Revista Filosofía

La fuente

Por David Porcel
Un niño se acerca cada día a una fuente. Y ya es mayor, y sigue acercándose cada día a beber de su agua. Y se hace más mayor, y continúa yendo a la misma hora. Cuando ya apenas puede apoyar su bastón de caña, un hombre que pasea a su lado le pregunta por qué acude a la misma fuente a beber de su agua.
El anciano, de voz contenida, le responde:
No es por el agua por lo que voy, que ya no es la misma que la que ahora corre. No es por el placer de atravesar el camino, cuyas piedras y nubes ya son otras.
Y añade, forzando su último aliento:
Tampoco por la sombra del olmo que me da descanso. ¡Ni el sol es el mismo que el de aquel primer día!


La fuente                                 Escocia

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