Revista Cultura y Ocio

La Guerra Civil sigue dando juego

Publicado el 03 marzo 2017 por Juancarlos53
Sí, debo confesarlo, he tenido una época lectora y teatral en la que estaba hastiado de la Guerra Civil. Hubo un tiempo en que me parecía que todas las novelas y todas las representaciones teatrales apetecibles iban de esto. Llegó un momento en que decidí darme un respiro temático; luego me pareció que los creadores exploraban otras torrenteras; me repuse, olvidé mi cansancio antiguo y poco a poco retorné a esta temática sin fastidio, aunque tampoco con inmoderado deseo
Esta semana he tenido ocasión de volver al tema de la Guerra Civil Española tanto narrativa como teatralmente. Narrativamente, he leído con gusto "Falcó" del académico Arturo Pérez Reverte, una novela de la que hablaré próximamente en la revista MoonMagazine. Sólo diré aquí que la trama sucede durante los primeros meses -cuatro o cinco- de la guerra, o sea en 1936. Teatralmente, he disfrutado muchísimo con el espectáculo titulado "In memoriam. La quinta del biberón", escrito y dirigido por Lluis Pasqual.La acción de esta obra se desarrolla durante los últimos meses de esa cruenta guerra, centrándose sobre todo en la decisiva batalla del Ebro a la que fueron llevados, sin apenas preparación militar, jóvenes de 17 y 18 años.
Estos dos productos literarios -Falcó y La quinta del biberón- al igual que se sitúan temporalmente al principio, la novela, y al final, la obra dramática, del tiempo que duró el conflicto, se ubican: uno, la narración de Pérez Reverte, en zona nacional; y el otro, "In memoriam", en zona republicana,  
"In memoriam. La quinta del biberón"
Teatre Lliure, Lluis Pasqual, Guerra Civil españolaLluis Pasqual es un reconocidísimo hombre de teatro. Ha dirigido muchos y muy buenos espectáculos teatrales caracterizados por sus magníficas puestas en escena ("El público", de Federico García Lorca; "La Tempestad", de William Shakespeare; "Esperando a Godot" de Samuel Beckett; "La casa de Bernarda Alba" de Federico García Lorca; etc.). Aunque ha desarrollado su actividad teatral en muchos lugares -París, Buenos Aires, Bilbao, el CDN de Madrid...- el centro de la misma ha sido Barcelona, ciudad en la que en 1976 fundó el Teatre Lliure que codirigió de 1998 a 2000 y desde 2011 dirige.
La temporada 2013- 2014 conoció el nacimiento en el seno del Teatre Lliure de La Kompanya Lliure, algo así como los jóvenes del Lliure, o sea, una agrupación formada por  actores que están empezando a foguearse en las tablas. Los de esta temporada debutan poniendo en escena este texto escrito y dirigido por Lluis Pasqual.
Estamos en abril de 1938 cuando se produce un reclutamiento en la España republicana de los nacidos en 1920 y 1921. Son jóvenes, casi niños, que por su poca edad fueron denominados "La quinta del biberón" por la ministra Federica Montseny. Aunque la leva fue realizada en todo el territorio nacional controlado por la República, Lluis Pasqual la presenta como algo circunscrito a la zona catalana. Se diría, contemplando la representación, que sólo hubieran sido catalanes quienes defendieron la lealtad republicana y el resto no. Es cierto que la obra nace de testimonios de algunos supervivientes catalanes de estas compañías y destacamentos, pero 'biberones' los hubo en toda la España de la República; y que participasen en la batalla del Ebro -núcleo temático de la representación- también, si bien por proximidad un porcentaje elevado de ellos eran nacidos en tierras catalanas. Creo que en pro de la Verdad, el autor y director de esta magnífica representación debiera haber procurado no incurrir en esta ¿calculada? ambigüedad.
La dureza de la guerra, el trato inhumano que reciben los soldados bisoños de sus mandos, la falta de medios militares a esa altura de la contienda, la manipulación propagandística, la indisciplina y luchas partidistas en el propio seno del ejército republicano, el acorralamiento que las potencias europeas imponen a la República al exigirle que las Brigadas Internacionales abandonasen la contienda, el miedo a morir, la 'amistad' con el enemigo con quien se comparten juegos y tabaco, el exilio, los campos de concentración, los trabajos forzados... Todo esto y más se muestra durante la hora y media sin interrupción que dura la representación.
En escena constantemente un grupo de 8 musicos (violines, chelo y clave) más una voz que entona temas serios y populares del momento. Ellos sirven, junto a las proyecciones cinematográficas reales de la época, para contextualizar debidamente el relato que vemos dicho y representado por 6 actores muy jóvenes y muy capaces: Joan Amargós, Enric Auquer, Quim Àvila, Eduardo Lloveras, Lluís Marqués y Joan Solé. La unión entre personajes y música viene dada por el 'Réquiem' de Monteverdi utilizado como asunto dramático en la representación.
Muy interesante es el uso del bilingüismo en la obra. Hay momentos en que los seis actores hablan castellano aunque con un timbre deliberadamente catalanizado, seguramente para querer significar la procedencia de estos chicos de la Cataluña rural y profunda en la que por entonces muchos de ellos no conocían más idioma que el materno, nunca  habían viajado fuera de su pueblo, jamás habían visto el mar o la gran ciudad a pesar de haber nacido algunos a no más de ocho kilómetros de distancia de ellos... En otros momentos la lengua de intercambio es la catalana apareciendo la traducción castellana en subtítulos proyectados en la pantalla. El empleo de ambas lenguas es correcto y tiene funcionalidad dramática, Con todo, al final de la obra me pareció algo excesivo identificar, a través del idioma, a los vencidos con toda Cataluña presentada así, indirectamente, como víctima propiciatoria de la España vencedora como si no hubiesen sido vencidos también los republicanos de otras muy extensas zonas españolas. Quizás, pienso, sea esto un tributo al momento histórico que actualmente vivimos. Pero aunque así fuere me parece de todo punto injustificado e injusto para el resto de componentes de esa Quinta del biberón que se homenajea en esta representación.

La Guerra Civil sigue dando juego

"In Memoriam" CDN (foto de Ros Ribas)

Lluis Pasqual hace un uso magnífico en la obra que ha escrito y montado de la técnica del distanciamiento con: rupturas del encantamiento teatral, abolición de la dimensión temporal uniendo el momento actual desde los 96 años de uno de los participantes al de su evocación en 1938, proyecciones cinematográficas que cumplen también el papel de decorado, montaje en escena de la tramoya teatral por los propios actores, mezcla del relato con la dramatización, pidiendo la participación y posicionamiento emotivo al espectador, etc. También marca distancias ideológicas claras cuando habla de catalanes franquistas, catalanes republicanos y catalanes sin adscripción alguna; cuando critica la incompetencia de los mandos, así como los fusilamientos arbitrarios y caprichosos; cuando cita el tacticismo de los dirigentes políticos (Manuel Azaña, Juan Negrín y algo menos Lluis Companys...) que utilizaron a estos chiquillos dentro de la estrategia del "Resistir" para ver si así el comienzo de la Segunda Guerra Mundial que estaba en ciernes  producía el apoyo decidido de Inglaterra y Francia a la causa republicana que se desmoronaba; etc.
Dejando de lado, pues, los aspectos un tanto subliminales que he señalado, "In Memoriam. La quinta del biberón" es un espectáculo teatral en toda regla que merece la pena ver. En Madrid está en el Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional hasta el próximo 12 de marzo. De nuevo tengo que lamentar que actores magníficos junto a puestas en escena excelentes permanezcan en cartel la raquítica cifra de 19 días. ¿Por qué?, me pregunto. ¿Es que no se quiere que se vea la realización teatral de otras zonas de España? ¿Es que  queremos sólo cubrir el expediente? No estaría mal que alguien respondiese alguna de estas preguntas.
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