La importancia de una buena evaluación en terapia

Una de las especialidades que más me gusta de la práctica psicológica es la evaluación. Según aumenta mi experiencia en este campo tengo la sensación de que una evaluación con unas buenas herramientas es la base de cualquier terapia.

Me ha sucedido más de una vez que un paciente describe detalladamente todos sus síntomas, sus emociones y su problemática y que, casi siempre, suelen dirigirse en una misma dirección. Esto quizás se deba a que la persona acude a consulta después de muchos años de intentar solucionarlo por sí misma, de leer y de comentar con otros lo que le ocurre, en definitiva, que casi creen saber lo que les pasa pero no saben ponerle nombre. Tanto tiempo intentando saber que les pasa termina por describir lo que les ocurre según lo que creen padecer. Sin embargo, tras evaluarlo y pasarle las pruebas pertinentes, éstas nos desvelan que el problema dista mucho de lo que el paciente expresa.

Ante esto se destaca la evaluación psicológica, eje fundamental de una eficaz terapia. Gracias al diagnóstico preciso conseguimos que en pocas sesiones podamos comenzar con una intervención centrada en el verdadero problema.

Mi trabajo en terapia comienza con una primera sesión de entrevista incial y exploratoria para determinar el problema. Una vez planteado los primeros objetivos para evaluar iniciamos una serie de test y cuestionarios para esclarecer cual es el diagnóstico de la persona que nos ocupa y dar los primeros pasos en el tratamiento más pertinente para una terapia eficaz.

La evaluación nos ayuda a sentar las bases y dar una nueva perpectiva del problema, crear un plan de acción sólido y una sensación de esperanza y confianza en la terapia.