La importancia de jugar

La mayoría de los profesionales aconsejan el juego libre e imaginativo como una actividad muy positiva para nuestro desarrollo social, emocional y cognitivo. Dicho juego no es exclusivo de los niños, sino que los propios adultos podemos también disfrutar de las innumerables ventajas que un rato de esparcimiento puede proporcionarnos.

Los estudios apuntan a que es el juego sin reglas y desestructurado el que más beneficios nos reporta, en el sentido de que nos libra de sentimientos de competitividad o de ansiedad por lograr objetivos. Así, dedicarse a disfrutar con el juego sin preocuparse por una meta en concreto suele ser lo más indicado.

Un apunte interesante lo constituye el hecho de que los niños, al jugar, utilizan un lenguaje más sofisticado cuando juegan con otros niños que cuando lo hacen con los adultos, puesto que deben considerar las claves contextuales propias de la situación.

Por otro lado, el juego cumpliría una importante función social y comunicativa, algo que también se ha comprobado en otros animales cuando juegan a mordisquearse o corretear sin descanso.

Además de esto, al jugar aumentamos nuestra creatividad y nuestra capacidad para resolver problemas, puesto que vamos exponiéndonos a diversas circunstancias que en muchos casos son imaginarias o novedosas y que implican el desarrollo de ciertas áreas de nuestro cerebro.

Por lo tanto, si eres adulto y crees que tu tiempo de jugar ya ha pasado, nos gustaría comentarte tres sencillas formas de disfrutar de él:

-Juego corporal: participar en cualquier actividad que implique un movimiento activo sin presión de tiempo ni expectativas. Con ello buscaríamos desconectar un poco y divertirnos sin necesidad de ganar o superar al otro.

-Juego con objetos: utilizar las manos para crear algo con lo que disfrutemos, aunque también sin plantearse un objetivo definido.

-Juego social: reunirnos con otras personas para realizar actividades sociales sin un propósito aparente, es decir, charlar por charlar.

Si a pesar de estos pequeños consejos aún no sabes cómo divertirte, trata de recordar las actividades que más te gustaban de pequeño y ponlas en práctica ahora, aunque debas adaptarlas un poco.

Ten en cuenta que no todo en la vida es trabajo, y que el disfrute sin tensión ni presión también resulta muy necesario para nuestro equilibrio psicológico.

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