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La gente feliz lee y toma café (Agnès Martin-Lugand)

Publicado el 17 febrero 2014 por Bookworm
La gente feliz lee y toma café (Agnès Martin-Lugand)
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La gente feliz lee y toma café (Agnès Martin-Lugand)Tras la muerte de su marido y de su hija en un accidente, Diane lleva un año encerrada en casa, incapaz de retomar las riendas de su vida. Su único anclaje con el mundo real es Félix, su amigo y socio en el café literario La gente feliz lee y toma café, en el que Diane no ha vuelto a poner los pies. Decidida a darse una nueva oportunidad lejos de sus recuerdos, se instala en un pequeño pueblo de Irlanda, en una casa frente al mar. Los habitantes de Mulranny son alegres y amables, salvo Edward, su huraño y salvaje vecino, que la sacará de su indolencia despertando la ira, el odio y, muy a su pesar, la atracción. Pero ¿cómo enfrentarse a los nuevos sentimientos? Y luego, ¿qué hacer con ellos?
¿Qué bonito título verdad? Si es que en cuanto lo vi (ya os lo comenté por Facebook) me dije que este caería fijo. Es de esos títulos pensado sabiamente para atrapar la atención de cualquier lector empedernido, aunque algunos cambien lo del café por un té o por un cola-cao. ¿Y el contenido? ¿Es tan llamativo como el título? Pues os cuento un poco...
Me he quedado un poco a medias con esta novela, no solo porque sea corta, que lo es, sino porque cuando más interesante estaba ¡plof! se terminó. Y yo me quedé con cara de "¿ya está?" "¡No puede terminar en este punto!"¿Y qué pasa con el título del libro? Resulta que ese título tan bonito es el café literario que la protagonista tiene con su mejor amigo Félix. Yo esperaba pasar mucho rato lector entre sus paredes, pero Diane no aparece por allí en prácticamente toda la novela. En fin...
De todo modos os confieso que me lo leí en dos sentadas. La habilidad de la autora para atraparte desde el principio es innegable y además el comienzo es de esos que te hacen un nudo en la garganta.  Aunque Diane, la protagonista, no ha acabado de caerme simpática, es fácil entender su dolor y el terrible momento personal que vive, y comprender su decisión de alejarse de su casa, de todo lo que le recuerda a su familia perdida. El lugar elegido, totalmente al azar, es un pequeño pueblo irlandés llamado Mulranny donde alquilará un pequeño cottage en el que pretende vivir sin que nadie esté pendiente de ella ni la moleste, pero con lo que no cuenta es con la amabilidad y alegría de los habitantes de Mulranny (de todos menos de su vecino Edward) que harán que su estancia sea muy distinta a cómo la imaginó.
Una de las cosas que le encuentro a esta historia es lo acelerada que va y en consecuencia tampoco se profundiza excesivamente en los personajes que van apareciendo, con lo que sus personalidades quedan un tanto desdibujadas y para mí su forma de actuar en muchos momentos no es coherente. 
Edward, es un tipo huraño y antipático. De acuerdo. Se encarga de dejárselo perfectamente claro a Diane, demostrándole, más que con palabras, que no es bien recibida como vecina y que "molesta", lo que, seamos claros, a nuestra protagonista le viene de perlas, porque eso es precisamente lo que hace que ella espabile un poco, así que esa forma de ser tan fría y tosca, que cuando menos te lo esperas cambia como de la noche al día, no me cuadra nada con su forma de actuar cuando aparece en escena "otro personaje". Me decepcionaste Edward. Esperaba que  mandaras a ese personaje a tomar... viento.
La hermana de Edward, por otro lado, aparece de la nada y en un "plis" se convierte prácticamente en íntima de una Diane que fluctúa entre la alegría y el llanto, pero claro, con lo poco comunicativo que es Edward, por algún sitio tenía que llegarle información de él a Diane. 
Dos cosas son para mí lo mejor de esta historia. Una Félix, el mejor amigo de Diane. Todo el mundo debería tener un amigo de ese calibre y dos, la capacidad de superación del ser humano tras vivir una tragedia. A veces se tarda más y a veces se tarda menos, pero está claro que si se deja pasar el tiempo necesario, al final la vida te vuelve a dar una oportunidad. Solo hay que tener paciencia, fuerza y estar rodeados de gente que nos demuestre su cariño aunque sea eso precisamente lo último que creamos necesitar.
¿Que yo quería otro final más cerrado? Sí ¿Que reclamo otras doscientas hojas donde la historia arranque justo en el final de esta novela? Pues también, pero mientras tanto queda recomendada como lectura entretenida de esas que se buscan para que nos enganche rápidamente porque sin duda cumple su cometido.
La gente feliz lee y toma café (Agnès Martin-Lugand)

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