Revista Opinión

La gran mascarada

Publicado el 16 diciembre 2012 por Romanas

La gran mascarada  Y los idiotas, o sea, todos nosotros, creemos que realmente participamos en el juego, cuando sólo tomamos parte en la gran mascarada cada 4 años. La verdadera Historia ¿se contará algún día? Yo creo sinceramente que no y ahí está para demostrarlo el caso de Julian Assange, al que yo llamé “El nuevo Prometeo” porque intentó arrebatar a los dioses el fuego de la verdad para entregárselo a los hombres y hoy se halla encadenado a la piedra de la embajada de Ecuador, en Londres, y algunos buitres deben de estarle devorando las entrañas porque, según las crónicas, está adelgazando a marchas forzadas.  Y Assange, que conste, tan sólo hizo un amago de aproximarse a la verdad, a la verdad de los diplomáticos, o sea, a la verdad formal, pero ¿qué sucederá si alguien, algún día, intenta aproximarse a la verdad real?  "Adaequatio rei et intellectus"=adecuación del intelecto a la cosa. Dicen los padres de la filosofía que es la verdad. La cosa es lo que verdaderamente existe, la puñetera, la jodida realidad y ésta ¿la sabe alguien, es posible siquiera que alguien la sepa? Mi respuesta es que no, que no es posible que nadie sepa toda la verdad, primero, porque, a lo peor, la realidad real, la realidad auténtica, la realidad verdadera es inaprehensible, a lo más que han llegado los grandes filósofos es a acercarse a ese maldito simulacro de la realidad que es la verdad formal: 2+2=4, pero ésta es una realidad tan sólo formal, que sólo existe en la jodida mente de los hombres y en sus puñeteros mundos formales, de manera que si bien podemos admitir formalmente que 2 euros más otros 2 euros son 4 euros, esta realidad, filosóficamente, no nos lleva a ninguna parte porque la verdadera realidad no tiene nada que ver con el mundo formal de los números, el dolor que yo siento, o el miedo, o el amor no tienen nada que ver con los números. De modo que Assange, en el mejor de los casos, se va a morir de asco en la embajada del Ecuador, en Londres, defendido, jurídicamente, pero qué paradoja, por el gran derrotado a manos de la JUSTICIA, el juez Garzón, el tipo más estúpido del mundo, porque llegó a pensar que podía ganar la partida entablada entre los grandes tramposos, sólo porque en su pequeño y asqueroso caso tenía razón, que, en lineas generales, nunca la tuvo, puesto que él mismo había formado parte durante mucho tiempo de la misma partida tramposa y se había cansado él también de hacer tantas trampas que acabó confundiendo la irrealidad con la realidad y así terminó, en la más puta de todas las calles.  Entonces, ¿no es posible que nos acerquemos siquiera unos milímetros a la puñetera realidad?  No, no podemos porque concienzudamente se nos ha inhabilitado para ello.  A ti, amable lector/a, y a mí, el jodido, el canallesco escritor que piensa de una manera y actúa de otra, de modo que en cada letra que escribe se traiciona a sí mismo, desde antes de nacer, probablemente, se comenzó a emponzoñar el cerebro o lo que tengamos, en esa situación de tal manera que nunca tuvimos siquiera la menor posibilidad de nacer con la mente y el corazón tan limpios que fuéramos capaces de comprender algo de lo que iba a pasarnos.  O sea que somos seres no ya incompletos sino esencialmente lastrados por una serie ominosa de prejuicios que ni siquiera somos capaces de advertir de modo que es absolutamente imposible combatirlos.  Y así fue como Garzón incluso pudo llegar a pensar que hacía justicia alguna vez, incluso que sabía realmente qué era la justicia, de manera que se convirtió en el más equivocado de todos los hombres.  Ahora, quizá lo sepa ya, tal vez conozca el envés de la trama, pero está cogido por los mismísimos cojones y no puede dar marcha atrás, o sea, subirse a lo más alto de alguna montaña y entonar el más terrible de los actos de contrición y Assange, el pobre hombre, no puede hacer otra cosa que darse cabezadas contra la pared de la embajada por haber sido tan estúpido para pensar que podía luchar contra la esencia del imperio, que no es otra que la ocultación de la verdad real.  Entonces, ¿qué es lo que se puede hacer?  Todavía no lo sé, pero estoy dispuesto a intentar averiguarlo en el próximo post.

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