacerme disfrutar con sus obras. Y esta vez no ha sido una excepción, además hacía más de tres años que no leía nada suyo y el reencuentro no ha podido ser mejor. La Flor de la Argoma nos sitúa en Araotz, un pequeño grupo de caseríos cercanos a Oñati (Gipuzkoa) en el año 1872. Allí conocemos a Bittor, Eladio, Agustín y Tomás, los hermanos Urrondo, que siendo los dos mayores adolescentes y los dos pequeños solo unos niños se quedan huérfanos y son enviados a estudiar con los jesuitas de Loyola.
Cuando por fin regresan a Urondoa, el caserío familiar, se dan cuenta de que muchas cosas han cambiado en su entorno. Estamos en plena Tercera Guerra Carlista y quien más quien menos todos los vecinos se ven afectados por el conflicto. Ellos, por supuesto, tampoco podrán escapar a los constantes enfrentamientos entre carlistas y liberales. Bittor es solitario, tosco, introvertido, independiente. Un joven rudo, pero también noble que sabe que esa no es su guerra, que no va con él, no defiende ni los Fueros, ni la Iglesia ni a Dios. A él lo único que le importa es su tierra, su caserío, el lugar donde nació y al que pertenece. Las libertades, los cambios, todo lo demás no le preocupa lo más mínimo. Él es feliz con su ganado, no necesita nada ni a nadie. Eladio, por su parte, también quiere vivir en Urondoa, pero su forma de entender la vida es totalmente opuesta a la de su hermano mayor. No está dispuesto a dejar que, por ser el primogénito, le arrebate lo que, según él, le corresponde de la herencia paterna. Y luchará hasta el final para conseguirlo. Pero el caserío no es lo único que enfrenta a los dos hermanos, ya que ambos se enamoran de la misma mujer, Julia, la hija adoptiva de don Antonio Zabala, un conocido y respetado abogado de Oñati. Don Antonio es ya anciano, íntegro, tranquilo, responsable, sereno y está dispuesto a ayudar a todos sus vecinos. Julia es joven, soñadora, romántica, idealista, pero igual de buena persona que su padre adoptivo. Los dos son mis personajes favoritos, es imposible no querer formar parte de su familia y cogerles muchísimo cariño a lo largo del libro. Julia es una señorita bien, de clase, con dinero, buenos modales, acostumbrada a los lujos, a la vida en la Villa, todo lo contrario que los Urrondo, tan hechos a vivir en el monte, en el caserío, en medio de la Naturaleza, de la que se sienten parte, especialmente Bittor. Pero a todos les toca vivir tiempos convulsos, agitados, peligrosos, en los que es difícil saber de quién te puedes fiar, quién te va a traicionar o a quién le puedes confiar tus verdaderos sentimientos. No quiero desvelaros nada de la trama, pero sí recomendaros esta novela que nos habla de tradiciones, pasiones y desencuentros que se prolongan a lo largo de los años y afectan a varias generaciones de una misma familia. Una novela que tiene un poco de todo: Historia, amor, saga familiar, unos personajes tan reales, cercanos y humanos que, aunque en muchos momentos no comprendamos sus motivaciones, sus ideas, sus actos, tampoco nos atrevemos a juzgarlos, porque quizá no nos gustan, pero los respetamos. Una ambientación que nos traslada a distintos lugares de Gipuzkoa como Araotz, Oñati, Arantzazu, y también a Navarra. Caseríos, montes, ganado, Naturaleza. Y la Tercera Guerra Carlista, algo que tenía totalmente olvidado de las clases de Historia del instituto y que me ha venido muy bien recordar.
Y, por si fuera poco, venganza, rencor, odio, pero también amor, amistad, lealtad... todo esto y mucho más esconde entre sus pétalos la flor de la argoma.   Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.  

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