Revista Libros

"La gran persecución", de Tom Sharpe

Publicado el 16 septiembre 2013 por Barcoborracho
Centro Editor de América Latina - Buenos Aires, 1983 Traducción de Elvio E. Gandolfo
Frensic es un escritor que abandonó carrera y decantó editor de bestsellers, muy exitoso, en la Londres de los años 70. Tiene como socia a Sonia Futtle, lectora de libros para animales, gran vendedora y, según descripciones varias, armónicamente gorda. La editorial de ambos se llama Frensic & Futtle. La novela es un retrato caricaturesco del mundo editorial de entonces, enfocada en la tensión entre el mercado inglés y el norteamericano, además de la confrontación entre tradición y mercado. Trata de más cosas, pero digamos que es lo más importante.
Hablaré apenas de las primeras tres páginas, nada de spoiler.
En sus comienzos, Frensic quería publicar Gran Literatura, pero pronto se dio cuenta de que el dinero no estaba allí y después de todo importaba más que la literatura. Sin embargo, conserva como contertulio ocasional (una vez al año) al Piper, un obsesivo y mediocre autor de una autobiografía impublicable, que va reescribiendo basándose en los autores que admira: Thomas Mann, Marcel Proust, etc. En cada encuentro con Piper, Frensic le va a indicando qué cosas tiene que mejorar en su novela. Lo hace por tradición, pues no piensa publicar a Piper nunca.
Todo cambia cuando Frensic & Piper pierde una denuncia por difamación (una de las novelas de mayores ventas está basada en la vida de una mujer real). Van a la quiebra. Entonces, llega el milagro esperado por todo editor: La Gran Novela Bestseller, versión porno existencialista del film Harold y Maude (1971). El inconveniente es que el autor del libro, llamado Deteneos hombres al paso de la virgen, quiere a toda costa conservar el anonimato.
El dilema de Frensic es el de todo editor: cómo hacerle un público al libro. Al dar con el camino, olvida por completo el libro y se concentra en mercadotecnia: publicar por una editorial tradicional inglesa y reeditarla en una de bestsellers estadounidense que asegure muchísima plata. Esta sería la mezcla perfecta.
El desarrollo de un variopinto anecdotario, plagado de accidentes y personajes extravagantes, no logra, sin embargo, que la novela repunte. La leí saltando párrafos, pues es lo que se dice una novela de argumento con un tratamiento sin espesor. Prima la anécdota... ¿Qué más querés de una novela cómica?, me preguntarán. Mi respuesta es simple: entretenerme. He aquí entonces que debo una explicación. La mayoría de los argumentos "entretenidos", "inteligentes", etcétera, pueden resumirse en pocas líneas. Si las extendemos por 300 páginas, como este caso, hay que poner algo entremedio. Digamos una prosa atractiva, imágenes, malabarismos de lenguaje, cuidado en el devenir psicológico de los personajes, las reflexiones sobre el mundo, como prefieran llamarlo. En cualquier caso, los recursos para conservar la tensión por largos capítulos son limitados. Parezco un conservador y tal vez lo soy. Mi educación de gusto respecto a lo que convencionalmente entretiene es bastante acotado. Los buenos chistes son cortos, ¿o no? Abarrotar una novela de situaciones (explosiones, viajes, estafas, fluir monetario, misterio, investigaciones, policías) decanta en monotonía. "La gran persecución", aunque tenga momentos cómicos, en general es bastante monótona, aunque está plagada de cosas. Esto por un lado.
Dos personajes, a pesar de todo, tienen un indiscutible atractivo: Piper y Frensic. Aman la literatura en caras opuestas de la moneda: entre la tradición y el mercado, la autoría y la industria, lo escritural y lo efectista, etcétera. Como dando a entender que todo balance la historia literaria oscila entre polos opuestos. Y aquí sí, en este planteamiento, está el Sharpe más interesante. La narración no escoge, si no que se burla de todos los polos.
El resto de los personajes son de penoso cartón pintado. Igual que casi todas las situaciones narradas, y ni qué decir de la prosa: mecánica, cuadrada, aunque con momentos de reflexividad irónica y humor negro bastante cómicos.
Con una buena poda sería una mejor novela. Definitivamente.
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