La huida de Pedrerol

Lo reconozco, no me van los programas deportivos del país y la prensa deportiva que los dirige menos todavía, pero tengo que decir que llevaba tiempo renegando de decir algo que era más que obvio y que saltaba a la vista. Ya no tiene sentido seguir engañándome a mí mismo, soy Pedreroler. Sí, me he vuelto adicto a todo tipo de contenido que pueda ofrecerme Josep Pedrerol, independientemente del equipo del que hable, la situación o el momento. Soy Pedreroler porque saca lo peor y le mejor de mí, porque es otro claro ejemplo de personaje que ha devorado a la persona, pero no sólo a él, sino al resto de gente que le acompaña en cada momento. Soy Pedreroler porque tiene la facilidad de crear noticias de la más absoluta nada, ponerles música épica y crear expectación suficiente como para tirar un día más con un programa vacío. Pero por encima de todo, soy Pedreroler por cosas como las que ha protagonizado en las últimas 24 horas.
Noche de miércoles, se disputa en Balaídos el partido de vuelta de Copa del rey entre Celta de Vigo y Real Madrid. El equipo gallego elimina a los madrileños pasando a la semifinal. El equipo del Chiringuito se estaría frotando las manos porque esto es carnaza para emitir durante las más de dos horas que dura el programa. Todo era perfecto. El tablero estaba colocado y solo faltaban las piezas. Dentro de poco comenzaría ese show atroz en el que podríamos disfrutar de gritos, rabia anuncios de casas de apuestas y de las putas chanclas que promocionan como si estuvieran fabricadas con el mismísimo escroto de Zeus.
Pero algo ocurrió, algo que no estaba previsto (o eso parece). Josep hace aparición en su taburete de tasca, ese en el que presenta siempre dando la enhorabuena al equipo ganador, comienza el espectáculo. El programa avanza tal y como debería ser un buen especial del Chiringuito. La audiencia subiendo, el ambiente cada vez más caldeado, pero... cuando estaban a punto de alcanzar las dos horas, el climax absoluto, Pedrerol da una breve charla y sin explicación alguna coge sus papeles y se pira.

 
Inemediatamente pasan a publicidad y anuncian un concurso para hacerte el youtuber oficial del programa. He traído también capturas porque merece la pena ver a la fauna que se ha apuntado a este propósito. El ridículo más espantoso que se puede hacer se supera cada semana en el programa de Mega. La cara de trasnochados de los aspirantes a youtubers del Chiringuito es absolutamente magnífica, como si de un after acabaran de salir, comienzan a presentarse. Lo cierto es que en el fondo me da un poco de lástima, pero muy poca.


Al finalizar este circo de los horrores, todo el mundo estaría impaciente por ver qué diablos había ocurrido con el presentador catalán, y de pronto enfocan a los dos colaboradores habituales que están en sustitución de Josep en sus ausencias. Están los dos sentados en el sitio del boss y partiéndose la caja. Después de una broma de Quim Domènech, Nacho Peña se descojona una vez más y sigue el programa como si nada hubiera ocurrido.Ya sabéis the show must go on.
 
Hoy Josep tampoco ha aparecido por el programa Jugones, que presenta por las tardes en La Sexta, y su último tweet data de antes de comenzar el Chiringuito de anoche. ¿Qué ha pasado con Pedrerol? ¿Habrá sido abducido por extraterrestres como la hermana de Fox Mulder? ¿Secuestro? Ojalá aparezca cuanto antes y con una explicación, porque temo que le haya ocurrido algo similar a  Matthew McConaughey en Interstellar.
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