Los lazos afectivos pueden surgir antes o después, pero desde luego es algo que padres y madres e hijos acaban sintiendo entre sí con el tiempo. Existen momentos, sensaciones y acciones que refuerzan este vínculo, pero desde luego lo más importante es el propio contacto.
Incluso si se piensa que el bebé no muestra signos ante la presencia de sus padres, es muy importante ese primer contacto entre padres y recién nacidos, ofrece un estímulo muy importante que debe existir. Aunque muchos padres y madres, e incluso amigos, tienen miedo a tocar a los bebés por su fragilidad esto ofrece un vínculo con el bebé que no se puede conseguir de otra forma.
Los bebés pueden sentir afecto con el contacto, el contacto piel a piel, las palabras, los masajes y todo aquello que les muestra el afecto de los padres.
Antes de tocar al recién nacido, hay que lavarse las manos muy bien ya que el bebé aún no ha desarrollado un sistema inmunitario resistente. Además, hay que tener cuidado a la hora de sostener el cuello y cabeza del bebé, además de no zarandear nunca al bebé. Los más pequeños todavía no están preparados para un contacto brusco para ellos, aunque no tanto para las otras personas, así que hay que tener un contacto físico con suma delicadeza.
Hay que tener en cuenta que el vínculo entre los padres e hijos va a ser clave para su desarrollo emocional y para su autoestima, así que se le debe cuidar y mimar sin miedo.
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